Revista Cine
Paul Thomas Anderson es uno de los mejores directores y guionistas del panorama actual. Tras su debut en 1996, con Hard Eight, logró consagrarse, sólo un año después, con Boogie Nights. El enorme éxito crítico le permitió embarcarse en un proyecto aún más personal para el que no le faltaría financiación. Tras analizar varias historias que tenía en mente, se decantó por crear lo que él mismo definió como "the all-time great of San Fernando Valley movie". Decidió explicarnos un relato contundente acerca de un grupo de residentes en el valle, ante situaciones personales muy diferenciadas, mientras buscan sentido a sus vidas tratando de encontrar la felicidad o recibir el perdón por sus actos.
Creo firmemente que Magnolia es el mejor film de Anderson y él mismo suele reconocerlo en sus entrevistas. Es difícil crear una película coral que esté tan equilibrada, sea tan arriesgada y potente, y al mismo tiempo tenga un tono que, en ocasiones, roza lo poético. Todas las piezas parecieron encajarle a la perfección y, desde su hipnótico prólogo en el que nos habla de varias leyendas urbanas que explican lo importante que puede llegar a ser el azar en nuestras vidas, somos espectadores de una crónica urbana sentimental y muy personal. Un auténtico ejercicio de introspección y análisis de personalidades, pero salpicado también por auténticas set pieces interpretativas que crean un espectáculo de primer orden.
Si hablamos de personajes, en Magnolia tenemos algunos absolutamente maravillosos. Es una pauta canónica del cine de Paul Thomas Anderson. Siempre desarrolla muy bien a sus protagonistas en los guiones que escribe pero quizá en Magnolia es donde mejor puede encajar el extenso mosaico de vidas que nos presenta. De su creación surge el narcisista Frank TJ Mackey, un gurú de la autoayuda masculina que triunfa en la televisión mientras trata de exorcizar sus propios demonios internos bajo el manto que le ofrece el personaje que él mismo ha construido. Su imagen pública es un señuelo, como pronto descubriremos. Y también tendremos la oportunidad de conocer que, tras su ideología machista, se esconde un alma destrozada. Tom Cruise realizó una de las mejores interpretaciones de su carrera en el papel de Mackey y se sale en todas y cada una de sus escenas. Recomiendo fervientemente el visionado de esta película a todos aquellos que no la conozcan. Verán a Cruise en una tesitura que no ha tenido muchas oportunidades de explorar y para la que está perfectamente preparado.
Cuando Anderson escribía el guión de Magnolia escuchaba, de forma regular, varias canciones de Aimee Mann. Se habían conocido un año antes y ambos estaban de acuerdo en que solían escribir sobre el mismo tipo de personajes. El tono de las composiciones y guiones era muy cercano. El director le envió el guión a la cantante y Mann compuso dos canciones específicas para el film ("You Do" y "Save Me"). El resto del film también incluye otras piezas de la autora pero me quedo con una que consigue una gran implicación con el material fílmico.
Se trata del tema "Wise Up", inicialmente compuesto para la película Jerry Maguire (1996), pero que demuestra ser mucho más válido en esta cinta. El realizador construye una maravillosa secuencia en la que vemos a todos los personajes principales del film cantando fragmentos de la canción. Todos quedan unidos por el estado emocional que la canción transmite mientras parecen reflexionar sobre como seguir con sus vidas cuando los problemas les sacuden de muy diferentes formas. Algunos tienen camino por delante, otros ya no. Los hay que conviven con situaciones muy duras y otros comprueban que la vida acomodada no ha calmado sus ansias. La complejidad de la sociedad contemporánea está encontrando en Paul Anderson a su mejor narrador.
Os dejo, pues, con esta secuencia que sigue conservando un magnetismo natural que es sólo el reflejo puntual de una gran película. Por orden de aparición: Philip Seymour Hoffman, Melora Walters, John C. Reilly, Philip Baker Hall, William H. Macy, Jason Robards, Julianne Moore, Tom Cruise, y Jeremy Blackman. Es interesante observar como las interrelaciones entre personajes y las conexiones entre ellos quedan patentes en el orden en el que van apareciendo. Un magnífico diseño de secuencia. Mucho mejor que Robert Altman y sus tan alabadas películas mosaico.