Revista Cultura y Ocio
XXVI CONGRESO DE HISTORIA REGIONAL “JORGE IGNACIO DIMITRIADIS”
14 al 18 de septiembre 2015
Biblioteca del Centro Vasco “Denak Bat” Mar del Plata
Organiza:
GABINETE MARPLATENSE DE ESTUDIOS HISTÓRICOS REGIONALES
Auspician:Jurisdicción Argentina del Derecho Humano Comisión Nacional de Historia - Centro de Estudios Masónicos
Este evento ha sido declarado de interés cultural por la Honorable Cámara de Senadores de la Provincia de Buenos Aires y por el Honorable Concejo Deliberante del Partido de General Pueyrredón. Asimismo se encuentra inscripto en el marco de la Comisión del Bicentenario 1810-1816 de los Institutos de Historia de la Secretaría de Cultura (actual Ministerio) de la Presidencia de la Nación y Miembros Adherentes.
RESUMEN
La adopción de los hijos de los masones por la Logia Luz del Sud de Tandil. Algunos aspectos del ideario masónico revelados a través del ritual y el símbolo, dados a conocer a través de sus propios documentos, papeles y publicaciones. Se incluye junto a la bibliografía un apéndice documental y fotos.
INTRODUCCIÓN
Existe dentro de algunas instituciones masónicas un ritual o ceremonia que involucra el acto de reconocer y adoptar, por parte de las Logias o Talleres de trabajo, a los hijos de los masones.
Leyendo las liturgias y manuales de la Masonería, se desprende que este acto "es de la mayor trascendencia e importancia, y exige que los Talleres sean muy cautos y precavidos en la concesión de esta gracia, porque les impone el ineludible deber de velar constantemente por sus hijos adoptivos, en el caso de fallecimiento de los padres" (1).
Actualmente esta ceremonia es poco utilizada, al igual que otras, como las de reconocimiento conyugal o tenida fúnebre.
Resulta que los tiempos han cambiado y su influencia como entidad se ha diluido; ya no juega como antes un rol primordial en los distintos estamentos sociales en los cuales solía insertarse y actuar.
A pesar de estar alejada de aquellas épocas de más amplia convocatoria y que esto ha afectado el desenvolvimiento de algunos aspectos de su vida interna, todavía se preservan estas ceremonias plagadas de un rico simbolismo, espíritu de ayuda mutua y valores humanistas.
Los masones siempre han difundido sus ideas y actividades en publicaciones propias, a excepción de los que se pueden considerar sus únicos secretos: los signos, toques y palabras de reconocimiento.
En sus textos (2) señalan:
"Se recomienda como bueno y edificante para los profanos (o aquellos que son ajenos a la Orden), que los parientes del niño asistan a la ceremonia, así como las madres, esposas y hermanas de los masones, a quienes podrán acompañar otros profanos".
"El niño será apadrinado en este acto por uno o por dos Maestros Masones, y aunque no es indispensable, según el Ritual, está generalmente admitido que figure como madrina alguna señora iniciada en la Orden, o la esposa, hija o hermana de algún masón".
Sostiene el Venerable o Presidente al inicio de la Ceremonia, previa advertencia a los miembros de la Logia para que se abstengan de hacer signos masónicos delante de los desconocidos:
"Señoras y Caballeros: (...) La Francmasonería, Institución altamente humanitaria, que persigue la fraternidad entre los hombres extiende su activa propaganda a la sociedad profana para establecer el reinado de la libertad, sin la cual es imposible el progreso humano.
A su desarrollo se oponen, por una parte, el dominio de las pasiones, y por otra, la superstición y el fanatismo, enemigo de la luz y valladar constante a las ideas de emancipación de la conciencia y del imperio de la razón.
Convencidos nuestros hermanos de que uno de los mejores medios para combatir esos males en el seno de las sociedades, consiste en educar a las nuevas generaciones con arreglo a los principios que aconseja la sana razón, creando en el porvenir a beneficio de una educación eminentemente moral, al propio tiempo que exclusivamente racional, hombres libres, capaces de llevar a la práctica la redención de la humanidad, han creído siempre que deben comenzar esta labor en el seno de su propia familia, educando a sus hijos en los sublimes principios y prácticas que ellos han aprendido de la Masonería y poniéndoles bajo la protección de sus hermanos para que estos le ayuden en tan importante labor y les ofrezcan la seguridad de que han de proseguir la obra por él comenzada, en el caso de que no la hubiera terminado antes de morir.
