Acabó ya el cruce entre mutantes y vampiros, primer arco argumental de la nueva serie para los hombres-x. Lo hace con mas pena que gloria, con un final previsible y que deja todo como estaba antes de la historia. Porque lo único destacable es la recuperación de Júbilo para la causa mutante, aunque si bien no como todos hubieran querido. Seis números de en la serie regular de los X-Men, mas los especiales correspondientes, incluidos los que iniciaron la serie de Namor, que nos dejan con un final agridulce, ya que de lo que podía haber sido a lo que ha sido, hay un camino demasiado largo.
Con un planteamiento inicial fue interesante, con un virus vampírico causando estragos entre la población de San Francisco y la idea final de sumar a los mutantes a la nación vampírica, poco a poco, como si de un champán de mala calidad, la explosión inicial de espuma se queda en nada y además te deja mal sabor de boca.
Si de algo peca La Maldición de los Mutantes es de predecible. Da igual si infectan a Lobezno o la situación en Utopia se convierte en una batalla estilo El desfiladero de Helm, por cierto el ejercito de criaturas que intentan la invasión parecen Orcos de Tolkien, nada invita a la sorpresa. No solo sabemos que puede suceder, si no que tampoco hay intención de sostener la historia, comenzando por la muerte de Dracula o los patéticos intentos de mostrar una invasión imparable y que se queda en nada.
Nos queda claro que Marvel no quería dejar pasar el tirón de los vampiros, y aquinesta el experimento. Queda muy lejos de aquel especial de La Patrulla y Drácula, recordado por el señor de los vampiros al cruzarse con Tormenta. Aquella si fue una vampiro por la que dejarse morder.
Valoración:5
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