(AE)
Lo confieso, hay días en los que a uno se le acaban los razonamientos y donde el pensar lógico pierde su hilo y nos lleva al desboque emocional. Uno no lo puede evitar, pero es así.
Ante tantas indignaciones y tantos indignados que parece que hay, a veces me da la impresión que las discusiones de cambio o de regeneración moral no son otras que globos sonda que evitan que miremos a lo más esencial.
Es curioso los dimes y diretes que hay todos estos días con el rescate de Grecia, las calificaciones de Moody's y el cachondeo ibérico donde parece ser que la mayoría de la clase apalancada en posiciones de poder se niega a cambiar su frenético ritmo de vida y así siguen (casi) todas las administraciones, atando los perros con longaniza... por otro lado, nos llegan noticias del escandaloso tanto por cierto de comida que se tira (o que tiramos), y que en algunos casos puede llegar a un tercio de la producción total ¿estamos locos? ¿es este mundo un ridículo esperpento dirigido por estadistas a imagen y semejanza de los Hermanos Marx? Son preguntas que salen así a bote pronto.
Hoy Somalia, Etiopía, el Norte de Kenia y otras zonas del Cuerno de África viven en sus carnes una de las sequías más duras de los últimos años... pero nosotros miramos a las agencias de calificación de deuda... es Grecia nuestra mayor preocupación porque si cae, va detrás España y por tanto, para evitar que ZP y el resto de los españolitos nos caigamos con todo el equipo, ya se sabe... inyecciones de capital y ayudas paliativas.
Mientras tanto, en el Cuerno de África y en muchos otros países se desencadena una silenciosa guerra. Los precios de ciertos alimentos se han multiplicado en algunos casos por 25 (en comparación con precios de 2003) e influentísimas multinacionales agroalimentarias como Glencore hacen el Agosto con la especulación de productos alimenticios de primera necesidad.
En este contexto, no hay muerto sin asesino. Ya sabemos que en Somalia gobiernan algunos exaltados islamistas, que Kenia es de los parlamentos mejor pagados del mundo, que la corrupción política de estos países es endémica (¡Como si no fuera la nuestra, mucho más castiza y de guante blanco!)... pero los que están muriendo hoy, los que se están conformando con una comida al día (si hay), ni son los islamistas, ni los corruptos, ni los políticos. Son personas como tú y yo.. pastores, agricultores, pequeños comerciantes a los cuales una combinación de sequía climatológica y de desvergüenza mundial les está poniendo en la picota. A éstos no los va a salvar nadie, ni Merkel ni el Sursum Corda... no habrá grandes movilizaciones ni acciones conjuntas por parte de los gobiernos.
El hambre sigue siendo la vergüenza y el escándalo más grande de nuestro mundo. Los que hoy se desloman en los campos apenas tienen suficiente para subsistir, después de haber perdido el poco poder adquisitivo que tenían. Algunos se rasgan las vestiduras porque el petróleo ha subido... otros nos las rasgamos porque vemos que una medida de arroz, de mandioca o de alubias vale hoy más del doble de hace un año. Eso sí que es una verdadera tragedia... y no lo de Amy Winehouse.