Revista Cine
Carterista y jefe de una pequeña banda de ladronzuelos. Su amigo de la infancia se casa y no le invita a la boda para no avergonzarse de su pasado delictivo (ahora es un empresario de éxito, aunque su negocio sea el contrabando). El protagonista no ha sabido adaptarse a una sociedad cambiante. Cada vez más solitario y aislado, deambula por las calles y pasa las horas sentado en la habitación trasera de un bar, donde conoce a una chica.
Primer largometraje de Jia Zhang Ke, prohibido en China, y que además le valió para la retirada de sus credenciales como cineasta. Con muy pocos recursos y bajo presupuesto, rodada en su pueblo natal, Fenyang. Casi como un documental nos arrastra tras los pasos de Xiao Wu (alter ego con muchos elementos autobiográficos). El autobús, los puestos de comidas, los billares, la ventanilla con teléfono, los karaokes, la peluquería, la habitación compartida y mísera de May May; todo un paisaje medio derruido y desolador.
A destacar dos escenas: cuando va a visitar a la chica enferma, todo un poema de ternura y timidez. Ella canta y él se enamora. Y la parte dedicada a su arresto, de pie ante la pantalla del televisor en la comisaría (tiempo para reflexionar) y posteriormente esposado y en cuclillas sobre la acera, rodeado de un grupo de curiosos que le acusan con sus miradas.
Aunque a ratos su ritmo pausado me ha resultado difícil de digerir, posee la fuerza y el dramatismo de un personaje central marcado por la derrota. En ningún momento imaginamos un final feliz.
TÍTULO ORIGINAL Xiao Wu (Pickpocket). DIRECTOR Y GUIÓN Jia Zhang ke. FOTOGRAFÍA Nelson Yu Lik-wai. REPARTO Hong Wei Wang, Hao Hongjian, Zuo Baiato, Ma Jinrei, Liu Junying, Liang Youghao. China 1997, 105 min.
“Si lo viejo no desaparece no habrá nunca cosas nuevas”.