Revista Cine

Wonder

Publicado el 03 diciembre 2017 por Spiderman @cineylibertad

WonderNos parece difícil de encuadrar  en un solo género a este Wonder con posibilidades de Óscar, ya que unos la calificarían como un drama con tintes cómicos, mientras que otros la situarían en el  género de la comedia dramática.

El acierto de su director Stephen Chbosky, un buen conocedor del mundo de los adolescentes como demostró en su trabajo  Las ventajas de ser un marginado, es que esta película juega  a dos bandas con los citados géneros en la que ambos se superponen. A pesar de lo delicado del tema, está todo tratado con tal elegancia y con  la suficiente blancura como para que sea apropiado para un amplio espectro de público, franja infantil incluida.

August Pullman es un chico con malformaciones, que se enfrenta al reto de entrar en una escuela privada, tras unos años de múltiples visitas a hospitales.

Los jóvenes actores están realmente bien.  Julia Roberts se luce en cada plano y parece haber comprendido que ya ha llegado la hora de interpretar a personajes más maduros y el resultado es razonablemente bueno. El actor Owen Wilson, que recuerda al presentador Jesús  Calleja  que hace entrañables reportajes en Volando voy  por los pequeños pueblos de España, le da la réplica, haciendo de padre que complementa las debilidades de su entregada mujer con la salud de su hijo con gran sentido del humor.

Este director se desenvuelve como pez en el agua en producciones que hablen de historias que  demuestren que  hay que profundizar en el conocimiento de las personas porque, en muchas ocasiones, la belleza se encuentra en el interior, pues es el guionista de La bella y la bestia de 2017.

Los temas de esta adaptación de la novela de R. J. Palacio están planteados con delicadeza y en ningún momento buscan herir la sensibilidad del espectador como otras producciones que a todos nos vienen a la mente, sino que facilitan la reflexión mediante buenas frases, diálogos intensos o ingeniosos chistes. La película invita a pensar sobre la necesidad de aceptarnos a nosotros mismos tal y como somos, superando las dificultades sin rendirnos nunca, y que todos estamos en este mundo por un propósito especial. Sobre todo, el realizador recalca que el protagonista está llamado a despertar la bondad, la compasión y el respeto en los que le rodean.

Hay que prestar atención a las escasas, pero acertadas, intervenciones del director del colegio, interpretado por el actor Mandy Patinkin, puesto que homenajea la labor de esos maestros que se implican en la educación y en los problemas de sus chavales. Sus observaciones resultan claves para detectar por ejemplo casos leves de acoso antes de que se conviertan en un grave problema para lograr, lo más rápidamente posible, que la víctima pueda salir adelante y que los abusadores desistan  de sus acciones antes de que la sangre llegue al río y se conviertan en delincuentes (publicado en Pantalla 90).


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