Revista Opinión
¿Y ahora, qué? Intentar que no se diera la farsa electoral del 30 de Julio, se presentaban como una oportunidad para frenar la hoja de ruta que tenía el régimen para regenerarse y recomponerse. La Unidad Democrática hizo todo cuanto pudo para tratar que el fraude constituyente no se impusiera, sin embargo llegó el día y se celebró la elección y tanto el fraudulento resultado electoral anunciado por Tibisay Lucena, como la dramática cifra de jóvenes asesinados por el régimen ese día parece inaugurar una nueva fase de lucha por nuestra democracia y libertad. El gobierno comienza esta nueva etapa con dos grandes debilidades, la primera el desprestigio que nacional e internacionalmente tienen Nicolás Maduro y quienes lo acompañan, ya nadie duda que se trata de tiranos, sanguinarios, sin apoyo popular, a los que solo les interesa mantenerse en el poder a costa de lo que sea necesario. La otra debilidad es la inmensa fractura interna que existe en el PSUV, es fácil suponer lo complicado que resultará la designación del presidente de la espuria Asamblea Constituyente; no podrán ponerse de acuerdo sin que una de las partes sea inmolada. Otro elemento a considerar es el paso adelante que dieron la inmensa mayoría de empleados públicos, que a pesar de las amenazas y humillaciones a las que fueron sometidos, se plantaron ante la dictadura, dándole la espalda, absteniéndose de votar, mandando un claro mensaje de coraje y dignidad. El régimen decidió usar la campaña del miedo, especialmente en las instituciones públicas, y les salió mal, principalmente porque el temor mayor que compartimos todos los venezolanos, es que el sostenido deterioro de las condiciones de vida siga profundizándose y si hay algún sector que está con el agua al cuello es el sector público.
Sin duda el proceso constituyente agravará el conflicto institucional del país, y desnudará aún más al chavismo quien no tiene ninguna capacidad para para responder ante la crisis social, económica y política causada por el mismo régimen. La presión internacional va a jugar un papel determinante en los días por venir, pero hay que ser realistas, la solución no vendrá de afuera, es responsabilidad de nosotros los ciudadanos venezolanos, poner en jaque al gobierno. Hoy, nos toca nuevamente poner manos a la obra y seguir en acción, no perdamos de vista el objetivo, debemos seguir ocupados del fortalecimiento del bloque social y político que exige un cambio de gobierno para dar paso a una mejor Venezuela.
La instalación de esa ilegitima Asamblea Nacional Constituyente, ni fractura la unidad ni desorienta la brújula, por el contrario, nos indica que vamos por el camino correcto, emplaza a estar más cohesionados, más comprometidos y nos obliga a ser mas valientes, mas irreverentes y a fajarnos más, hasta dar la estocada final
@judithsukerman / [email protected]TwittearEnviar este artículo a tus seguidores