1.Si has experimentado el pasaje de la Fuerza, podrás comprender cómo, basándose en fenómenos similares pero sin ninguna comprensión, distintos pueblos han puesto en marcha ritos y cultos que luego se han multiplicado sin cesar. Así, cuando por experiencias antes comentadas, las gentes sintieron a su cuerpo "desdoblado" y la experiencia de la Fuerza les dió la sensación de que (al ampliarse la representación), esta energía estaba "afuera", creyeron que podían proyectarla fuera de sí.
2. La Fuerza fué "proyectada" a otros y también a objetos particularmente "aptos" para recibirla y conservarla. Confío en que no te será difícil entender la función que cumplieron ciertos sacramentos en distintas religiones e, igualmente, el significado de lugares sagrados y de sacerdotes supuestamente "cargados" con la Fuerza (con especiales "dones"). Cuando algunos objetos fueron adorados con fe en los templos y se los rodeó de ceremonia y rito, seguramente "devolvieron" a los creyentes la energía acumulada por oración repetida. Y es una limitación al conocimiento del hecho humano, el que casi siempre se haya visto estas cosas por la explicación externa según cultura, espacio, historia y tradición; cuando la experiencia interna básica, es un dato esencial para entender todo esto.
3. Este "proyectar", "cargar" y "restituir" la Fuerza, volverá a ocuparnos más adelante. Pero desde ya te digo que el mismo mecanismo sigue operando aún en sociedades desacralizadas, donde los líderes y los hombres de prestigio están nimbados de una especial representación para aquel que los ve, y quisiera hasta "tocarlos", o apoderarse de un fragmento de sus ropas, o de sus utensilios.
4. Porque toda representación de lo "alto" va desde el ojo hacia arriba de la línea normal de la mirada. Y "altas" son las personalidades que "poseen" la bondad, la sabiduría y la fuerza. Y en lo "alto" están las jerarquías y los poderes y las banderas y el Estado. Y nosotros, comunes mortales, debemos "ascender" en la escala social y acercarnos al poder a todo coste. Qué mal estamos, manejados aún por esos mecanismos (que coinciden con la representación interna, con nuestra cabeza en lo "alto" y nuestros pies pegados a la tierra). Que mal estamos, cuando se cree en esas cosas (y se cree porque tienen su "realidad" en la representación interna). ¡Que mal estamos, cuando nuestra mirada externa no es sino proyección ignorada de la interna!