XII Encuentro/tertulia de los libris

La doceava tertulia de los libris ya está aquí, aunque realmente es la trece ya que se hizo un bis, como todo el mundo sabe.

Antes de continuar es necesario dejar reflejado que la situación financiera de Proyecto Librvs goza de buena salud y es auditable, aumentando el fondo a 360 euros brutos. El tesorero sigue siendo Mesié de Condemore, quien no desaprovecha cualquier ocasión para sembrar la duda acerca de la solvencia económica. En ocasiones su conducta es abyecta.

En esta ocasión nos desplazamos a los Navarros I, conocido como N1, en el corazón de Vallecas. Tras varias consumiciones y otros temas que nada tienen que ver con el Proyecto, dimos comienzo a la tertulia. Hablamos de los conejos, lepóridos ellos y ellas lepóridas. Caprichoso libro fabulado pero con mensaje adulto. Nada quedaba claro, aunque se le valoró con fuerza que incluyese términos como silflay, quedarse Tharn o hacer Rakha, cosa que es de valorar.

Después nos fuimos de Feria con Ana Iris. Vamos a ver, criatura, cuando se habla más de tus fotos que del texto, la reflexión viene cómoda a la cabeza. Se te recordará, sí, pero no por silflay, ni por rakha (o sí) sino por la muy aceptable y sugerente figura física en algunas pics, que no en todas. Habiendo chicha, falta chicha, y sea esto aplicable tanto al libro como a la autora.

El inseminador juraba que su abuelo era un buen gitano, como ya hiciese Raimundo Amador, y en este caso acertó. Coincidimos en valorar muy positivamente esta obra que se hacía grata incluso por corta, lo que suscitó un debate poco acalorado a pesar del vino que nos servía el camarero autodeclarado fascista.

Por último nos fuimos de cabeza al gran delirio alemán, que rivalizó seriamente con El inseminador, con el que tenía no pocas cosas en común y pareciese aquel una avanzadilla de este, y del propio camarero que nada sabía de todo lo que estaba sucediendo, y tan solo se limitaba a servir muy diligentemente y a decir burradas no carentes de sentido.

Finalmente, El inseminador salió vencedor, glorioso, y Lord Pascualín volvía a retomar el cetro del poder del libri de oro, tan injustamente arrebatado en pasadas ocasiones.

Así sucedió todo aquel lejano nueve de marzo, mientras en las calles de Madrid llovía, y en los corazones de los integrantes de Proyecto Librvs se dibujaba un enorme símbolo de interrogación ante lo que parece ser un futuro incierto.