Me encuentro, haciendo limpieza, con este texto, Contra los poetas, de Witold Gombrowicz. Lo cierto es que de cuando en cuando viene bien que alguien nos de un poco de caña. Lo abrí y me encontré con unas cuantas frases subrayadas. Reproduzco algunas:
Lo que difícilmente aguante mi naturaleza es el extracto farmacéutico y depurado de la poesía que se llama "poesía pura" y, sobre todo cuando aparece versificada. Me cansa el canto monótono de esos versos, siempre elevado, me adormecen el ritmo y la rima, me extraña dentro del vocabulario poético cierta "pobreza dentro de la nobleza" (rosas, amor, noche, lirios), y a veces sospecho que todo ese modo de expresión y todo el grupo social que aél se dedica padecen de algún defecto básico.
No hay cosa más instructiva que la experiencia.
Es el exceso lo que cansa en la poesía; exceso de la poesía, exceso de palabras poéticas, exceso de metáforas, exceso de nobleza, excepto de depuración y de condensación que asemejan los versos a un producto químico.
Cuando un hombre se expresa en forma natural, es decir en prosa su habla abarca una gama infinita de elementos que reflejan su naturaleza entera; pero he aquí que vienen los poetas y proceden a eliminar gradualmente del habla humana todo elemento poético; en vez de hablar empiezan a cantar.
Todavía no han comprendido los poetas que de la poesía no se puede hablar en tono poético y por eso sus revistas están llenas de poetizaciones sobre la poesía muy a menudo horripilantes por su estéril malabarismo verbal. A estos pecados mortales contra el estilo los lleva el temor que sienten ante la realidad y la necesidad de encontrar a toda costa una afirmación de su quebrantado prestigio.
Que me disculpen los poetas. Yo no los ataco para molestarlos y gustoso tributaré homenaje a los altos valores personales de muchos de ellos; sin embargo ya se ha colmado el cáliz de sus pecados. Hay que abrir las ventanas de esta hermética casa y sacar a sus habitantes al aire fresco, hay que sacudir la pesada, majestuosa y rígida forma que los abruma.
Witold Gombrowicz. Contra los poetas. Mate Ediciones, 2005. Prólogo de Sergio Raimondi.