Revista Cultura y Ocio

William Faulkner: "Mientras agonizo"

Publicado el 08 abril 2016 por Juancarlos53

William Faulkner siempre me ha atraído: Me atrajo, me atrae y, a buen seguro, lo seguirá haciendo. La atracción viene desde que estudiando literatura en la Facultad los cambios producidos en la novela española durante la década de los sesenta del pasado siglo o la eclosión del boom sudamericano los despachaban los docentes de manera un tanto criptica con frases tipo "incorporación de técnicas faulknerianas", "influjo de la obra joyceana" (Ulises, Finnegans Wake, El artista adolescente...) y otras de este jaez que, sin entenderlas por no haber leído entonces libro alguno de esos autores, los estudiantes reproducíamos en los ejercicios cual papagayos para, así, ír salvando. De esta manera Faulkner con su elegante porte de norteamericano meridional llegó hasta mí más como figura mítica que otra cosa.

William Faulkner:


Pasados algunos años, decidí leer algo suyo. Lo primero fue " Sartoris", una saga familiar que va desde el abuelo confederado hasta el final de la 1ª guerra mundial; luego llegaría " The hamlet" ("El villorrio"), un relato de corte picaresco que presenta a la familia Snopes, representantes del norte vencedor en la guerra civil; más tarde " El ruido y la furia" que narra la decadencia y destrucción final de los Compson, un viejo linaje del tradicionalista sur de Estados Unidos; hasta llegar a este " Mientras agonizo" que me causó un fortísimo impacto desde que lo lei por vez primera hará cosa de cuatro años. Hoy, recién vuelto a leer, la calidad de la obra ha vuelto a brillar en mi cabeza y su lectura ha sido para mí más placentera y más enriquecedora que la primera vez.

Es la quinta novela de William Faulkner. Publicada en 1930, inmediatamente después de "El ruido y la furia" e inmediatamente antes de "Santuario". "Mientras agonizo" es una soberbia y durísima presentación de la realidad humana cuando ésta se desarrolla a unos niveles de gran primitivismo.

El título
También, como en "El ruido y la furia", cuyo título alude a un soliloquio del acto 5, escena 5 del Macbeth de Shakespeare: La vida no es más que una sombra andante / [...] Es un cuento / Relatado por un idiota, lleno de ruido y furia, / Sin significado alguno., el de Agamenón de la Odisea (Canto XI) en la que dice: "Mientras agonizo" está extraído de una cita clásica un tanto más rebuscada y que pierde completamente su sentido en las traducciones, ya que proviene de una frase de Yo elevaba mis manos y las batía sobre el suelo, muriendo con la espada clavada (...).traducida en inglés erróneamente como ' As I lay dying'.

En ambas novelas el origen literario del título habrá de ser tenido en cuenta para alcanzar la plena significación del relato que en la primera alude a uno de los narradores ( Benjy, el hijo autista y retrasado mental de los Compson), mientras que en la segunda tiene relación con la pareja mítica Agamenón - Clitemnestra aunque aquí en la escena final, auténtico 'tour de force' del que el mismo Faulkner había hablado, se produce un intercambio en los papeles. No quiero destripar la novela, sólo diré que los versos de la Odisea: "se apartó de mí y no esperó siquiera, aunque ya bajaba a Hades, a cerrarme los ojos ni juntar mis labios con sus manos", deben ser tenidos en cuenta para desentrañar el sentido que subyace en la escena final del relato.

Breve sinopsis
En un poblado rural agrícola en el Condado de Yoknawpatapha, la familia Bundren se prepara para la muerte de su matriarca, Addie Bundren. Ex-maestra de escuela y madre de cinco hijos ( Cash, Darl, Dewey Dell, Vardaman, y su hijo preferido, Jewel), Addie se enferma y pide que se la entierre con su familia en la ciudad de Jefferson. Todos ellos junto a su padre Anse se aprestan a hacer el traslado del cadáver a pesar de las muy desfavorables condiciones meteorológicas. Cada uno de ellos, incluso la fallecida, esconde una motivación.

William Faulkner:

En el plano del contenido la novela es destacable al presentar a unos seres adustos, duros, casi sin sentimientos o sin capacidad para mostrarlos incluso en momentos tan trágicos como el de la desaparición de la madre o de la esposa. Unos seres con una dignidad enorme, brutal; vista desde nuestro hoy diríamos que patética, pues estamos ante unos individuos míseros que sufren en su lucha diaria con la tierra a la que con excesivo sufrimiento logran arrancar lo justo, o poco más de lo suficiente para sobrevivir. Constantemente los Bundren declinan los ofrecimientos de ayuda, más o menos sinceros, de sus vecinos; y los rechazan repitiendo una frase que es casi una especie de mantra a lo largo de todo el relato: " Creo que nos apañaremos con lo nuestro", una frase que revela un orgulloso sentido de la independencia y del individualismo. En definitiva, una miseria escondida en un orgullo sin sentido, pero que al mismo tiempo destila una cierta nobleza trágica.

