
Pasaron los años. Yo me casé, él se casó. Hablábamos por teléfono y nos veíamos ocasionalmente. En 2007, JP tuvo un gravísimo accidente de coche. Fui a verle a la UVI; estaba en coma: había sufrido un impacto muy severo en la cabeza. Su mujer -fue quizás lo que más me impactó- estaba entera, tranquila y esperanzada, pese a que los médicos no creían que aquella situación se prolongara mucho tiempo. La vida de aquella familia -tenían una niña y un niño- dio un giro insospechado. Recuerdo que durante el año 2008, solía pedir con insistencia a mis hijos que rezaran por mi amigo; todos los días, en coche hacia el colegio, pedíamos por él. JP salió del coma y mejoró, aunque no tuve ocasión de visitarle en su casa. Hoy he estado con él, con su esposa y sus niños. JP tiene por delante un camino que recorrer, pero ahí está su familia para hacerlo con él. Hemos hablado de música, de cine y de recuerdos. Con emoción me ha contado que vio a Bruce Springsteen tocar en directo hace poco. El último álbum del Boss se llama Working on a Dream, "Como yo" -me dice JP- "que estoy trabajando en un sueño".