Desde mucho tiempo atrás, habíamos visto como Magneto había abandonado la posición de antagonista principal de la Patrulla-X. De hecho, el último enfrentamiento que tuvieran, había ocurrido allá por la época de Claremont y Cockrum, poco después de la muerte de Fénix. Con el Juicio de Magneto, que llega tras el final de las Guerras Asgardianas, Claremont y Romita Jr dan otro paso en la transición iniciada desde tanto tiempo atrás, convirtiendo a Magneto en el primero de los grandes villanos de Marvel que recorría el camino hacia el heroísmo. Obviamente son muchas las cosas de las que las Naciones Unidas podían acusar a Magneto, y las leyes de control mutantes y los proyectos impulsados por Valerie Cooper y sus seguidores, hacían que fuera el momento perfecto para llevar a Magneto ante un juicio por sus actos. Obviamente, a nivel internacional, el Juicio de Magneto se convierte en algo más que un simple juicio a una persona. Filias y fobias por los mutantes despiertan por todo el mundo, mientras un tribunal internacional juzga a Magneto en París… y la imagen de la Patrulla-X se ve empañada por lo que parecen ser actos terroristas en todo el mundo, realizados en su nombre.
Evidentemente, los Hombres-X investigan esos atentados, mientras Xavier actúa como asesor de la defensa en el Juicio de Magneto, defensa realizada por Gabrielle Haller, a la que ya habíamos conocido
anteriormente, antigua amante de Xavier, y madre del único hijo de este, David Haller, más conocido como Legión. Finalmente, los Hombres-X descubrirán que quien está tras los ataques que empañan la imagen de la Patrulla no son sino Fenris, a los que Ororo ya se había enfrentado en África, y que intentan vengar así la derrota de su padre, el Barón Strucker en manos de Magneto y Xavier muchos años atrás. Tras derrotar a Fenris, Magneto es exculpado de todos los crímenes cometidos anteriormente a su regresión a la infancia en manos de su propia creación, Alfa (allá por el año uno), y finalmente, no se le impondrá condena alguna. Pero tras la batalla, Xavier se colapsa tras arrastrar durante mucho tiempo una intensa enfermedad, que hace que los Saqueadores Estelares y Lilandra intervengan repentinamente para llevarse a Xavier, que deja ni más ni menos que al propio Magneto al frente de la Escuela. A partir de este momento, Magneto se convertía en un personaje habitual en los cómics de Nuevos Mutantes, y en un aliado en el que la Patrulla-X confiaba realmente poco. Tras el Juicio de Magneto nos encontramos con un importante cambio en la Patrulla. En un número que supone el primer acercamiento de Rick Leonardi a los X-Men (y si somos un poco retorcidos, la primera aparición de Cable), conocemos a Nathan Cristopher Summers, el recién nacido hijo de Madelyne Pryor y Cíclope, que sin embargo, parece decidido a abandonarlo todo para quedarse en la Patrulla-X y liderarla, evitando así que quedara bajo la influencia de Magneto. Sin embargo, Tormenta no está dispuesta a renunciar al liderazgo de la Patrulla (tras un interludio en el que ha estado liderada por Rondador), e incluso sin poderes, vence a Cíclope, que abandona la Patrulla-X junto a Madelyne… para desaparecer poco después, pues pronto empezaremos a ver en X-Men alusiones a los recién aparecidos Factor-X. Y es que al margen de la Patrulla-X, en Vengadores y Cuatro Fantásticos, se había desarrollado una increíble trama que nos devolvía a la vida a la más insigne fallecida de la franquicia mutante: Jean Grey. Descubríamos en esas páginas que Jean nunca había muerto, que el Fénix la había dejado en estado vegetativo bajo la bahía del Hudson. Jean Grey nunca había sido Fénix, y bajo la influencia de un viejo amigo del Ángel, Cameron Hodge, los miembros originales de la Patrulla-X (Cíclope, Jean, Ángel, Bestia y el Hombre de Hielo) se reunían como Factor-X, cazadores de mutantes, y desarrollaban la identidad de los X-Terminadores para sus intervenciones “secretas”. Pero los caminos de ambos grupos aún tardarían mucho en cruzarse.Y tras esto, como comenté en el anterior post, la Patrulla-X caía de lleno en la vorágine de las Secret Wars II, el larguísimo proyecto que se comió buena parte de los 80 en el que el Todopoderoso que había provocado las Secret Wars recorría la Tierra para tratar de descubrir qué era ser humano. La saga en general me pareció aburrida, cansina y reiterativa, y sus números en la Patrulla-X, siguen esa tónica, con Rachel Summers repentinamente obsesionada con la destrucción del Todopoderoso, y llegando incluso a robar la esencia de sus compañeros para enfrentarse a él. Los conflictos entre Rachel y sus compañeros, un nuevo enfrentamiento con la Fuerza de la Libertad, la presentación de Dama Mortal y su conflicto con Lobezno (que hace tándem con Katie Power) en un número dibujado de nuevo por Barry Windsor-Smith,y un nuevo enfrentamiento entre Rachel y Selene, en el que Lobezno termina hiriendo de muerte a su compañera para evitar que asesine a varios miembros del Club Fuego Infernal, son el camino que precede al que sería el último punto en este “camino hacia abajo” de los X-Men, y que comenzaría a realzarse con la nueva aparición de Nimrod, al que la Patrulla y el Club Fuego Infernal tendrían que enfrentarse juntos, en una batalla que supondría graves heridas para Rondador, y la muerte de uno de los lores del Club Fuego Infernal, Harry Leland.