Año: 2011
Género:. Ciencia Ficción.
País: Estados Unidos.
Duración: 132 minutos.
Dirección: Matthew Vaughn.
Intérpretes: James McAvoy, Michael Fassbender, Kevin Bacon, Rose Byrne, Jennifer Lawrence, January Jones, Nicholas Hoult, Lucas Till, Caleb Landry Jones, Zoe Kravitz, Oliver Platt, Jason Flemying.
"Antes de Charles Xavier y Erik Lensherr se convirtieran en Profesor X y Magneto eran simplemente dos jóvenes descubriendo sus poderes por primera vez. Antes de que fueran enemigos acérrimos, eran amigos cercanos y trabajaban juntos, junto a otros mutantes para detener la mayor amenaza que el mundo haya conocido. En el proceso, una grieta entre ellos los separó dando comienzo a la guerra eterna entre la Hermandad de Magneto y el Profesor X de X-Men."
Luego de la ignorada X-Men Origins: Wolverine, creía que la saga de los mutantes iba a caer poco a poco en el ostracismo o, a lo sumo, seguir lucrando por el lado de la acción con Wolverine al frente. Entró Mathew Vaughn y cambió toda la ecuación: el que iba a ser alguna vez el director de la, para muchos, fatídica tercera entrega de la saga original vino co nun plan bajo el brazo, los de la Fox lo aceptaron y el resultado es X-Men: First Class, un evento cinematográfico que exhonera a la saga completamente y, básicamente, la eleva al nivel de la primera aparición de los mutantes.
Vaughn me daba miedo después de salir de la locura de Kick-Ass, porque si bien la película era interesante, temía que tomara el mismo tono irónico para la saga amutante, cosa que no hizo. El director, sabiendo lo que falta en el medio, dotó a First Class con una cota elevada de profundidad en los personajes antes que acción a raudales; escenas de acción hay, pero son pocas y muy bien aderezadas durante el metraje. No creo que nadie se sienta decepcionado por la falta de contiendas, sino que se van a sentir felices de el desarrollo de los personajes hace que uno se proecupe por ellos durante las peleas.
Conocer a los personajes y saber lo que los hace humanos y a la vez mutantes es lo que uno quiere ver en la pantalla, y por eso resultan tan excluyentes las actuaciones de James McAvoy y Michael Fassbender como Charles Xavier y Eric Lensherr respectivamente: el primero nos deja ver un costado más carismático del Profesor X, algo que nunca pensamos, mientras que Fassbender, el creciente alza en Hollywood, deja entrever la humanidad latente dentro del impenetrable mutante. A su alrededor, la joven Jennifer Lawrence es Mystique, quien sigue probando que hay que tenerle respeto al talento de la hermosa actriz; el resurrecto Kevin Bacon, quien compone a un villano más que correcto; otra ascendente, Rose Byrne, cumple en su papel; la hermosa January Jones es tan fría como el diamante y, aunque desentona un poco, no queda tan mal; hay una gran cantidad de personajes y pequeñas actuaciones, todas muy bien logradas, aunque el reciente Caleb Landry Jones (visto último en El Último Exorcismo) resulta el más destacado entre los jóvenes nuevos mutantes (¡ojo al piojo con la hija de Lenny Kravitz!)
Amén de un craso error geográfico cometido en Argentina (Villa Gessell no es un pueblo en las alturas, sino un pueblo costero), la ambientación de la película está muy bien conseguida: la trama transcurre en los años '60, durante la crisis de misiles de Cuba, y el conflicto bélico internacional está totalmente amoldado a la historia de los mutantes, además de que las escenografías, el vestuario y la música, todos funcionan armoniosamente combinados para dejar bien en claro en qué época se encuentra la trama; el momento clave de esta combinación es el reclutamiento de mutantes, una escena maravillosa (cameo sorpresa de por medio) que, junto al entrenamiento mutante, son las dos escenas que más rescato de la película por dejarte una sensación de felicidad en el alma.
Antes destacaba que hay pocas escenas de acción, pero bien conducidas; en ellas, Matthew Vaughn le puso todo el empeño y uso de los efectos computarizados y las escenas lucen fascinantes, en especial el clímax en la costa de Cuba, con el alzamiento del submarino y los misiles en el aire y todo. Hay algunas cositas que no cierran, como el maquillaje del joven Bestia, que luce un poco 'raro', pero por lo demás, el demonio rojo Azazel se ve escalofriante, y la Mystique azul que todos conocemos es igual que siempre. La música incidental es algo que estaco siempre, y me sorprendió el manejo de las partituras del desconocido para mí Henry Jackman (¿Será algo de Hugh? ¿Hubo nepotismo acá?) que le pegó al clavo, redondeando la trama mutante soberbiamente.
He vuelto a encontrar el amor por los mutantes que creí perdido años atrás; X- Men First Class me volvió a abrir los ojos y acaba de dejar el listón bastante alto para (si Dior quiere) futuras secuelas a esta maravillosa precuela. Ojalá sigan el camino que han sabido pavimentar en esta entrega en los próximos años...
Calificación: A