Esta noche, este burgomaestre tenía intención de subir la tan postergada tercera parte de la entrada dedicada al actor Luis Peña. Pero como suele suceder, los hechos se han impuesto a las proyectos. Este burgomaestre ha sabido que nos ha dejado Antonio Ozores Puchol, el entrañable “Pirulo” y, buscando algún consuelo para la tristeza que este conocimiento le ha producido, se ha dicho: “Se reunirá con Peliche”. Ojalá sea verdad. Lo va a ser, al menos, en nuestro cada vez más nutrido panteón de cómicos. Tal vez ahí los dos hermanos se vuelvan a reunir con Miguel Gila y los tres vuelvan a jugar, grabando sus ocurrencias en un magnetofón, o disfrazándose con los infinitos trajes que se guardan en los baúles de la Eternidad.
El 24 de agosto del pasado año 2009 nos dábamos aquí el gusto de felicitar a Antonio Ozores por su octogésimo primer cumpleaños. Le deseamos entonces, de todo corazón, que “cumpliera muchos más” y nos duele hoy, como si alguien nos pisara el ánimo, saber que aquella


Hoy sólo podemos decir adiós. No tenemos arrestos y claridad para más. La muerte, inexplicable, tozuda, desconsiderada, fea, torpe y ruin, nos ha hecho otra faena. Se ha llevado a “Pirulo”, nos ha dejado más solos.
Coda: Penúltima lección magistral de don Antonio (de su libro “La profesión más antigua del mundo”, Ed. Belacqva, 2004):
“Yo no me llevo muy bien conmigo como actor. Por supuesto que he hecho películas, digamos que de poca categoría en la que yo como intérprete he estado bastante mal, para qué vamos a andarnos con tonterías. Pero justifico el haberlas hecho porque como cada quisque tenía que pagar el alquiler del apartamentito, la luz, el gas y mi bocadillo de jureles. Porque aquí donde me ven, económicamente he tenido épocas de una debilidad económica extrema. Después de interpretar “Los tramposos”, en el año 1963 estuve todo un año sin que nadie me contratara. ¿Extraño? Para nada. En esta

(...) Todos los acontecimientos ocurridos en mi vida, afortunados o tristes, me han cogido con maquillaje en la cara.”
Descansa en paz, Antonio. Mucho ánimo, Emma.