Título original: Barry Lyndon
Idioma original: Inglés
Año: 1844
Editorial: Valdemar (2000)
Traducción: José M. Pomares
Género: Novela
Valoración: Está bien
A quién se le ocurre, de verdad. Yo, persona cuyas películas favoritas (algunas) son Halloween, Scream y The Cabin in the Woods y que no salgo del género del terror en cine así me maten, firmo (no firmo, pero me captáis) para ver Barry Lyndon. En su momento parecía buena idea. Pero cuando comencé a ver la película tras una lectura muy entretenida y distendida, pensé: “bueno, el terror lo estás sintiendo. Algo es algo”. He de reconocer que la experiencia no fue tan espeluznante una vez introducida en el mundo de Kubrick, pero caramba. Escalofríos.
Memorias y aventuras de Barry Lyndon es una novela picaresca británica. La película que lo adapta, de 1975, no es una “película picaresca” (si eso existe). Hay un cambio muy significativo a nivel narrativo que hace que la diferencia sea cuantiosa, perdiendo la película algún elemento que distingue al libro de forma más interesante. Así y todo, el arco argumental es el mismo, aunque se suprimen personajes, anécdotas y encuentros fortuitos, y se incide en momentos climáticos diferentes. Brevemente y antes de destripar ambas cosas (sin spoilers esenciales, pero tampoco importarían mucho), os comento que la lectura de la novela me resultó sorprendentemente agradable, muy sencilla de leer y muy divertida. Tiene su buena ración de partes monótonas y densas (divagar acerca del miembro tal y cual de la nobleza es lo que tiene) pero no son desagradables. Está, como lectura, bien.
“Desde los días de Adán, apenas si se ha causado en este mundo algún daño que no tenga su raíz en una mujer”
Toma ya. Así se abre la novela, con la voz narrativa de Barry. Está contado en primera persona, con un tono agudísimo, mordaz y, la verdad sea dicha, muy divertido. Nos cuenta la historia de su vida y ya se pone inmediatamente después al lío: que si tiene un rollo con la prima (!), que si se bate en duelo con otro pretendiente y tiene que huir a Dublín, que si se alista en el ejército… lo que se conoce como una Bildungsroman; una novela de crecimiento. En la película esta voz narrativa se pierde y pasamos a conocer tan solo las acciones del protagonista y no los pensamientos. Esto tiene dos consecuencias: por un lado, tiene menos chispa, pero por otro, Barry es lo peor que le ha pasado nunca a Irlanda. Es desagradable, misógino, mentiroso, calculador. Es repulsivo. Poder ver esto en la película en lugar de leerlo es un punto a favor de Kubrick, que pese a no contar con el monólogo interno, es perfectamente capaz de mostrar el alma del muchacho.
Os he comentado ya que el arco argumental es el mismo. En ese sentido, la película no inventa nada, aunque suprime cosas y cambia focalizaciones. Para la lectura que yo realicé de Barry Lyndon podía ver dos escenas muy importantes, más focalizadas y que construían al personaje: la relación con su prima Nora (que será la que conlleve más tarde el duelo, la huida y todo lo que hará en su vida) y la estancia en cierta corte europea. Es en toda la trama de esta corte donde se puede comenzar a visualizar de verdad lo manipulador y cruel que es el personaje, cuando nos cuenta (encantado de haberse conocido) sus triquiñuelas y ardides para subir en la escala social. Esta parte de la trama ni siquiera aparece en la película, cuya primera mitad es tan solo una explicación para la segunda: el matrimonio de Barry con Lady Lyndon. Lady Lyndon, quien quizás tenga diez diálogos en toda la película, es el personaje que mejor ayuda a construir toda la trama: nos hace comprender la relación de Barry con el mundo, con las mujeres, su manera de vivir. Esta segunda mitad funciona a las mil maravillas, es una parte muy dramática que gana muchísimo en su puesta en escena. Porque otra cosa no, pero la película es preciosa a nivel estético (abro Filmaffinity y veo que ganó cuatro Oscars: fotografía, dirección artística, BSO y vestuario. Normal). Es una auténtica pasada estar contemplando y ver lo bien estructurada que está cada escena, la luz que irradia y la fuerza que da. Y para muestra, un botón.
El libro es más divertido. El Barry del libro se justifica continuamente, no a propósito pero sí con las bromas, con el tono narrativo. La historia del libro es estructuralmente la de una novela picaresca, con la escalada de estatus, los distintos dueños (que aquí no son dueños sino lugares en los que está) y la narración desde el principio de los tiempos (en lugar de cuando comienza la acción). En cambio, la película es seria, trágica, con un personaje que desde el momento en que es repulsivo para el público no genera ningún tipo de simpatía; están centradas en aspectos diferentes de una misma trama y esto cambia completamente la visión que tenemos de la historia.
¿Cuál funciona mejor? Considero que ambas funcionan bien en el espíritu que cada una tiene, pero, a la vez, que la película presenta aspectos más interesantes. Recomiendo ambas, lectura y visionado, en sentidos distintos. La novela no aporta mucho más que entretenimiento pero eso lo hace a la perfección, mientras que la película es preciosa a nivel estético y completa muy bien la lectura. Adelante con ellas. Yo pretendo volver a leer al autor (¡La feria de las vanidades!), desde luego, y ya tengo preparado un visionado del resto de películas de Kubrick.
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