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En las ultimas semanas se han sucedido una serie de noticias que han vuelto a poner el dedo en la llaga que supone la eterna pregunta acerca de si "¡el tamaño importa?"...

Desde aquel paisano de Pontevedra, el que por Reyes quiso regalarse unalargador de pene y recibió, por correspondencia, una preciosa lupa con la que efectivamente conseguiría aumentar el tamaño de su miembro viril, aunque de una forma que en modo alguno debía parecerse a lo que el cliente perseguía... 
Los telediarios llevan semanas hablándonos de las prótesis francesas de silicona PIP las cuales, al haber sido fabricadas con silicona industrial, deben constituir un auténtico calvario para quienes no estaban satisfechas con el tamaño de sus mamas, para quienes se las implantaron y para los gobiernos que permitieron su comercialización, sin los adecuados controles.
En lo relacionado con los atributos sexuales el tamaño siempre parece habernos importado sobremanera. Hasta hace relativamente poco tiempo, anteriormente al advenimiento de los aparatos e intervenciones que hemos mencionado en párrafos anteriores, las soluciones siempre vinieron del lado de la lencería: prendas para recoger, para disimular, incluso para realzar nuestros atributos sexuales... 
En este sentido os invito a asomaros al escaparate de la Corsetería La Latina, abierta desde 1.925 en el número 49 de la madrileña calle de Toledo, no muy lejos de la Plaza Mayor, o del Mercado de la Cebada... En el libro Guinness de los Récords figura que el sujetador más grande jamás vendido (una pieza de 2,5 metros), lo fue en esta corsetería especializada en grandes, en enormes tallas.