El contenido lo distribuye el autor en 59 secciones de monólogo interior y flujo de conciencia cobijada cada una de ellas bajo el nombre de quien es su narrador. En total estamos ante 15 narradores que cuentan los sucesos acaecidos antes, durante y después del traslado hasta Jefferson de Addie Bundren. Es un relato coral, polifónico, por el conjunto de voces que aparecen en él, cada una mostrando su punto de vista. A través de este multiperspectivismo comprendemos las relaciones, los secretos, los enfrentamientos e hipocresías que esconden estas personas que aunque vivan juntos o en próxima vecindad cada uno arrastra una infinita soledad.

La trama la organiza William Faulkner rompiendo la linealidad temporal mediante avances y/o retrocesos (flash forward y flash back) e incluso mediante la mostración de acciones coincidentes a fin de que el contexto, el universo faulkneriano, quede totalmente explícito. Gracias a esta ruptura temporal, pese a desarrollarse la anécdota argumental en poco más de 11 ó 12 días, sabemos de la gestación de esta familia Bundren desde el breve cortejo de Anse a Addie hasta los sucesos centrales acaecidos durante el traslado a Jefferson de los restos mortales de la esposa pasando por momentos de alejamiento espiritual entre ambos cónyuges. Gracias al pluriperspectivismo entendemos de manera completa cómo sucedió todo lo relatado y cómo fue visto e interpretado por los distintos partícipes, de manera central o parcial, en los acontecimientos.

Dijo el autor en más de una ocasión al ser preguntado por esta novela tan henchida de técnicas que la escribió en poco más de seis semanas pues la tenía muy pensada desde hacía mucho tiempo:

"Algunas veces la técnica arremete y se apodera del sueño antes de que el propio escritor pueda aprehenderlo. Eso es tour de force y la obra terminada es simplemente cuestión de juntar bien los ladrillos, puesto que el escritor probablemente conoce cada una de las palabras que va a usar hasta el fin de la obra antes de escribir la primera. Eso sucedió con Mientras agonizo. No fue fácil. Ningún trabajo honrado lo es. Fue sencillo en cuanto que todo el material estaba ya a la mano. La composición de la obra me llevó sólo unas seis semanas en el tiempo libre que me dejaba un empleo de doce horas al día haciendo trabajo manual. Sencillamente me imaginé un grupo de personas y las sometí a las catástrofes naturales universales, que son la inundación y el fuego, con una motivación natural simple que le diera dirección a su desarrollo. Pero cuando la técnica no interviene, escribir es también más fácil en otro sentido. "

En realidad "Mientras agonizo" lo que hace es completar caminos ensayados o iniciados por Faulkner en su novela anterior, "El ruido y la furia". Concretamente me refiero a la focalización múltiple (pluriperspectivismo) que mientras que en "El ruido..." se reducía a tres puntos de vista aquí suben a 15, si bien no todos intervienen en grado idéntico pues mientras algunos sólo acogen una sección, otros, como Darl, aparecen narrando hasta dieciocho secciones. ¿Quiere esto decir que este personaje y este narrador es más relevante que el resto? Me atrevo a decir que sí. Pienso que Darl, el segundo hijo de Anse y Addie, es la voz narradora esencial en la novela, llegando en algún momento a confundirse con la voz del propio autor. Darl parece el más cuerdo al principio ("-Escucha Jewell: ¿sabes que ella se está muriendo? Tiene que haber dos personas para hacerte, pero para morir con una sola basta", en pág. 90), el más objetivo pues aunque narre en primera persona según avanza el relato lanza opiniones lógicas como el abandono del traslado debido a las adversas circunstancias naturales; sin embargo, poco a poco, este personaje va entrando en una espiral que le lleva a ser tenido por loco; el clímax en este aspecto sucede en la antepenúltima secuencia que, aunque se guarece bajo su nombre, se utiliza en ella un narrador externo en 3ª persona. ¿Por qué? Sólo se me ocurre una explicación: La locura nos deja fuera de nuestra condición humana. Por eso Darl en este momento es contado desde fuera de él, pues él ya no lo es más. Es ahora cuando caemos en la cuenta del profundo sentido de sus "filosofías" que aparecen en secuencias anteriores, por ejemplo en esta conversación de Vardaman con él:

"Darl es hermano mío
.- Y entonces, ¿qué es tu madre, Darl? -le dije
.- Yo nunca tuve madre ninguna -dijo Darl-. Pues si la he tenido, 'fue'. Y si 'fue',, es que ya no puede ser 'es'. ¿O es que puede?
" (pág 114)

William Faulkner:

"Crecí; cumplí más años. Y entonces esperaba a que todos se fueran a dormir, y así podía echarme, con los faldones de la camisa levantados, a oírles dormir, a sentirme sin tocarme, a sentir el fresco silencio cernirse sobre mis partes y a preguntarme si Cash, allá, en la noche, haría lo mismo, si lo habría estado haciéndo durante los dos años últimos, antes que yo pudiera haberlo deseado o hubiera podido hacerlo" (pág. 80)
"El empapado vestido de Dewey Dell, que sigue en cuclillas, modela a los ojos turbios de tres hombres cegados esas redondeces mamarias que constituyen los horizontes y los valles de estas tierras" (pág. 140)
"Y cuando me pongo a pensar en ello, llego a la creencia de que sí un hombre no tiene más salvación que el matrimonio, es que ese hombre está casi perdido. Y con todo, admito que Cora está en lo cierto cuando dice que si Dios ha creado a la mujer ha sido porque el hombre nunca sabe lo que le conviene ni aunque lo tenga ante las mismísimas narices." (pág. 103)

Sin embargo Peabody, el médico, hombre culto y conocedor de la realidad del lugar, cuando su ayuda es rechazada por Addie piensa de esta manera:

"ya tengo visto esto mismo en otras mujeres. Las he visto echar de su habitación a quienes iba a llevarlas piedad y compasión, ayudarlas de verdad, aferrándose, en cambio, a un insignificante animal, para el que no fueron nunca más qué bestias de carga" (pág. 93)

Sin embargo en Faulkner no es todo tan claro como parece deducirse de las palabras de Peabody. También las mujeres son dignas compañeras de estos hombres adustos, austeros, casi sin sentimientos. Al menos eso veo yo en estos pensamientos de Addie Bundren, mujer fría y casi más dura que su propio marido:

"Lo que él no sabía es que por entonces estaba para mí como muerto. A veces estaba acostada a su lado en medio de la oscuridad, oyendo a la tierra que ahora formaba parte de mi sangre y de mi carne, y me decía: "Anse." ¿Por qué Anse? ¿Por qué eres tú Anse? .Y pensaba en su nombre de tal modo, que al poco rato se me antojaba como si la palabra adquiriese forma, como si fuera una vasija, en la que él se iba vertiendo poco a poco, cual una melaza fría que fluyese del oscuro hasta que, colmado el recipiente, todo quedaba otra vez quieto: una forma llena de expresión, pero tan horra de vida como el vano de una puerta sin hojas." (pág. 144)

En cuanto a , la atracción que representa para los seres humanos y cómo conforma la vida y sentimientos de éstos, ella es elemento esencial en Faulkner:

"He aquí el inconveniente de esta tierra: todas las cosas, el clima, absolutamente todo, persisten demasiado. Nuestro campo es lo mismo que nuestros ríos: opaco, lento, violento; modela y crea la vida del hombre a su imagen y semejanza: implacable taciturno." (pág. 93)

Esta tierra castiga a quien la trabaja y premia a quienes huyen de ella. Así cabe entender el choque campo-ciudad que existe en el relato y que surca los pensamientos de Anse presentado en forma de monólogo interior:

" Estas tierras resultan duras para cualquiera; resultan duras. Ocho millas del sudor de uno, limpiadas de la tierra de Dios, de donde el mismísimo Dios le había ordenado que sudase. En ninguna parte de este mundo pecador puede un hombre honrado y trabajador sacar nada de provecho. Los que se benefician son esos que tienen las tiendas en las ciudades, que no sudan, que viven a costa de los que sudan. No los que trabajan de firme, no en labrador." (pág. 116)

El envoltorio
Todo este 'universo narrativo Faulkner' lo presenta magníficamente envuelto en un lenguaje pleno de simbolismos, metáforas, vocabulario literario, innovaciones tipográficas, mezcla de fragmentos en estilos diversos: directo, indirecto, indirecto libre, y sobre todo en unas técnicas narrativas: focalización múltiple, contrapunto, disolución o cuasi desaparición del narrador mediante el monólogo interior y el flujo de conciencia (los personajes viven dentro de sí mismos y llegamos a conocerlos a través de sus silencios que se hacen patentes mediante estas técnicas), multiperspectivismo..., etc. que sorprendieron a propios y extraños.

William Faulkner:

Hasta tal punto William Faulkner es pura literatura que a pesar de que muchas de sus novelas hayan sido llevadas a la gran pantalla -(la última ha sido "El ruido y la furia" adaptada a la gran pantalla en 2014 por James Franco y que ya en 1959 con Martin Ritt conoció una primera versión)- y de que él mismo trabajase en Hollywood como guionista, su Obra no se reconoce, en general, como bien adaptada. En el fondo porque es imposible -o muy difícil- transmitir con imágenes concretas la belleza referencial escondida en vocablos inmateriales henchidos de simbolismo y cargados de valores metafóricos a veces muy connotativos. Por eso la versión que el cineasta James Franco hizo de " Mientras agonizo" en 2013 con el título de "As I Lay Dying (El último deseo)" pasó sin pena ni gloria por yo no sé qué salas cinematográficas.


una novela genial, total, de las que se califican con un 10 sobre 10 y que junto a las demás suyas:


justifican el merecidísimo Premio Nobel de Literatura con el que en 1949 William Faulkner fue reconocido y distinguido.


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