La adopción por la Logia del hijo de un masón, es uno de los actos más interesantes de cuantos realizamos en nuestra constante y progresiva labor. Por él adquirimos formal compromiso de dar al adoptado todas las pruebas de interés que necesite hasta llegar hasta su mayor edad; pero este hecho no desliga en modo alguno a la familia o a los padres del niño de los deberes que les imponga la religión que profesen y las leyes del Estado. Partidarios de la libertad de conciencia, admitimos en nuestros Templos a todos los hombres honrados, cualquiera sea la religión que tengan y las ideas políticas que sustenten, con tal que sepan practicar la tolerancia más absoluta. Al adoptar a un niño, nos proponemos librarle de los males con que le amenaza la superstición; iniciarle en la vida de la inteligencia; quitarle el velo material que cubre sus ojos, y, purificado su cuerpo, llevar a su espíritu, con el amor al estudio, la inspiración de la virtud y de la fraternidad universal, para que esta su primera iniciación, le abra el camino de la felicidad".
Por último, el Venerable se dirige a la audiencia, diciéndoles:
"(...) Os ruego no olvidéis que la Masonería, lejos de ser una sociedad disolvente y perjudicial como dicen nuestros enemigos, es la escuela de todas las virtudes, la propagadora de todas las libertades, la eterna luchadora por el progreso, y la que aspira a convertir a todos los hombres en una sola familia de hermanos".
Este mensaje emanado de las Logias y pleno de valores humanistas como ya señalé y, en este caso, alusivo a la protección de la niñez, se ve reflejado en la labor histórica de las distintas Masonerías existentes.
En 1916, al quedar constituida la Federación Argentina de la Masonería del Derecho Humano, se publican sus Reglamentos. Un folleto notable por la vigencia de sus principios y del cual todavía se conserva copia (3).
Dice el prólogo con respecto a las doctrinas sustentadas por El Derecho Humano:
"(...) La Masonería no se reclama de ningún origen divino revelado; muy al contrario afirma altamente que no procede sino de la razón humana.
No es dogmática, pero sí racionalista.
Dando fe únicamente a las verdades científicamente comprobadas, espera solo de la ciencia la explicación de todo lo que queda aún inexplicado en el estado actual de los conocimientos humanos.
Mientras las religiones se ocupan de las relaciones que los humanos deben mantener con Dios para conseguir la felicidad eterna después de la muerte, la Masonería investiga los medios que pueden permitir a cada ser humano (...) conseguir la mayor suma de bienestar material y de felicidad moral durante la vida terrestre. (...)
Busca los medios susceptibles de unir a todos los humanos para solidarizarse en vista del bienestar general. (...).
La Franc-Masonería Escocesa Mixta es internacional; proclama la igualdad de derechos de ambos sexos, la autonomía de la Logia mixta, la libertad de conciencia absoluta y el derecho a la vida del ser humano por el trabajo (...) trabajar sin descanso en pro del bienestar de la Humanidad, buscar la emancipación progresiva y pacífica, material y moral, de los humanos esparcidos sobre toda la Tierra (...)".
Continúa el texto, del cual solo selecciono unos breves párrafos sobre el tema específico de la niñez:
"La sociedad debe cuidar del nacimiento del niño, constatarlo y asegurarse por un control continuo que no está amenazado y que sus derechos están respetados (...).
El niño nace libre.
Es a la sociedad que incumbe el deber de proveer a la instrucción del niño. Es ella que debe asegurar su subsistencia si por una razón cualquiera los padres se encuentran imposibilitados para hacerlo, si han muerto o si los han abandonado.
Todos los niños tienen derecho a recibir una instrucción (...).
Nacidos libres, tienen el derecho de vivir libres, es decir, de desarrollar en todo sentido su personalidad sin que ninguna ley pueda coartar esa libertad, aún parcialmente, ni dejarles la posibilidad de coartar la libertad de los demás".
Desde el poblado de Tandil, y ya a principios del siglo XX, José Antonio Cabral (1875-1952) destacaba por su notable actuación y compromiso, siendo el principal impulsor y editor del semanario Luz y Verdad (1900-1903), órgano de difusión oficial de la Logia Luz del Sud creada en septiembre de 1872, luego de la matanza de extranjeros por la cual se responsabilizó al curandero Gerónimo Solané, apodado Tata Dios.
