Revista Cine
A ver: cuántas series hacen que cuando acabe el último capítulo de una temporada uno diga "joder". No ese "joder" que tiene un final como de suspiro. No. Ese que es contundente, con la "j" ligeramente marcada y la "r" con un ligero arrastre entre la lengua y el paladar.Pues esa es la sensación. Menuda panda de desalmados, los guionistas de la serie. Pues, aparte de encargarse de que la cuestión de si habrá o no una tercera temporada no haya sido clara ni excesivamente divulgada (alimentando la duda de si todo iba a saltar por los aires en el último momento de la segunda), han pulverizado algunas reglas de oro que unos cuantos osados (pero no tan osados como ellos) nos atrevimos a promulgar contundentemente: que si la idea era muy difícil de explotar por más de una temporada, que si era difícil encontrar giros de guión capaces de dar una vuelta de tuerca más, que si la idea podía agotarse.Pues ahí está: que os den morcilla a todos. Sí, lo han hecho, lo han conseguido, ahora hablaremos de esa difícil tercera temporada tal como habíamos hablado de la segunda, pero resultará que poco podremos decir, y que el tono de escepticismo tendremos que matizarlo bastante. Es posible que llegue un día en que nos hartemos de Homeland pero, a la vista de lo contemplado hasta ahora, ese momento no parece estar a la vuelta de la esquina. Y por mucho que Homeland sea una serie escapista, donde el único sentido crítico está profundamente encubierto bajo la guisa de puyas al sistema burócrata y secretista de las capas de administración americanas : estado, CIA, FBI, y servicios secretos variopintos, y a su intervención y manipulación con segundas y terceras intenciones en los conflictos bélicos más recientes, por mucho que algunos de sus giros puedan levantarnos suspicacias (pero no las suficientes para poner en duda su calidad y su maestría en generar tensión), es una serie de primer rango, de ésas que van de boca en boca y que vienen a demostrar esa ley no escrita de que cuando los norteamericanos se ponen a fondo con algo, no hay quien los iguale. Hasta pronto, Carrie.