Revista Cultura y Ocio

Willie Nile, maestro de ceremonias

Publicado el 15 mayo 2013 por Ruta42 @ruta42

Igual que el Ayuntamiento de Valladolid apostó por una programación cultural de corte clásico para celebrar la festividad del patrón de la capital castellano y leonesa, San Pedro Regalado, la sala Porta Caeli tiró de raíces en su oferta musical. Importó que fuera lunes -en un público que no superó la centena- pero, también, la cercanía que disponía un recinto reducido para disfrutar de una noche de rock americano junto a un icono como Willie Nile. Con un último trabajo aún sin publicar, American Ride, y del que se vendieron numerosas copias al finalizar el concierto, y el anterior -The Innocent Ones- nominado a los premios independientes norteamericanos, firmó una actuación natural y rotunda.

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Fotografía: Jesús Díez

Bien pasadas las diez de la noche y con la intención de hacerse entender con su público en un entregado chapurreo español, rompían filas a golpes de carretera con ‘This is our time’. La cadencia sólida de unas líneas instrumentales constantes, que impregnaron de ritmo este inicio del viaje, nos trasladaron hasta la calle donde este poeta vivió en Nueva York, ‘Life on Bleecker Street’. Aprovechando los silencios permitidos en su guitarra, relevada con asiduidad hacia la espalda, Willie Nile amarraba con fuerza el micrófono para impregnar de potencia y expresividad las estrofas de (bien) labrados gestos.

Gritos de ánimo, brazos en alto, respiros vocales entre rigurosos espacios solistas a cargo del ovetense Jorge Otero, más conocido por sus pericias espaciales junto a Stormy Mondays. Patrones de contagioso rock de estadio, grandilocuente y agradecido, que se repetía en composiciones de alto grado como ‘The Midnight Rose’. Y la crudeza, contagiada aún más por la expresividad de un rostro con marcas de experiencia, que deja huella sobre unas letras críticas y actuales cuando se entonan ante la intimidad de las teclas de un piano. ‘The crossing’ y ‘Love is a train’, así sonaron. Esta última acompañada por el conjunto solo en sus compases finales. Tramo, un tanto esperanzador y otro, sofisticado.

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Fotografía: Jesús Díez

Todo parecía evitar errores, y así sería. Johnny Pisano, al bajo, y Alex Alexander, a la batería, celebrarían junto a Carlos Quintana, al mando de los controles de sonido, la calidad del mismo. Los ecos más folk no tardarían llegar. Willie Nile adoptaba, así, el medio tiempo, en un formato mucho más acústico. ‘She’s got my heart’ precedía entonces a la responsable de dar nombre a su último trabajo, ‘American Ride’, donde se acercaría también a unos aires más country.

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Fotografía: Jesús Díez

Cercano, amable, empático y atento. Pero, también, con ciertas licencias, como la de exigir silencio, de las que no dudó en echar mano. A riesgo, a veces, de quedarse afónico entre tanta entrega vocal. Enfilaba la banda estos últimos trayectos de su paso por España con cortes esenciales de su discografía, como ‘House of a thousand guitars’ o ‘On the road to Calvary’. Últimos coletazos, con espacios para las influencias más punk y fuentes de garaje, para una noche tan breve como entregada que se saldó con hora y media de jugoso asalto muestral.

Willie Nile, maestro de ceremonias

Javier Luna Roldán

Estudiante de Periodismo en la Universidad de Valladolid. Amante de la música. De vez en cuando, me dejan caer por aquí.

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