Cabral trabajó en los tribunales de Tandil y actuó como secretario de la municipalidad. Se diplomó de escribano y contador público. También editó Nueva Era (1919), diario este último que todavía se publica (4).
En su extensa trayectoria padece la censura y en varias oportunidades la cárcel. Fue uno de los creadores de la Biblioteca Popular Bernardino Rivadavia (1908), cuya comisión directiva presidió durante 25 años. Intervino en política siendo de la Unión Cívica Radical y fue comisionado municipal (1917-1918), senador provincial (1918-1920), ministro de gobierno provincial (1921), concejal (1922-1928) y diputado nacional (1940-1942). En esta época destaca su proyecto titulado “El código del niño”.
El extenso documento fue publicado por partes en Nueva Era, a partir del 23 de junio de 1941.
Expresaba el documento:
"El niño de hoy, es la Nación de mañana. Es el eslabón que nos une al porvenir. Su salud refleja el grado de civilización del medio en que se desarrolla. Su bienestar, el mejor augurio, la más bella esperanza de un pueblo que aspira a su progreso y grandeza. Cuidar la vida, la salud, la educación y velar en todo sentido por el niño, será pues, la mejor forma de defender a nuestra patria y a nuestro destino. En la Nación Argentina el niño tiene los siguientes derechos:
1.- Derecho a la tutela del estado.
2.- Derecho a la concepción y gestación en condiciones de normalidad fisiológica.
3.- Derecho a nacer sano y ser alimentado y cuidado por la madre.
4.- Derecho a la conservación de la salud y al normal desarrollo higiénico de su cuerpo y de su espíritu.
5.- Derecho a la alegría.
6.- Derecho al reconocimiento de sus padres.
7.- Derecho a la educación e instrucción laica.
8.- Derecho a la consideración y amparo social.
9.- Derecho a una justicia que lo excluya del concepto común del delito.
10.- Derecho a su capacitación para la lucha por la vida".
Volviendo al periódico Luz y Verdad, en 1903 este hacía público el siguiente documento (5):
RITUALES DE ADOPCIÓN Y SIMBOLISMO
"Los esfuerzos hechos por los masones de Tandil para la celebración de la tenida blanca (o sea, una reunión masónica abierta al público), de adopción de niños que tuvo lugar en la Logia Luz del Sud el viernes treinta del corriente (enero de 1903), en celebración del 29° aniversario de su fundación (la fecha exacta fue en septiembre de 1872), se vieron coronados por el éxito más brillante que pudieron haber deseado sus organizadores".
"Aquello fue grandioso. El salón, que resultó reducido para la concurrencia que asistió en número de trescientas personas más o menos (6), se hallaba arreglado con arte y sencillez, expresando todos sus adornos el sentimiento hermoso y sublime de la infancia".
"En el fondo, la mesa del Presidente y la de adopción, cubiertas con paños blancos y con los símbolos masónicos, y colocadas sobre un tablado en el que se veían también varias sillas para los niños a adoptarse y sus padrinos, y dos mesitas triangulares para el orador y secretario de la logia; sobre la pared del fondo, la representación del Sol y de la Luna, que alumbrados convenientemente lanzaban destellos poderosos como focos de vida fecunda y provechosa; la iluminación a giorno del salón (es decir, tan luminoso que daba casi la impresión de ser luz diurna), servida por numerosas lámparas (...) de alcohol carburado; las paredes laterales orladas con verdes guirnaldas de hiedras matizadas con flores frescas que embalsamaban el ambiente con sus fragancias exquisitas, y ostentando el retrato del General. San Martín, la apoteosis de Garibaldi, la Libertad, y un hermoso cuadro en el que se hallaban representados la ciencia, la justicia y el trabajo, como indisoluble fraternidad de la vida social, y la Esfinge histórica con este letrero: "Soy la vida y devoro a quienes no descubren mi secreto"; todo, en fin, atraía como con vagos ritmos misteriosos, llenando el espíritu con las suaves emanaciones de la ternura en que se desarrolló la ceremonia, y de la que el amor más puro y más desinteresado por los niños que se adoptan, fue el rasgo predominante".
"El acto comenzó con el himno patrio y el de la Franc-Masonería Argentina, que fueron escuchados con recogimiento por masones y profanos y saludadas sus últimas notas con estruendosos aplausos".
