En estas condiciones no hay quien entable un debate democrático en el que la ciudadanía sea consciente de que es lo que realmente pasa. La gente a la derecha del parlamento (la ultraderecha política) no es capaz de dar su brazo a torcer y decir lo bueno y lo malo del ejecutivo, al mismo tiempo los lacayos del ejecutivo (la izquierda parlamentaria, que no política) no son capaces de reconocer ni sus propios fallos. Ya no digo que sea el gobierno, pero al menos aquellos que escriben en medios de comunicación podrían hacer derivar un poco sus políticas hacía la izquierda. Tampoco les pedimos demasiado.
Es el caso de Wyoming, que es el hombre que más veces dice y escribe la palabra PP a lo largo de la semana -tampoco me he puesto a contarlo pero estará por ahí-, que hoy ha hablado de la reforma laboral y su imposición a la ciudadanía. Él es consciente de que esto es un crimen y bien lo da a entender: es un chantaje, no un pacto. Pero claro, esta vez olvida decir que es el PSOE quien firmará la reforma laboral aunque no haya pacto social. Señor Wyoming, no se si es inocente o malintencionado, pero le pido que deje de ver o intentar hacer que nosotros veamos, al PSOE como un partido inocente. Zapatero es quien firmará la reforma laboral obviando el pacto social, no los mercados, así que sobre el recae la culpa.
Si nadie se creería la excusa de que una reforma de este tipo bajo un gobierno del PP es fruto de un chantaje no entiendo porque creerla con un gobierno del PSOE, ya que han estado décadas haciendo las mismas políticas económicas.
Hay un entendimiento fuera de tanto grito entre la derecha y “la izquierda” mediática: que no se sepa que no se diferencian tanto. Por si entran otros actores en su juego.