Espar, durante la entrevista para Cronómetro de Récords -Toni Delgado.
Es una persona apasionada con lo que dice y hace, y esa pasión le hace perder la noción del tiempo, aunque se confiese (y demuestre) ser alguien “desesperadamente” organizado. “Estaba preparando una conferencia y se me ha hecho tarde para comer”, explica Xesco Espar (Barcelona, 1963) mientras mordisquea un bocadillo de jamón que acompaña con un trago de cerveza. A su espalda, la Pista de Hielo del Barça, donde varios retacos patinan y hacen piruetas.
No tarda en bromear: “¿Habías venido alguna vez? Mira, mira, fíjate lo que hará ése ¡Hace cosas que yo no podría hacer ni en el suelo!”. El patinador gira sobre sí mismo y acaba el ejercicio. Cualquiera no entendido, como es el caso por ambas partes, diría que lo ha hecho perfecto, pero su entrenador no tarda en corregirle. “Ser técnico es un trabajo de 24 horas”, razona Espar con conocimiento de causa, pues fue entrenador del Barça campeón de la Champions en 2005.
Ésta es la primera parte de la conversación que Espar, autor de Jugar con el corazón (Plataforma Editorial), mantuvo con Cronómetro de Récords. Entre otras cosas, defiende su teoría de que es mejor que una persona no llegue a estar nunca totalmente satisfecha y explica cómo podemos definir nuestros objetivos y conocernos mejor.
– ¿Le dedicamos el tiempo suficiente a nuestra vida secreta?
Todo el mundo tendría que dedicar un momento del día a conectar con la vida secreta o al menos hacerlo a final de año para preparar los objetivos del nuevo año. La gente tendría que conectar con las cosas que realmente quiere como persona.
– ¿Cuál es el camino para saber qué quiero, cómo soy y cómo quiero ser?
Reflexionar. Normalmente la vida nos distrae mucho. A veces la entendemos como un maremagno de cosas a través de las cuales transitamos. Podemos clasificar nuestra vida en varias áreas: la salud y la vitalidad, una; las emociones, otra; las relaciones, una más; la carrera profesional; el dinero; para mí el control del tiempo; la celebración y cómo contribuimos a los demás… Siete u ocho ámbitos según los cuales definir objetivos personales: qué tipo de relación quiero, cuánto dinero pretendo ganar, en quién me tengo que convertir para conseguirlo…
– Un método para quererse y darse importancia. Si no lo hace uno…
La frase “quiere a los otros como a ti mismo” presupone que te quieres a ti mismo y hay gente que creo que no se quiere. Lo primero que tenemos que hacer es querernos. Así, en función de lo que nos queramos, podremos dar a los otros. – La identidad depende de nuestras vivencias, pero también de lo que nos han dicho. Damos poder a las personas que queremos y tienen ascendencia sobre nosotros. La persona que somos y cómo nos vemos muchas veces depende de lo que la gente que para nosotros es importante piensa. Está bien escucharlos, pero creo que la personalidad y la seguridad tenemos que crearla nosotros.
– Los consejos tienen que servir para coger ideas, no para aplicarlos literalmente.
Uno mismo no tiene una visión parcial de cómo es. Por eso va bien preguntar la opinión a tres o cuatro amigos diferentes. Aquello que te digan en común seguramente es verdad. En cambio, lo que te comenten uno o dos quizás responda a la forma que tienen de ver las cosas.
– Y ver la crítica como algo constructivo y no a la defensiva y como un ataque.
Normalmente podemos tomarnos la crítica de una forma constructiva cuando estamos seguros de nosotros mismos. No podemos dejar en ningún caso que nuestro estado emocional dependa de la opinión que tengan los otros de nosotros. Ese poder sólo se lo doy a mis hijos. A nadie más. Cuando mis hijos me dicen cosas que no me gustan, me afecta. Pero difícilmente me perjudica lo que me diga otra persona.
– En Jugar con el corazón dices que si alguien escribe un texto estando triste revivirá esa sensación cada vez que lea el texto.
Lo que quería decir es que a la hora de definir los objetivos y escribirlos tenemos que estar en un estado emocional elevado, porque así nos saldrán objetivos mejores. Si estamos tristes cuando escribimos, lo normal es que nos salgan inferiores al nivel que podríamos conseguir.
– ¿Por qué la literatura es más rica a través de la soledad, la incomprensión o la infelicidad?
Las situaciones de crisis son inspiradoras. No son malas. Hay amigos que me dicen si quiero vivir en la eterna felicidad, pero les digo que no quiero ser feliz, porque yo cuando soy feliz me atonto. Quiero ser feliz menos 1, es decir, casi feliz, pero sin serlo. Cuando soy feliz me convierto en alguien muy aburrido porque estoy satisfecho. Para mí la felicidad es como ir caminando, supone una serie de desequilibrios organizados. Si tú estás en equilibrio, no te mueves, y la vida es movimiento. Cuando estás caminando estás en desequilibrio, pero cada vez aprendes a equilibrarte otra vez te vas reequilibrando. Caminar es aceptar no estar en equilibrio. Veo la vida un poco así. No quiero ser feliz, sino tener un punto de infelicidad que me mueva a actuar y a mejorar.
– Entonces una persona equilibrada podría ser alguien desmotivado, sin intereses por nada. Porque si eres feliz del todo y lo tienes todo…
Es la forma con la que me lo tomo. Hay gente que quizás llega a un nivel determinado y ya está contento. ¿Un árbol cuánto crece? Tanto como puede. Todos somos personas diferentes. Lo que me da rabia de la gente es cuando veo que tienen un gran potencial y que no lo desarrolla. Me sabe mal.