"Después el señor Francisco S. Riva, con palabra vibrante y entusiasta, pronunció su discurso de apertura, en el que hubo pasajes de elocuencia y rasgos geniales de verdad expresadas franca y sinceramente".
"Dijo que los asistentes habrían vacilado quizá antes de llegar al local de la fiesta, miedosos de encontrar en él todos esos fantasmas que el sectarismo enemigo de la luz había creado para la imaginaciones débiles, para los espíritus que no analizan; que siendo todo esto una solemne mentira, debían desechar esos terrores infundados, pues los franc-masones eran hombres que proclamaban como lema, la Ciencia, la Justicia y el Trabajo. Habló de la filosofía masónica sobre la vida, diciendo que la lucha era condición de felicidad y bienestar, pues la moral mística que proclamaba la insensibilidad, importaba la decadencia y la regresión".
"Se extendió después sobre el método de lucha de la institución, sintetizado por la investigación científica, por la propagación de la justicia y por la prédica del trabajo, y después de incitar a los masones a levantar arriba, "bien arriba la enseña de la verdad, para que percibiéndola el hombre la siga al través de la carrera infinita que le toca recorrer", terminó su peroración que si aplaudida fue en varias de sus partes, no lo fue menos al final".
"Enseguida se dio principio a la ceremonia de adopción, presidida por el Sr. Antonio Nigoul, por razón de imposibilidad física del Presidente de la Logia Sr. Bernardo Sabatté Laplace. Este fue el punto culminante del festival".
"La hermosa doctrina encerrada en las páginas del ritual respectivo, obra del esclarecido sociólogo argentino, del viejo luchador y viril paladín de la verdad, el Dr. Francisco F. Fernández, fue toda una simpática revelación para los concurrentes; el noble ideal perseguido por la institución masónica irradió ante ellos en todo su esplendor y magnitud, llevándoles en la palabra persuasiva, culta y serena de los que de ella hicieron uso, la convicción profunda sobre las bellezas de la Masonería, de esa asociación tan injustamente calumniada y perseguida en todas las épocas, por los mandones civiles y por los mandones sectario-religiosos".
"Los niños adoptados fueron: Armando Vitullo, Eduardo Varizat, Damián Comte, Manuel Vogelius y Miguel Rivello, y sus padrinos, los Sres. Juan M. Dhers y Manuel Vogelius".
Sostenía el cronista:
"Que el mandil que les fue ceñido a los primeros como emblema del trabajo que crea y perfecciona, les recuerde en todo momento el deber que tienen de ser fuertes intelectual y físicamente para la lucha por la existencia, y la de vivirla libre de prejuicios, de errores, de supersticiones y de fanatismos".
Como se puede apreciar, los masones utilizan el lenguaje simbólico para transmitir sus enseñanzas. De esta manera, y en el transcurso de la ceremonia, el Venerable les expresará a los adoptados:
"(...) Cuando tengas más edad conocerás esa luz, más preciosa que la del día, la luz de la ciencia y de la verdad, es decir, la inteligencia de la vida y la actividad de la razón (...)".
Al respecto, y más allá de la mención del mandil, o delantal de trabajo característico de los masones y de algunas de sus herramientas utilizadas en la ceremonia, la nota omite algunas enseñanzas simbólicas trasmitidas durante el ritual y que son parte esencial de su estructura.
Algunos años antes el periódico había develado algunos componentes simbólicos de otra adopción (7), explicando:
"Se echó, primero, agua en las manos de los niños, con lo cual se significaba que tuviesen la más alta pureza del espíritu; después se les puso sal en la frente, símbolo de la sabiduría; en seguida se les untó los labios con miel, para que sus palabras tuviesen la dulzura y bondad que inspira el amor al prójimo; más tarde, se les pasó vino por los párpados, para que vieran la luz de la verdad y la razón; se les puso aceite en los oídos, para que permanecieran sordos al error; se les dio a beber un trago de leche, con lo cual se les indicaba que la masonería se convertiría en una madre para ellos; se les dio de comer frutas, con lo que se indicaba que la masonería los alimentaría siempre, toda la vida, cuando sus padres precisasen".
En algunas variantes del ritual se le da a comer pan. Por último se le coloca el ya citado mandil.
