Septiembre no ha sido un mes fácil en lo que respecta a la lectura. Empezó bien. Tenía ganas y tenía planes. Pintaba que podía salir de ahí con un buen puñado de lectura. Pero luego apareció una crisis lectora con la que todavía estoy peleando y todo se desinfló bastante.
Durante los 30 días de septiembre leí un total de 5 libros. Podrían haber sido siete, pero hacia mitad del mes ya me costaba demasiado sentarme a leer. Además, como ya te conté en la última entrada que he publicado de reto ALP, no fui capaz de cumplir con lo propuesto por primera vez en todo el año. De hecho, todavía hoy arrastro esa tercera lectura. La parte positiva es que me he estrenado con los audiolibros y mi primera experiencia fue muy positiva (la segunda no lo está siendo tanto).
Empecé el mes con ganas de quitarme de encima cuanto antes las lecturas del reto ALP y “La chica que soñaba con un anillo”, de Olivia Kiss, fue la primera en caer. Es la primera parte de una serie de (si no recuerdo mal) cinco novelas protagonizadas por gente relacionada con una revista. En esta primera, tenemos a una redactora de la sección de bodas que debe lidiar con un redactor de la sección de deportes que ha sido castigado por el jefe. Una historia muy cortita, pero entretenida. No es un libro inolvidable, pero sí de esos que se leen rapidito y te dejan con la energía lectora alta.
Mi siguiente lectura fue “Yo soy Malala”, la autobiografía de Malala Yousafzai coescrita por Christina Lamb. Sin duda, lo mejor que he leído este mes. Tenía ganas de conocer mejor la historia de esta mujer y me había hecho con su siguiendo libro en 2019, así que tenía la excusa perfecta para comprarlo en cuanto salió en oferta. Es un libro para leerlo con cierta calma, ya que no solo conocemos a Malala, sino también la historia de Afganistán y cómo pasó de ser un país en el que sus habitantes vivían con una cierta libertad a caer en manos de los talibanes y ver sus derechos constantemente vulnerados. Muy recomendable.
El siguiente libro que leí en septiembre fue “La mujer molesta”, de Rosa María Rodríguez Magda. Aquí me pasó algo curioso y es que lo leí bastante rápido (es muy cortito), pero no estoy segura de haber entendido bien el mensaje. Diría que la autora hace una crítica a cómo la lucha de otros colectivos está haciendo que el término mujer y todas las reivindicaciones que lo han acompañado en los últimos años queden, en cierto modo, ocultos por otros términos y otras reivindicaciones. Pero puede ser que no sea exactamente eso. Supongo que no es buena idea leer tan rápido ciertos libros.
Aquí viene el momento en que la cosa se empezó a torcer en septiembre. “Leyendas de Tartessos”, de Manuel Pimentel, era uno de los tres libros que tenía propuestos para el reto ALP. Por ser cortito y por la temática, tenía muchas ganas de leerlo. El problema es que no resultó ser lo que yo pensaba (aunque más o menos lo intuía por la sinopsis). Se trata de leyendas ficticias basadas en los pocos datos reales que se conocen de la que habría sido la primera civilización de Occidente, cuya base estaba (en gran parte) en Andalucía. Esperaba algo más tirando a la no ficción y me costó mucho acabarlo.
Pero si hay una lectura a la que culpo directamente de mi crisis lectora actual es, sin duda, “Los viajes de Gulliver”, de Jonathan Swift. Este fue el libro que mi madre y yo leímos juntas en septiembre. Lo curioso es que yo no tenía grandes expectativas con esta historia, pero acabé con los mismos síntomas que si las hubiera tenido. Me pareció un libro aburrido, disparatado y pesadísimo de leer que casi me confirma que las novelas clásicas de aventuras y yo no tenemos futuro. Y lo peor de todo es que sé que esta es una de esas historias con mensaje, que critica cosas que no funcionan como deberían, pero ha habido cosas que han pesado más que eso. Una pena.
En cuanto al tema de los audiolibros, hemos aprovechado el mes de prueba de Audible para ver cómo funcionan. Yo empecé con “Diez negritos”, de Agatha Christie. Era uno de mis eternos pendientes y aproveché para ponerle remedio. La historia en sí me gustó, aunque me impactó más la de “Asesinato en el Orient Express”. De todos modos, he visto varias parodias de esta novela y he leído “Un invitado inesperado”, de Shari Lapena. No es lo mismo, lo sé, pero le quita capacidad de sorpresa. Eso sí, la narración de Marcel Navarro me encantó. Controlar tanto personaje con nombre inglés puede ser difícil al principio, pero iba dándole una voz propia a cada uno y eso ayudó mucho. Muy recomendable también.
Y esto fue todo lo que dio de sí septiembre. Leer cinco libros en un mes no está tan mal. De hecho, a partir de octubre, esta es mi meta. El problema son las sensaciones. Hacer lecturas que te dejan un regusto amargo o leer sin ganas no suele ser algo divertido. Pero bueno, poco a poco iremos saliendo de eso.
Me despido ya, pero antes te invito a que vuelvas por aquí el viernes. En vista de las circunstancias lectoras que tengo últimamente, he decidido que publicaré el book haul de septiembre y dejaré las reseñas para la semana que viene. Así que en eso quedamos. ¡Hasta el viernes!
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