Si algo tienen en común Sephirot, Luffy, Vegeta y Link, es que todos ellos inspirados muchos de los cosplay que pudieron verse durante este fin de semana por las calles de Barcelona. Y es que una vez al año, el Salón del Manga congrega a miles de aficionados a la cultura japonesa en un evento que aglutina novedades en el mundo del manga, el videojuego y el frikísmo puro y duro en general. Así que señora, no se asuste usted si ve salir del metro a un tipo con los ojos extrañamente azulados y una espada de dos metros y medio, puesto que nos son más que lentillas y papel maché...espero.
Puesto que no soy ni mucho menos un otaku empedernido, no estoy en condiciones de reseñar esta faceta de la feria, siempre la más importante por otro lado, así que por medio a cometer cualquier sacrilegio en forma de mal artículo me limitaré a decir que acudir a un evento como éste es cuanto menos curioso, pues uno se da cuenta de la cantidad de gente que mueven el manga y el anime, así como el suculento negocio que supone en forma de ediciones, películas, series y merchandising de todo tipo. Y es que este tipo de ferias son la meca de cualquier coleccionista, donde pueden encontrarse artículos de todas las épocas y variedades, curiosidades, gangas, ofertas y alguna que otra novedad.
El salón de este año ha estado inspirado en la figura del samurai, siendo una de las cosas más destacables una exposición abierta al público durante los cuatro días en la que podíamos encontrar un recorrido histórico inspirado en estos guerreros silenciosos, desde su paso por el cine y el cómic, hasta un muestrario de armas y armaduras de época. Exposiciones de dibujantes, un salón de conferencias con continuas actividades, cosplay, diferentes talleres orientados hacia el aprendizaje de la cultura japonesa (escritura, lengua, juegos...), fueron parte de los actos de los que se podía disfrutar.
Pero más allá de todo ello, hay dos motivos clave que justifican nuestra asistencia en la feria, y por supuesto están relacionados con la presencia de ciertas compañías que quisieron abrir las puertas al público general mostrando algunos de sus inminentes lanzamientos.
La primera de ellas es ANKAMA, que contó con un stand más que decente tanto en espacio, como sobretodo en afluencia de público. Numerosos equipos conectados en línea permitían probar en sus mejores condiciones los dos juegos clave de la compañía: el ya veterano Dofus, y el nuevo Wakfu, basado en el extenso universo Dofus y con infinidad de posibilidades. Como os decía, el stand organizado por Bern y los chicos de ANKAMA (a los que desde aquí mando la enhorabuena), fue un éxito, y se hacia difícil encontrar un hueco para poder probar los juegos de primera mano.
Por otro lado, nos movió hasta este salón del Manga, la presencia de dos de las grandes, que hicieron acto de presencia para mostrar sus novedades de forma jugable. La primera de ellas, con un espacio más grande y con un número mucho mayor de novedades, fue Microsoft. En una sala exclusiva pudimos disfrutar de demos in-game de algunos juegos ya a la venta, como Batman Arkham City, Sonic Generations o Gears of Wars 3, además de una presencia importante de juegos para Kinect, pero la mayor sorpresa llegó en forma de demo jugable de Mass Effect 3.
De este modo, el bueno de Shepard se dejó ver junto a Garrus y Liara en una demostración en la que el equipo tenía que desactivar una serie de códigos en un edificio para después huir, con la organización Cerberus pisándoles los talones. Lo curioso es que este primer contacto, al menos en lo limitado de la demostración, no enseñó cambios sustanciales en las mecánicas de juego, muy similares en este sentido a las vistas en la segunda parte, orientadas a la acción pura y dura. Puede ser que el componente rolero del primer juego se esté implementando, pero desde luego no pude apreciarlo, más que en el hecho de unos terminales que permitían modificar las armas del personaje aumentando sus atributos. Lo que sí se aprecia a simple vista, es lo detallado de su apartado gráfico, que explotará las plataformas a más no poder, y la presencia de personajes clásicos de la saga, pues además de los citados, también se dejaron ver otros como Wrex o Mordin.