Continúa Luz y Verdad el relato de los eventos:
"Después de la adopción, la orquesta que la formaban los Sres. Felipe Durazzo, Luis Lasalvia, Carlos A. Dhers, Alejandro Setzes y Emilio N. Rolfo, hizo oír el Himno a la Infancia; el secretario Sr. Riva dio lectura a una carta del Dr. Pablo Barrenechea, Gran Maestre de la Masonería Argentina (cabe aclarar que, en aquella época, la institución se hallaba muy dividida en distintas Obediencias que agrupaban a diversas Logias), y en la que deseaba buen éxito a la Logia Luz del Sud en la fiesta que nos ocupa, y enseguida el orador de la misma Sr. Manuel Suárez Gordillo (hijo), en inspiradas palabras de convencido explicó el significado de la ceremonia efectuada, que según dijo no importaba la afiliación del niño a ningún dogma ni a ninguna doctrina, sino el compromiso ante la sociedad civil de cooperar a su educación para la lucha por la vida, y el de protegerlos si la desgracia les quitaba el apoyo de sus amantes padres. Estuvo felicísimo y fue muy aplaudido".
"Se recogió después, como es de práctica en toda asamblea masónica, el óbolo para los pobres, el que produjo setenta pesos con veinte centavos, que fueron entregados para los fines consiguientes a las distinguidas Sras. María R. De Sabatté, Laura B. De Vogelius, e Inés U. de Acosta".
"Terminada así la adopción, se bailó después hasta las tres y media de la mañana, en medio del mayor entusiasmo. La Logia Luz del Sud puede estar satisfecha del éxito obtenido, y por el que le tributamos nuestras felicitaciones".
"Para concluir damos la nómina de las familias que asistieron: Sabatté, Riviére, Pilheu, Dhers Juan M., Davison, Draper, Hopson, Nelson, Depietri, Comte, Vogelius, Nigoul, Acosta, Gordillo, Riva (F.S.) , Riva (L.), Rivas, Rivello, Orbea, Mackeprang, Méndez, López Osornio, Capiel, Zabalza, Magenta, Ader, Fabre, Benavídez, Setzes, Alemany, Aboal, Del Viso, Caro, Vitullo, Varizat, Cowen, Ambrosi, Davis y otras muchas cuyos nombres no recordamos. Entre el sexo fuerte, estaba también debidamente representada la intelectualidad masculina tandilense".
"Los símbolos que se emplearon sirvieron de procedimiento de enseñanza gráfica para los lovatones (o lowetones, así llamados los niños adoptados), que tras la escuadra, encontraron la rectitud y la precisión, tras el compás, la lógica y la justicia, tras el mallete, la autoridad razonable y leal, después de la regla, la armonía que reina en toda la naturaleza, cuyo corolario es el del trabajo fecundo para los hombres y los pueblos sobre la base de una fraternidad sabia en la distribución de los derechos y obligaciones".
"Somos partidarios de ellos cuando expresan como en éste caso verdades científicas, porque cooperan poderosamente a inculcar en el joven cerebro del niño, con proyecciones indelebles y eternas, las virtudes que más pueden enaltecerlos y dignificarlos, pues, no miramos el símbolo en su superficialidad, sino que lo contemplamos en su significado, convirtiéndose así en método de sabia pedagogía".
La repercusión del evento fue muy amplia a nivel nacional y de la región. Hubo visitantes masones de Tres Arroyos y Dolores. La Revista Rivadavia publicada en esta última localidad, en su ejemplar de febrero de 1903, en un artículo a su vez reproducido por Luz y Verdad (8), sostenía:
"La Logia Luz del Sud del Tandil acaba de izar con brazo fuerte el estandarte glorioso de las legiones salvadoras, poniéndose de un salto en las primeras filas de la falanges intrépidas de la idea sostenida por un núcleo de cerebros moldeados en la escuela de la filosofía científica e inspirados por el altruismo sacrosanto del trabajo".
"Una de las columnas más fuertes de esta obra es la Logia Luz del Sud del Tandil, que desde hace tiempo viene prestando su hombro poderoso a la erección del edificio social de los tiempos, realizando en fructuosos esfuerzos, trabajos de levantada propaganda".
"Consciente de su noble misión, ha comprendido que ella no podía llenarse mejor que haciendo conocer al mundo profano las bellezas de las doctrinas masónicas, no titubeando en abrir las puertas de su taller a las Tenidas Blancas, llevando así el fecundo limo del estudio y la meditación, a fertilizar los arenales del medio ambiente. El que la rodea, no obstante, le es propicio, pues en el Tandil existen inteligencias que asimilan asombrosa y rápidamente las nuevas ideas. Y si por un momento pudieron poner en duda el triunfo de sus esfuerzos, pronto la agradable realidad, con todas las armonías del éxito, llevó el júbilo a sus espíritus batalladores."
