La improvisación se hizo dueña en una tarde lluviosa. Es probable que la vergüenza se adueñase de los miembros de PL. Seis meses han pasado sin que ninguno de ellos moviese pieza para celebrar la onceava tertulia de los libris. La inacción de los sujetos llamados a la tertulia es igual a la de los políticos que tanto critican en las charlas calenturientas, que para eso sí hay tiempo. La tertulia no afecta al ciudadano, diría algún mojigato. Una buena hostia te meto, no te jode.
Toque de corneta, rápido. Las huestes se desplazan a Torrejón, donde esperan algunos integrantes. El tal Dog Body no acudirá más. Ha desaparecido de nuestras vidas. En paz descanse.
Una simple terraza en la que resguardarse sirve de escenario para la reflexión. Hay ánimos forzados, y otros acelerados. Nada fluye como debiera. Sir Charles por fin da comienzo no sin tener que ser empujado por Lord Pascualín. Da comienzo la tertulia.
Asterios Polip rompe el fuego. Nos trae recuerdos vagos, como si se tratase de remembranzas de nuestra niñez, no solo por tratarse de novela gráfica, sino por el tiempo transcurrido. El bochorno se adueña de algunas voluntades por esta causa. Duque de la Teruélida recuerda que entre las páginas de Asterios aparece una navaja suiza que dice ser como la suya. Mesié de Condemore no lo cree tal. También se recuerda los sobacos depilados de la japonesa que hace las veces de novia del protagonista. Buen libro, sí señor. Nos desvanecemos hablando de otras cosas. Quizá déficit de atención, quizá exceso de atención a lo que no se debe prestar atención. Mierdas de todo tipo.
Seguimos con El infinito en un junco. Caras largas se reparten por las sillas de plástico que rodean la mesa. Aparece en escena un video del cantante Junco. ¡Hola mi amor! Nos dice a todos con su peculiar bigote y apariencia de feriante venido a menos. Le agradecemos la visita porque el libro que infinita su nombre no lo hizo con el entusiasmo de los lectores, que lo catalogan de pueril, entre otras lindezas. Justificadas. El infinito es un compendio de bobaliconerías y de cortapegas. No engancha. Habla de su rollo. ¿Ensayo? ¿Divulgación? ¿Manifiesto feminista? ¿Alegato contra el bullying? Para escribir un libro no basta con documentarse, sino que hay que aclararse. Yo no escribiría nunca esa bazofia, dice Lord Pascualín. Tú escribes cosas peores, sentencia Mesié. El primero asiente con la cabeza, mientras el segundo seca sus lágrimas brotadas de regaladas carcajadas a cuento de otras cosas.
Winesburg, Ohio, o como dijo el Duque «Un paleto gordo que va de escritor» aparece en escena. Es tanto el tiempo que ha transcurrido que el propio Duque confunde este libro con Tortilla Flat. Mejor este último, aunque no desmerece el primero. Buen libro de relatos, aunque según qué pasajes se muestre intrascendente en sus andanzas, que quedan en meras descripciones. El godo de Sherwood salva el tipo, que no es poco según estaba la cosa. Mesié se quita las gafas para volver a llorar. Exclama a los cuatro vientos que esta es la mejor tertulia de los libris de todos los tiempos, lo cual deja desconcertados al resto.
Culminan las Mil noches y una noche, en su edición con la traducción de Mardrus, que no podía ser otra porque se suponía una erótica que rozase la pornografía, pero no llegó a tal, por lo menos en los cuentos que fueron asignados para su lectura, que no eran los mil y uno, sino un número mucho más discreto. La relación de Sir Charles con el libro puede venir de su afán por ser musulmán, a pesar de sus fuertes rasgos judíos. Quién sabe. El libro es magnífico, y la tradición oral de aquellos pueblos no necesita de porno, sino de la justa sutileza con la que está escrita.
Las votaciones, momento esperado, pillan con el ánimo alzado a los integrantes. Se ha salvado la tertulia, se ha resuelto la papeleta, se ha conseguido resguardar el honor. Las Mil noches y una noche empatan con el poderoso Asterios. El desempate, sin embargo, le otorgan la victoria a Asterios Polip, que se lleva el galardón.
Adicionalmente, sirva este documento para informar que la tesorería de PL se sitúa en 320 euros, que han de ser gastados antes de que entre el PP en el gobierno y ardan las calles, de tal manera que la próxima tertulia la podamos realizar al calor de las llamas.