Revista Cultura y Ocio

Windows cero y funcionarios

Publicado el 05 octubre 2015 por Icastico

Desde que instalé la versión windows 10 (me tenían aburrido con las “provocaciones”, e inquieto por la gratuidad) estoy convencido de que le sobra el 1 al numerito. Porque es un numerito. Uno se actualiza para estar a la última y lo han conseguido, es la última vez que lo hago, me planto, aquí me voy a quedar, voy a estar en la última, literalmente, este sistema operativo no me vuelve a pillar. Me tienen hasta el escroto, pasando por todas las gónadas. Y convencido de que lo barato es caro. Cada dos por tres (si, ya llevo unas seis veces en poco más de un més) tengo que cerrar “a macheta”, a pelo, el portátil porque el menú no responde.

No apague el equipo… preparando Windows… trabajando en las actualizaciones… reinicio. No apague el equipo… preparando Windows… trabajando en las actualizaciones… reinicio. No apague el equipo… preparando Windows… trabajando en las actualizaciones… reinicio… completando… 17%… 48%… 81%… hasta los huevos %. Sí, lo pongo tres veces para que veáis lo que jode. A todo esto un circulito de puntitos girando y haciendo chiribitas, supongo que para hipnotizarte a modo sedación y evitar que presentes una reclamación o protestes como hago ahora; lo primero te llevaría una vida. Ventaja: puedes aprovechar para hacer el cocido o una mudanza de piso (si tienes una vida básica), porque el asunto va para largo. Y lo peor, se hacen los chistosos del rollito emocional, te ponen un cuadro de diálogo tipo “esto es muy embarazoso para nosotros… error crítico… el menu “cortana” no responde, inténtelo de nuevo, cierre la sesión”. Menú, menú… menuda mierda. Para ellos será embarazoso, pero el hijo de madera te lo comes tú, con unas arrobitas de guarnición. Harto.

Y no sé qué hacer, si cabrearme con mi ignorancia informática, contar hasta cien, hasta mil, hasta la virgen o agarrar el mazo directamente y actualizar “my way” el hardware, el software y el billgatesware, que me iba a dar un gustazo superware tuperware. El caso es que si valiera para algo, pero no, el equipo se ralentiza, se congela (se pone blanco), se cuelga, no responde, cada vez con más frecuencia. Navegar es un suplicio, escribir un coñazo, ver un video un ejercicio de paciencia, etc. Pero Bill, coño (también va por vosotros HP, equipo que utilizo y hace exactamente lo mismo). ¿Qué ……. hay que actualizar cada 2 días? De verdad, que me lo explique alguien. De lo que estoy convencido es que, sea lo que sea, es bueno para ellos y no para mí, o, como mínimo, mejor para ellos (más información, más datos… más desnudo digital). Imaginad que esto mismo os lo hiciera vuestro coche nuevo, o lo que sea nuevo dejándote tirado en la calle porque tiene que actualizar o encerrado en un ascensor por el mismo motivo. Ah, pero que no te haga lo más mínimo la Administración, ¡un funcionario!, ese paga por Windows, por el móvil averiado, por todos los chuleos que te tragas, con todo el peso de tu sinrazón.

Los funcionarios son el punto limpio del excedente de impotencia, cápsulas de desahogo que valen para cualquier cabreo de mucho inútil y envidioso. A una privada, por el contrario, le aguantamos (y tragamos) todo, ante ellas mostramos mucha más indulgencia, más lentitud y como necesitamos un enemigo en el que descargar nuestras iras y frustraciones a toda leche – para decir “yo pago” – vamos contra lo público, lo de todos, lo tuyo, cainita mío, y ante ellos exigimos a voz en grito y con una intransigencia feroz todos los puntos y comas que la privada nos hace tragar con tanto cariño, tango marketing y tanto “el cliente es el rey pero yo me salto la ley”, “que te den, tontolculo”. Búscate un funcionario y relájate.


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