BIBLIOGRAFÍA COMPLETA, NOTAS Y FUENTES CITADAS
(1) Diccionario Enciclopédico de la Masonería, escrito y ordenado por Lorenzo Frau Abrines y publicado bajo la dirección de Rosendo Arús y Arderiu. Edición corregida y aumentada por Luis Almeida Villalar; 5 Tomos, Editorial del Valle de México, sin fecha a la vista.
(2) Diccionario Enciclopédico de la Masonería, op. cit. Sobre este aspecto de las Tenidas Blancas de los masones, o reuniones abiertas a las familias, incluyendo mujeres y público en general, señalaba la Revista Masónica "La Cadena de Unión" editada en Buenos Aires, en su ejemplar de enero de 1917, Año XXV, 2ª Época, y en alusión a la ceremonia de adopción llevada a cabo por la Logia Zola Dreyfus de la localidad de Punta Alta en el sur de la provincia de Buenos Aires:
"Esta Respetable Logia el 30 de diciembre próximo pasado celebró con todo rigor de ritual una tenida blanca de adopción (...). El Templo estaba profusamente iluminado y adornado con hermosas guirnaldas de flores y cintas de colores".
"Invitadas a esta ceremonia gran número de señoras y señoritas que lucían elegantes (...), dieron con su presencia gran realce a esta hermosa fiesta, en la que desde su principio hasta su clausura fue mantenido un ambiente de constante alegría, amenizada con una orquesta (...)".
"Hicieron uso de la palabra el Venerable Maestro y el Orador de la Logia quienes con enaltecedoras frases para la Institución expusieron al selecto público que los escuchaba, la significación de esta ceremonia de adopción, a la vez que manifestaron su agradecimiento por la asistencia de tan numerosa y selecta concurrencia".
Terminada la ceremonia de adopción, dice el cronista, se sirvió una comida ligera, prolongándose la fiesta hasta las tres de la mañana, hora en la cual se retiraron las numerosas familias que asistieron. Y concluye: "Nuestras (...) felicitaciones a los dignos dirigentes de la Logia Zola Dreyfus, y votos para que se repitan actos de esta naturaleza, pues ellos sirven de estímulo a las Logias de la Obediencia, y fortalecen el trabajo de nuestra Institución elevándola en esta Patria a la grandeza que le corresponde".
(3) Constitución y Reglamentos de la Federación Argentina de la Orden Masónica Mixta Internacional "El Derecho Humano". Primera edición original de 1917.
(4) Nueva Era, Bodas de Oro, 1919-1969.
(5) Luz y Verdad, Año 3, martes 3 de febrero de 1903, Número 144.
(6) El censo poblacional en la época de la fundación de la Logia, hacia 1870, era de 5.093 habitantes. En 1900, fecha de aparición del semanario Luz y Verdad, la población sumaba 18.840 habitantes. En esta última fecha había unos 45 masones.
(7) Luz y Verdad, Año 1, Nº 23, 2 de octubre de 1900. A continuación reproduzco la nota completa publicada en este ejemplar ya que resulta de sumo interés. Aparte de los datos suministrados sobre la ceremonia de adopción, se menciona a dos personajes muy influyentes en la Masonería de aquellos años.
Uno es Narciso Terrón, que preside la Logia Libertad, organizadora del evento y que, en 1902, será una de las principales autoridades fundadoras del Gran Oriente Argentino del Rito Azul, Obediencia que llegó a contar con más de 100 Logias.
El otro es Emilio Gouchón, de destacada trayectoria masónica y política y, también, autor de un estudio muy interesante sobre la Logia Lautaro. Dice el texto:
"No menos de mil quinientas personas había anoche en la Casa Suiza, invitadas por la Logia masónica Libertad, con el objeto de que presenciaran la adopción de veintiún lovatones, esto es, de veintiún hijos de socios, que iban a recibir el bautismo de la masonería, que los consideraría desde aquel momento como sus propios hijos.
En el fondo del salón, cubierto y festoneado de banderas argentinas, se había establecido el oriente, que en términos vulgares se llama la presidencia y la comisión directiva.
En el salón reinaba un espíritu de exquisita democracia, pues se veían allí confundidos en el mismo ambiente a las gentes de todas las clases sociales.
