En un enérgico discurso en Irapuato, Guanajuato, Xóchitl Gálvez se comprometió a luchar por el alma de México, prometiendo enfrentar con valentía a la delincuencia y asegurar la paz y tranquilidad que el estado y el país necesitan. Frente a una multitud de seguidores, Gálvez delineó su plan para transformar la Guardia Nacional, duplicar el número de efectivos y garantizar recursos para los municipios y policías, prometiendo un salario digno y beneficios sociales para los encargados de la seguridad pública.
La candidata rechazó la política de «abrazos» a los delincuentes y prometió una mano dura contra el crimen organizado, refiriéndose a la creación de una cárcel de alta seguridad para aquellos que atenten contra la juventud mexicana. Gálvez se dirigió directamente a las familias afectadas por la violencia, prometiendo no solo buscar a los desaparecidos sino también crear un fondo para apoyar a los huérfanos de la violencia.
En un momento destacado, Xóchitl Gálvez hizo un compromiso público de no eliminar los programas sociales existentes, sino de incrementarlos, iniciando la pensión de adultos mayores a partir de los 60 años. Este compromiso lo selló con un «pacto de sangre», enfatizando su compromiso personal con el bienestar de los mexicanos.
Gálvez enfatizó que la elección del 2 de junio es una decisión crítica para México, presentándose como la líder que devolverá la esperanza y construirá un país sin miedo, próspero, y justo para todos. Su discurso, lleno de promesas de cambio y seguridad, resonó entre los asistentes, marcando un momento crucial en su campaña electoral.