Comparto este hermoso poema, de mi padre, que nos devuelve a las cosas y a su realidad. ¿Qué queda después de todo? ¿Qué queda cuando ya pasó el tiempo para perderse y volverse a encontrar? ¿Qué queda cuando el tiempo dicta su destino, que es el de todos y el de ninguno?
Asun me dice a comer
y así acaba la mañana
en el repique blanco de los platos
en el cristal tañido de los vasos que brillan milagrosamente
en el dejarse caer de los cubiertos en la mesa
Llega la tarde y las ventanas de invierno se van poniendo tristes
llega el rezo de los telediarios
mudos y algo polichinelas
el tilín-tilín de los paseos
la vuelta a casa sobre las hojas muertas que duermen en la calle
la sopa buena al albur de las buenas noches
el cerrar los ojos antes del sueño como si probasen la oscuridad
la acogida materna de las sábanas con su olor imborrable a la misma felicidad
el último suspiro cuando una espesa niebla aclara las palabras
que aún quedan sobradas en la boca
otro día perdonada.
Miguel Porcel
4/1/24