El acto -curioso por cierto- comenzó alrededor de las nueve de la noche. El venerable de la Logia, señor Narciso Terrón, después de ocupar su puesto en el oriente, ordenó a los hermanos que formasen doble fila a lo largo del vastísimo salón. Cada hermano armado de un macizo sable de caballería, hizo (...) levantando en alto su arma, una especie de arco triunfal de acero que en el ritual se llama bóveda. El venerable dio tres golpes de mallete -con una maceta incrustada en oro- y pidió al público que se pusiera de pie pues iba a entrar al recinto el Gran Maestre de la Masonería Argentina, diputado nacional doctor Emilio Gouchón.
Precedido del portaestandarte y de dos alabarderos y seguido de veinte hermanos que traían a la diestra una antorcha encendida, penetró al salón el diputado Gouchón, quién, después de saludar al venerable, se sentó a su derecha, haciendo idéntica cosa los que le acompañaban.
Mientras tanto, dos fotógrafos impertinentes de dos periódicos de la capital, se entretenían en dar humazos al público.
El venerable Terrón pronunció un largo discurso, diciendo que la masonería era la religión de la verdad, del bien, del amor al prójimo, y que había contribuido a través de los siglos a implantar las más sanas doctrinas en el espíritu de los pueblos, puesto que había sido en todos los tiempos el arma con que se había combatido la ignorancia. Agregó que la masonería perdonaba a sus detractores como Cristo había perdonado a sus verdugos.
Hizo enseguida una explicación del bautismo masónico, transcurrido lo cual llamó al padre de uno de los lovatones, invitándole a dar tres golpes de mallete con los cuales se abriría la ceremonia.
Hecho esto, el venerable preguntó a los hermanos si estaban conformes en admitirlos en el seno de la masonería. De todos los ámbitos del salón se oyó gritar: ¡Sí! ¡Sí! Después preguntó si se comprometían a ayudar, educar y proteger a los nuevos bautizados. Se hizo idéntica afirmación de todas partes, y en seguida se procedió a tomar el juramento de estilo a los hermanos.
El venerable decía el juramento -de protección y ayuda a los niños- y los socios lo repetían en voz alta, junto con los padrinos y las madrinas de los niños. En seguida las criaturas subieron de la platea al oriente y allí se procedió al bautizo.
Se echó, primero, agua en las manos de los niños, con lo cual se significaba que tuviesen la más alta pureza del espíritu; después se les puso sal en la frente, símbolo de la sabiduría; en seguida se les untó los labios con miel, para que sus palabras tuviesen la dulzura y bondad que inspira el amor al prójimo; más tarde, se les pasó vino por los párpados, para que vieran la luz de la verdad y la razón; se les puso aceite en los oídos, para que permanecieran sordos al error; se les dio a beber un trago de leche, con lo cual se les indicaba que la masonería se convertiría en una madre para ellos; se les dio de comer frutas, con lo que se indicaba que la masonería los alimentaría siempre, toda la vida, cuando sus padres precisasen.
Después de esto, se colocó una medalla en el cuello de los bautizados, quedando con este acto terminada la ceremonia.
El doctor Gouchón habló en seguida, a pedido de numerosos hermanos, diciendo que la masonería había luchado durante muchísimos siglos en la sombra, debido a las persecuciones de que había sido objeto, pero ahora podía mostrarse a la faz del mundo, a la luz del día, en beneficio de la humanidad. En seguida de esto se hizo el concierto anunciado, que terminó a las doce de la noche entre aplausos del público".
(8) Luz y Verdad, Año III, Tandil, marzo 17 de 1903, Número 150.
APÉNDICE DE FOTOS
Ceremonia de adopción de Loweton, en la Logia Confraternidad Argentina Nº 2, Gran Logia de la Masonería Argentina del Rito Escocés Antiguo y Aceptado, 1954. Revista Símbolo, Año X, Nº 41, Buenos Aires, abril de 1955.
Tenida fúnebre en el Templo principal del Gran Oriente Federal Argentino. Revista Verbum, Tercera Época, Año I, N° 9, junio, julio y agosto de 1941.
Una Tenida Blanca de Reconocimiento Conyugal en la Logia Griega Pindos bajo los auspicios de la Gran Logia de la Masonería Argentina del Rito Escocés Antiguo y Aceptado. Revista Símbolo, Año VI, Nº 26, Buenos Aires, diciembre de 1951.