– Hablamos mucho y hacemos poco. ¿Cómo dar el primer paso? ¿Cómo romper esa barrera? ¿Cómo romperla?
Es muy importante crear un futuro atractivo, tanto como para que estemos deseando ir. Eso actuará como un gran imán. El otro gran imán, que está detrás, es el hecho de no aceptar la situación actual. Si una persona es feliz es difícil que actúe a no ser que vea que puede ser mucho más que eso. Tengo un seminario en el que enseño a la gente que los límites de lo que es posible no son los que creen. La acción es física, el pensamiento, mental. Creo que la acción depende de ver un futuro atractivo, pero si nuestro cuerpo no anticipa un futuro atractivo no seguirá a la mente.
– Habrá que ponerse a redactar la lista de objetivos. ¿Cuándo es el mejor momento para hacerla?
Después del verano y a final de año. Cuando trabajas con un equipo, de junio a julio. O, como mínimo, de año en año. Haz una lista de objetivos y hazla exhaustiva, o sea piensa personalmente qué quieres, profesionalmente, con los diferentes roles, pareja, amigos, hijos, finanzas… Piensa en los objetivos que quieres, escríbelos y después pon cuánto tiempo quieres tardar en conseguirlos, cuáles son los primeros, a cuáles tienes que dedicar el enfoque del primer trimestre…
– ¿Siempre has sido tan organizado?
Siempre no. Soy muy organizado desde que quiero hacer muchas cosas. Soy desesperadamente organizado. Mi agenda va con colores [la enseña]. Esta semana es intensa: el gimnasio está en verde, las conferencias están en azul, los momentos del Barça [es coordinador de la preparación física de las secciones profesionales y técnico de la cantera de balonmano] en rojo y así, a simple vista, veo que tu entrevista está aquí. Así tengo clara la semana. La lista de objetivos la tengo en un programa de ordenador. Cada semana reviso los objetivos para cada uno de mis roles profesionales. Personalmente soy amigo, familiar, padre, cuido del dinero, soy pareja aunque ahora no… Soy muy metodológico con mi vida.
– ¿Clasificar no te quita espontaneidad?
No, en absoluto. Porque decido ser así. En el otro lado ya he estado, pero dejas de hacer muchas cosas, aunque vivas bien. Es una apuesta que he hecho. En los próximos años quiero asumir una serie de objetivos: quiero vender muchos libros, preparar más conferencias, seguir en el Barça y vivir con mucha complicidad con mis hijos.
– Supongo que por tu forma de entender el mundo habrás chocado con mucha gente.
Sí, pero normalmente cuando lo explico lo entienden. Cuando quieres hacer muchas cosas o te organizas mucho o dejas de hacerlas.
– Quien no tiene sueños ni aspiraciones no entenderá nada.
Si no tiene sueños es porque no piensa. O realmente sí que los tiene y los olvidó. Quizás te gustaría tener un programa de radio o de tele, ¿no? Pues ése es tu sueño, lucha por él, crea una estrategia, piensa en quién te tienes que convertir y fórmate. La formación no acaba en la escuela ni en la universidad, allí sólo empieza. Te formas académicamente, pero tienes que seguir avanzando. Recuerdo una conversación que tuve con Ricard Torquemada, al que entrené en juveniles de balonmano. Le dije que continuase trabajando, que tendría un programa propio y que sería un crack. Ahora es un gran periodista [trabaja en Catalunya Ràdio y colabora, entre otros, con El País y Mundo Deportivo]. Se lo ha currado, se ha formado y es muy trabajador.
– Vivimos en una sociedad que demanda velocidad. Es complicado encontrar un momento para emocionarse. Parece que sea algo prohibido.
Creo que si te emocionas vives rápido. Cuando te emocionas con algo, haces todo lo posible para llegar y vives rápido. Sino las horas se hacen larguísimas. – También dices que el dolor te hace detectar problemas y debilidades. Cuando una cosa nos afecta es porque nos toca mucho en la percepción de quiénes somos. Cuando esto suceda, más que apartar esa sensación, tenemos que estudiar por qué nos afecta e intentar sacar fuerza de allá. Para mí es positivo porque te hace mejorar.
– Es una excusa para renovarse. Curioso tu consejo de intentar transformarse en el perfil que buscaría el modelo de pareja que estemos buscando.
En la vida siempre es lo mismo. Cuando quieres una cosa te has de convertir en una persona que se lo merezca. Si quieres ganar mucho dinero, tienes que ser una persona muy trabajadora. Si no quieres ser trabajador, hay una parte de la ecuación que no trabaja. ¿Quieres tener como pareja a una chica guapa y deportista? Tienes que ser deportista, lo de guapo ya es más difícil. Quizás tienes que ser más simpático, desarrollar más la simpatía, ir más al cine, leer más…
– ¿Cómo saber qué queremos si no nos conocemos?
La cuestión es ir probando, quizás no lo encuentres a la primera. Empecé a hacer telecomunicaciones y al segundo año dije “¡qué rollo, estoy cansado de estudiar!” y me fui a hacer INEF. Me cambió la vida, el carácter, todo. Encontré lo que realmente me apasionaba: el deporte. Moraleja: prueba y si no te gusta, cambia, pero haz cosas, no te quedes inmóvil.
– ¿Cómo se alcanza el éxito?
No se trata tanto de perseguirlo sino de merecértelo por ser la persona en la que te has convertido después de haber trabajado. A los alumnos del INEF cuando acababa el año siempre les decía que en los primeros trabajos que cogieran no tuviesen en cuenta el dinero que les diesen, sino que valorasen en qué profesional iban a convertirse después. Ése será el valor que quede en ti; el dinero, a final de mes, se habrá ido.