Y así era ella, como una película en blanco y negro donde...

Y así era ella, como una película en blanco y negro donde los actores tenían un brillo especial en los ojos, los que se besaban con pasión y sin rozarse los labios.
Ella, una Marilyn sin lunar, un movimiento de cadera de Elvis, la alargada sombra de Frank Sinatra, el indomable espíritu del hermoso James Dean.
Ella, ese "Tócala otra vez Sam", una orden de Al Capone, el guante de Rita Hayworth, era todo un desayuno con diamantes.
Ella, la sucesora de Coco Chanel, la que bailaba con el pelo alborotado y al salir el Sol retomaba su aura misteriosa y paseaba en silencio bajo su gabardina cual detective. La que sonreía al mundo y callada rememoraba los grandes éxitos de su pasado.
Ella, quien citaba a Shakespeare entre susurros y moría por ver el amanecer en París. 
Ella, una enamorada de la luna, una auténtica lunática donde las hubiera; sellaba cada promesa con un vaso de ron a la roca y volvía al lugar donde se refugiaba del jaleo del mundo real.
Ella, los años de oro de Hollywood en toda regla, la que brillaba por encima de cualquiera.
Ella, la que rechazó a miles de hombres y enfrentada con todos los cuentos de princesas. Ella, la más grande de todas, la estrella entre las estrellas.Lo más bello es invisible a los ojos