“Itxaso, siempre hay tiempo para unos polvos y un gloss”. Fue el primer consejo estilístico que una directora me dio después de uno de mis primeros directos en la tele. Suficiente para ser consciente de que todo el mundo te mira con lupa. El verdadero reto de una reportera es vestirse adecuadamente cada día sin saber si hoy tocará incendio, inundación o pasarela Cibeles. Y eso te obliga a establecer tu propio decálogo (a pesar de tener ocho normas) para sobrevivir en un trabajo "no del todo normal". 1.- El uniforme básico: camiseta, vaqueros y americana. Si te va el riesgo, puedes llegar al abrigo de manga francesa. 2.- Un look masculino te salvará. Es calentito, te deja llevar pantalón y añadiendo un lazo de color, se convierte en un look mucho más cool. 3.- Sé previsora. Lleva siempre botas y ropa de abrigo en el maletero del coche. Por lo que pueda pasar. 4.- El pelo recogido sobrevive. Diez horas después de salir de casa, tus ondas moldeadas con tenacillas se convierten en una maraña de pelo. 5.- La diferencia la marcan los complementos. Un casio dorado o un lazo de color dan estilo a un look seguro y aburrido. 6.- Usa prendas camaleón. Esta camiseta blanca me permitió sobrevivir a decenas de videos y directos en un largo mes y medio de trabajo en Palma de Mallorca. 7.- Un vestido negro siempre, pero siempre, funciona. Solo hay que saber darle un toque de color. 8.- Adáptate a las circunstancias. Ni puedes ir en vaqueros a la ceremonia de los Goya ni en tacones al terremoto de Lorca (y he llegado a ver los dos extremos). En esto, mejor no arriesgues.
“Todas las personas tienen la disposición de trabajar creativamente. Lo que ocurre es que la mayoría jamás lo nota”
(Truman Capote)
Y si después de tomarte al pie de la letra este decálogo de ocho consejos, tu editor decide que cubrirás una inundación aunque vayas con vestidito de gasa y taconazos (caso real), tómatelo con humor. Siempre habrá un solidario equipo de cámara y ayudante dispuesto a prestarte un elegante chubasquero Capitán Pescanova talla XXL y unas cómodas botas de agua del número 43. Al fin y al cabo, ¿no decías que te gustaba la aventura?