Autor/a: Tom Sharpe
Título original: Wilt
Traductor/a: J. M. Álvarez Flórez
Edición: 2ª ed.
Editorial: Anagrama
Año de edición: 1994
Número de páginas: 252
ISBN: 84-339-2083-9
El mes pasado leí Vicios ancestrales, primera toma de contacto con la obra de Tom Sharpe, y me gustó bastante su estilo mordaz e irónico así que cuando vi este libro en las estanterías de la biblioteca me llamó la atención aunque en un principio pensé que se trataría de una novela erótica, por su portada, pero al leer la sinopsis me di cuenta de que seguía el estilo de su otra obra.
Nada más abrir el libro nos encontramos con Henry Wilt, profesor de Humanidades en una escuela de Artes y Oficios que ve denegado su ascenso año tras año quedando condenado a dar Literatura a unos alumnos que encarnan la peor pesadilla de cualquier profesor. Lleva casado doce años con Eva, una mujer maniática del orden y la limpieza, que exhala energía por todos sus poros y ansía una casa más grande, vivir en un barrio mejor y un Henry con más arrojo en todos los sentidos de la palabra.
No es de extrañar que las ilusiones de Henry se hayan diluido junto al Harpic que su mujer se empeña en rociar en el retrete y que, cada vez que saca al perro a pasear, fantasee con asesinarla. Especialmente cuando conoce a los Pringsheim, un matrimonio americano de lo más particular, que será el detonante de la desaparición de Eva y de una investigación policial en la que una muñeca hinchable vestida con las ropas de la Sra. Wilt jugará un papel fundamental.
Quien se anime con esta novela se encontrará con una historia disparatada que se va enredando conforme avanzan las páginas en las que Sharpe no deja títere con cabeza y que le sirve para hacer una clarísima crítica del sistema educativo británico –no en vano él fue profesor de Literatura e Historia en un centro similar al de su personaje- así como de la sociedad británica de los años setenta tan clasista, reprimida, snob y pendiente del qué dirán.
Con un leguaje irónico y mordaz, Wilt es una lectura amena que rebosa sentido del humor con unos diálogos sorprendentes y giros inesperados cuando piensas que ya no puede pasarle nada peor a su protagonista, así como un final que a mí personalmente me ha dejado fuera de juego porque no me lo esperaba en absoluto y que, como he podido comprobar, deja la puerta abierta a una nueva historia de unos personajes que no se olvidan tan fácilmente.
Hacer reír me parece dificilísimo, más si el medio utilizado para ello es la escritura, pero Sharpe lo hace con una facilidad pasmosa y, desde luego, esta no será mi última toma de contacto con su obra; menos sabiendo que hay más historias de Henry Wilt y su esposa Eva. Ya tengo ganas de saber en qué líos se meterán estos dos personajes.
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Imagen: http://brainstomping.files.wordpress.com/2011/04/tom-sharpe_wilt_paul-sample.jpg