Junto al juego de Bioware, teníamos también la nueva iteración de Marvel Vs Capcom que viene a hacer la competencia (interna eso sí), al rey de la lucha 2D Street Fighter 4. Con unos efectos gráficos y sonoros muy conseguidos y las siempre alucinantes y estratégicas batallas 3Vs3, también era una de las máquinas más demandadas.
Sonic Generations por su parte luce genial, como todo nostálgico lleva queriendo ver al erizo azul desde su época en Mega Drive, y es que salvando honrosas excepciones como los Adventure de Dreamcast o el más reciente Sonic: Colours, las andanzas del puercoespín en los últimos quince años han sido bastante irregulares. La demostración nos permitía jugar el clásico GreenHill Zone desde la perspectiva del antiguo Sonic, así como de la del nuevo. Lo cierto es que cualquiera de ellas supone una experiencia lo suficientemente veloz e intensa como para afirmar que estamos ante el Sonic que todo aficionado siempre ha deseado ver, con cada nuevo anuncio de la saga en los últimos años.
Puesto que el resto de juegos ya llevan en las tiendas unas semanas y de ellos han corrido ya ríos de tinta, me tomaré la licencia de dejar a MicroSoft por el momento y centrarme en la que para mí ha sido la joya jugable de este salón del Manga. En un pequeño espacio de no más de diez metros cuadrados, como queriendo pasar desapercibido entre puestos de reliquias del cómic y el anime, con una puerta de entrada y otra de salida flanqueadas ambas por sendas azafatas que quitaban el hipo, pudimos probar de primera mano la esperadísima nueva aventura de Link, homenaje al 25 aniversario de la franquicia: The Legend of Zelda: Skyward Sword. Y es que aunque la presencia de Nintento fue poca, pues prácticamente era lo único que podíamos probar aparte de una interesante demo de Super Mario 3DS a la que no pude hincarle el diente, fue lo suficientemente contundente como para generar largas colas a la espera de probar el juego en uno de los dos monitores que lo permitían (un poquito más de infraestructura para la próxima vez no estaría mal).
La demo en sí nos permitía probar tres secciones distintas por un tiempo limitado, una en la que tenía lugar una carrera a lomos de los majestuosos pájaros que aparecen en la aventura, una sección dentro de una de las primeras mazmorras, y el enfrentamiento con un jefe. Para no desgranar como se desarrolla ninguna de estas partes, me centraré en explicar más la experiencia. Skyward Sword no se parece jugablemente a nada que haya visto, y es que es para mí el único juego que realmente explota las posibilidades de un control de movimiento. Nuestro mando es la extensión total del brazo del personaje, y el Wii Motion Plus capta con total fidelidad cualquier movimiento que realicemos. En la corta duración de la demos se puede apreciar en numerosas ocasiones la cantidad de implementaciones y usos del mando que se dan, desde principalmente el combate (con multitud de posibilidades y movimientos), el uso de objetos muy variados en su funcionamiento y ejecución, e incluso minijuegos para abrir las puertas simulando el movimiento de giro de la llave. La cantidad de mecánicas, sin haber podido profundizar más en el argumento ni en el desarrollo jugable, prometen un sinfín de posibilidades. Lástima que hayamos tenido que esperar hasta el ocaso de la vida de Wii para poder ver implementadas en un juego todas esas ideas y experiencias que en un principio se prometían a raudales. Más vale tarde que nunca, y por lo que me temo, la consola de Nintendo va a tener un cierre como solo sus propios padres saben darlo, gracias a la enésima iteración de Link, ésta vez de una forma más conmemorativa que nunca.
Hasta aquí lo que pudo verse, y sobretodo jugarse en este salón del Manga, que aunque no ha dejado un gran número de novedades (no es un evento de videojuegos en toda regla al fin y al cabo), al menos se ha acordado de nosotros,los jugones, regalándonos un par de guiños más que interesantes.