Revista Ciclismo
Todos los años se celebra por estas fechas en Benavente (Zamora) una marcha cicloturista que, como no podía ser de otra forma, recibe el nombre "Ciudad de Benavente". Como desde Zamora nos pilla cerca y el recorrido parecía bastante asequible para allá nos fuimos dispuestos a disfrutar de una plácida mañana de bicicleteo y después de asegurarnos una baja probabilidad de lluvia, que bastantes veces nos hemos calado este año.
El recorrido eran 80 kilómetros que iban desde Benavente hasta Tábara y regreso. Las carreteras estaban en buen estado salvo un tramo que no sería muy largo pero lo parecía por lo botoso del asfalto, y quitándose un par de repechos el terreno era prácticamente llano. Y digo prácticamente porque en una bajada alcanzamos una velocidad máxima de 70 kilómetros por hora. La mayor parte de la marcha era controlada a excepción de dos tramos libres, uno que tenía que terminar en Tábara y otro que empezaba al finalizar la subida de la carretera botosa y llevaba hasta unos 12 kilómetros antes de Benavente, en que reagrupábamos. Por cierto, en las calles de Benavente había una subida realmente incómoda antes de llegar a la meta.
La organización fue mejorable en muchos sentidos, y no me refiero a quienes participaron con nosotros en la marcha que se portaron inmejorablemente, siendo muy cuidadosos con la demora de quienes se quedaban para atrás, sino en pequeños detalles que contaré a continuación y que tienen su importancia.
Empecemos por lo bueno: El recorrido apto para todos los públicos, el avituallamiento a mitad de camino en el que había lo básico y suficiente para todos. Tambén la actitud de las gentes de la organización que señalizaron el recorrido y nos llevaron sin apenas apoyo de la Guardia Civil y el hecho de que no hay inscripción previa, así que no tenemos que ir un día a recoger el dorsal y otro a la marcha. La inscripción sólo costaba 10 euros, aunque obviamente no nos iban a regalar mochila y camiseta como en la Bilbao-Bilbao, aquí no hay patrocinadores. En su lugar nos regalaron un par de calcetines del CDC Benaventano. Aparcar era fácil, aunque era una avenida relativamente céntrica no había problemas para dejar el coche.
Sigamos por lo mejorable: El tramo botoso, supongo que era para que tuviéramos una subida, pero parecía que se nos iban a caer los empastes. El avituallamiento cumplía, pero la llegada a meta fue muy desangelada. Es la primera vez que voy a una marcha cicloturista y no nos ponen algo para picar, no digo que nos hubieran dado de comer pero unos pinchitos de tortilla y unas patatas fritas de bolsa con unas rodajitas de chorizo tampoco cuestan tanto. El ambiente era tan familiar que aquello se deshizo en un visto y no visto, y yo personalmente me perdí la entrega de premios porque había ido a buscar algo al coche. También una cierta falta de organización al final del primer tramo libre que nos indicaron que llegaba hasta Tábara y luego nos chupamos 5 o 6 (o los que fueran, no sé) kilómetros hasta la parada real. Esto se avisa, hombre.
Al año que viene vuelvo, pero espero al menos un pincho de tortilla al final...