En la isla volcánica de Vokeo al norte de Papua Nueva Guinea viven los wogeo. Esta es conocida gracias al antropólogo Ian Hogbin como la isla de los hombres menstruadores. Esta denominación no es fortuita, ya que los hombres wogeos son conocidos por provocarse una "menstruación", que consideran beneficiosa.
¿Cómo lo hacen?
El hombre captura una langosta o un cangrejo y le quita una de las pinzas, que mantiene envuelta en jengibre hasta que haga falta. También recoge hojas analgésicas de una planta con una fruta de piel suave y morada. Ese día no come nada, va a una playa solitaria, se cubre la cabeza con una espata de palmera, se desnuda y se introduce en el agua hasta sus rodillas. Allí, provocándose una erección, retrae el prepucio y se corta el glande con la pinza. Entonces espera a que deje de sangrar y la sangre se disipe en el mar. Luego se envuelve el pene en hojas y se viste, permaneciendo varios días sin relaciones sexuales.
¿Por y para qué?
Hombres y mujeres consideran que sus vidas serían perfectas si permanecieran separados, pero, sin embargo, se necesitan mutuamente. Por eso se contaminan entre sí. No obstante, las mujeres pueden purificarse mediante la menstruación. Los ancianos escarifican durante la pubertad la lengua de los niños, que han permanecido más tiempo con sus madres, para purificarlos de las influencias absorbidas durante la juventud. Mientras tanto los hombres se provocan la menstruación artificial ( sara). Tanto los hombres como mujeres ( rekareka) en su periodo ( baras) deben evitar el contacto con los demás y estos con su sangre, aunque esta, en términos generales, no es rechazada (p.ej. en una herida).
La frecuencia de esta menstruación artificial no es mensual, pero se anima a que sea frecuente, aunque la mayoría prefiere dejarlo pasar hasta que están enfermos. Los beneficios se consideran observables inmediatamente, con pérdida del cansancio, endurecimiento de los músculos, aceleración de su marcha, aumento del brillo de sus ojos, de su pelo y su piel. También sienten que se vuelven desenfadados, fuertes y confiados. Existe la creencia de que garantiza su éxito en tareas difíciles.
Fuente
- Hogbin, I. (1996). The island of menstruating men: Religion in Wogeo, New Guinea. Waveland Press.
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