Revista Viajes

Xiamen, equipo completo, presentaciones, formalidades e incomodidades varias…

Por Viajeporafrica

Al final todo llega, o más bien, todos llegan. El tiempo pasó, empezó a caer la tarde de algún día de Octubre y, Vico, Rama, Juli, Fede y Pablito dejaron los trapos, las escobas, los placares limpios, la cocina sin grasa, las camas tendidas con flores y olor a limpio, pusieron algunas cervezas a enfriar en la heladera y pegaron cartelitos de bienvenida por toda la casa. Cuando quedó todo listo, salieron por la puerta principal del flamante departamento chino, motivados por el mono-objetivo de apersonarse en la estación de tren de Más bien llegaba otra buena parte del grupo de amigos permanentes, a acoplarse a otra de las locuras animadas de esta banda fílmica-viajera, que combina inexperiencia absoluta con ineptitud y barbarie, pero que con muchísima fuerza, convicción y coraje, balancea los resultados y convierte lo que alguien alguna vez juzgó como un "viaje de egresados", en la primera ficción argentina independiente en Xiamen, a la que estaba arribando un bólido oruga de lejanías, acarreando en alguno de sus vagones al resto del tronco principal del "equipo de producción"; que aquí lo llamamos "equipo de producción", porque básicamente somos unos caraduras.
China, sin ningún otro recurso más que un poco de sangre que nos corre por las venas.

Reencuentro, perorata, alegría y muchas caras que se preguntaban: "¿Qué carajo estoy haciendo acá?". A repasar un poco entonces... Habían aterrizado directo desde el corazón de la mágica ciudad de Buenos Aires: Agustina "La Rubia" Olivera, "Marumoon" y sus dos amigas, Alan con su ojo biónico junto su novia Victoria, y dos entes particularmente luminosos: Gastón "Tabletita" Sesma y Hu "I Ching" Song. Junto a esta inverosímil ensalada de grandes personajes, emprendimos el viaje de vuelta al departamento, acompañados por lo que podríamos denominar una gran "algarabía".
Ya desde el ascensor se escuchaban los parlantes del departamento vibrar al ritmo de lo que por aquel entonces era el éxito musical de moda en el mundo entero: "Gangman Style". Se abrió la puerta entonces y todo el mundo adentro bailando al ritmo del irrepetible "uo, uo, uo, uo uo". No parecía haber motivos por los que preocuparse hasta que... Recuerdo estar en la parte de arriba del departamento moviendo las caderas al ritmo de la alegría de vivir, cuando de repente y casi sin querer, escuché una irreproducible frase que hizo que toda mi jocosa realidad se esfumara para siempre.
Luego de ello, gran parte del primer párrafo de este post me lo acomodo en el ojete y mejor voy cambiando de tema. Aprovecho mientras de fondo todos empiezan a esgrimir sus incomodidades porque no les gusta su pieza, o porque necesitan comer pan con manteca, o porque no nos afeitamos para la recepción, para presentarles a dos personas muy interesantes y nuevas para este blog: Gasti y Hu.

Gasti es una persona superior, de formas superiores, y superiormente armonizado. Representa ese eslabón necesario en la cadena de cualquier tipo de sinergia relacional que suceda en un medio ambiente. Del tipo de personas que pueden mantener una cohesión espiritual con un grupo sin decir una palabra, y apelando a ese mismo silencio, hacer sentir que uno tiene al lado a un tipo que jamás perdería un segundo en dudar. Una especie de robusto caballero tecnológico y sostén emocional que te pelea cualquier guerra hasta el final por tan solo una botella de whisky. Amigo del amigo Marcello, y nexo cósmico para la aparición de Hu. La cosa es así: "Tabletita" tiene un socio, ese socio es amigo de Hu desde que Hu vivió en Argentina (ahora vive en Shanghai). Tableta le da el mail de Hu a Federico, por lo que Federico envía un mail proponiendo a Hu ser parte del proyecto argenchino. Hu responde en su español básico:
"Yo, en caliente".

