Víctor Alvarado (publicado en páginasdigital.es)
Todos los aficionados al género de superhéroes están de enhorabuena porque nos encontramos ante una saga interminable, que nos ofrece una precuela, que supera a las precedentes, alcanzando el nivel de las dos primeras partes de Spiderman y el Batman de Christopher Nolan.
En esta ocasión, los productores han querido introducirnos en los orígenes de dos mutantes con ideales antagónicos que en un principio eran amigos y luchaban junto a las fuerzas del bien por lo que las personas que no hayan visto anteriores ediciones, pueden seguirla sin problemas. Los personajes a los que nos referimos son el profesor X y Magneto. Por tanto, en su visionado, podremos conocer qué le llevo a Magneto a convertirse en un ser despreciable, puesto que su familia sufrió las vejaciones del régimen Nazi por su condición de judía y su madre fue asesinada a manos de un ambicioso oficial alemán que escondía un poderoso secreto. Por otro lado, el profesor Xavier descubrirá un don, que le permitirá ponerse al servicio de su país para enfrentarse a las fuerzas del mal.
La dirección corresponde a Mathew Vaughn, conocido por Stardust (2007) y por Kick- Ass (2010), que saca el máximo producto comercial con un presupuesto inferior a anteriores entregas. Nos ofrece un cóctel, que combina una trama de espionaje al más puro estilo James Bond o Jason Bourne con una historia de superhéroes, dos elementos, que casan muy bien, elevando la categoría media de este género cinematográfico porque nos proporcionan unas cuantas escenas de cierta hondura dramática, una faceta poco resaltada en las películas de acción.
El metraje de X- Men: Primera generación (2011) es relativamente largo (132 minutos), pero hay que decir en su defensa que nunca pierde el interés y consigue el equilibrio adecuado entre las escenas más violentas y las dialogadas. Los chistes funcionan y se percibe que están muy estudiados.
La película permite el lucimiento de James McAvoy y Michael Fassbender. Ambos actores llevan la mayor parte del peso dramático de este “cómic” cinematográfico, basado en las viñetas de Stan Lee y Jack Kirby. Como dato curioso, el español, Alex González, interpreta a un villano capaz de generar tornados.
El punto más controvertido del largometraje es que si se trata de una película apta para todos los públicos, ¿qué sentido tiene la aparición de un par de situaciones, ambientadas en un club nocturno con todo lo que conlleva?
Por último, tanto el director como el guionista nos transmiten la admirable ética que rige al protagonista. Xavier es el maestro que modela las excepcionales cualidades de sus compañeros de viaje. Nos parece bastante sugerente el modo en el que intenta controlar el lado más oscuro de uno de sus pupilos con el fin de encauzar ese superpoder de la forma más positiva.
La cinta enseña que, aunque se sea diferente, se puede ser perfectamente válido para vivir en esta sociedad. El autor destaca la importancia de la autoestima y el aprender a aceptarse a sí mismo.