Hu recibe entonces al resto del equipo en su casa en Shanghai, y todos juntos abordan el tren hasta Xiamen. Hu decide aceptar la oferta de vivir con nosotros por el tiempo que dure la producción. Hu en principio viene a realizar funciones de traductor y "guía", pero rápidamente, y como suele suceder con la gente pasada en piola, sólo fue y ocupó el resto de los lugares que detectó vacíos; y sin que nadie le diga nada, y entre filosofía china y chabacanería argentina, empezó a volcar su energía a cuentagotas hasta que engranó sin hacer un solo ruido en la gran rueda universal. Desde ahí, desparramó los hilos de su voluntad sobre algunas ideas grupales, haciendo de nuestras vidas una vida mejor, pero sobre todo, robusteciendo con infinita convicción e iluminación algunas de nuestras creencias.

Si estas dos apariciones les parecen pocas o tibias, tengo que agregar que Hu tiene una esposa, y que esa esposa se llama Chenmó. Chenmó sería la última persona en llegar, pero no por mera casualidad. Chenmó llegó última porque es esa clase de persona que cierra la puerta energética, que se come la llave, y que a partir de ahí, deja entrar o salir a quien ella quiere y bajo sus condiciones. Su gran virtud y su iluminación es que te hace comer cualquier bala de la forma que se le antoja. Inteligentísima, Chenmó es la imagen de un ave mitológica que despierta de noche y sobrevuela un mundo aún en vigilia, asegurándose que todo esté preparado para su correcto funcionamiento. Es la imagen de las garras del bien, de quien armoniza a golpes imperceptibles los espacios que necesitan ser utilizados. Es la visión periférica, la dadora, la persona que trabaja con pequeños toques energéticos que van curando y allanando los caminos. Es esa cómplice que te ayuda a dormir cuando no podés más y que te despierta a los cachetazos cuando es necesario.

Con el grupo más que completo, pero lamentablemente muy poco sincronizados, empezamos a movernos por Como si esto fuera poco, Connie nos invitó a festejar su cumpleaños en un restaurant llamado "Tutto Bene", lugar en el que conocimos a sus dueños, una inigualable e indescriptible banda de chilenos, que con muchísima generosidad nos abrazaron y pusieron a disposición muchos de sus recursos, para hacer de nuestra estadía en Xiamen con la idea de encontrar las puntas de los hilos del giganto nudo que teníamos que desatar. Así fue como conocimos a Pavels, un letón de la misma raza de Vico, con el mismo color de piel, de pelo y todo eso... que fue lo único que encontramos para hacer las funciones de "sonidista". "¡Carlitos!: Anotame un letón en el grupo por fa...". También apareció Mantou, una amiga de Momo que no paró de exacerbar los niveles de ternura y de empatía con el ser humano. Dueña de una mirada clara y traviesa, se la puede definir como un yin y yang en llaverito miniatura. Xiamen, una experiencia mejor. Démosle entonces también una calurosa bienvenida a Alfredito, Rodney y Stevens, tres mosqueteros tres en busca del arte perdido.

Mientas tanto todos buscando locaciones, todos armando cronogramas, todos mirando precios, todos exigiendo cosas imposibles y muchos pretendiendo siempre un poco más. Gente enojada, gente contenta, gente ofuscada, gente triste, gente amotinada, todos en una casa. Todos tratando de ponerse de acuerdo. Porro de por medio. Guionistas que no son guionistas. Gente que quiere títulos. Gente que quiere roles. Gente que despotrica. Porro de por medio. Niveles obscenos de pretensiones obscenas, personas que por mili segundos pierden la cabeza. Todo se va poniendo a punto. Parece que todo va a salir como el culo, pero por arte de magia siempre sale bien. Porro de por medio. Gente robando comida y llevándosela al cuarto. Al final, y por suerte también, gente comulgando... con porro de por medio, obvio. Etc., etc., etc... Siempre un porro al final.

Antes de comenzar la filmación, y en este contexto inundado por gente paranoica y fumada, ocho de nosotros nos teníamos que cruzar a Hong Kong a renovar la visa. Ya teníamos todo averiguado, pero el mayor interrogante era: "¿Cómo hacemos para no matarnos en el viaje?"... Que sea lo que sea entonces... que si alguien muere es parte de la vida. A comprar los pasajes que todo esto se volvió demasiado vertiginoso. Ahí vamos... como podemos. ¡Hasta la próxima!... Gracias por leer y acompañar.


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