Mira! ves la luna? Nos tumbaremos juntos a verla en la terraza
Escuchas eso? es música! Maravillosa verdad? Bailas?
Quédate! No se te ocurra marcharte nunca de mi lado!
Oyes las risas? están esperándote para jugar.
No te equivocaste, te estábamos esperando. Eras nuestro regalo maravilloso.
Y justo antes de marcharte habíamos bailado juntos en el salón…
Llegaste en silencio, como te marchaste.
Apenas ocho semanas… Un corto embarazo, demasiado corto, un tiempo muy breve, centímetros apenas de vida, pero kilómetros de futuro.
Apenas ocho semanas y ya te contaba, ya te llamaba, ya eres parte de mi yo, de nuestro nosotros.
Nos has hecho familia numerosa, formarás parte de ella para siempre, porque has existido, aunque el saber popular diga que no, que era pronto, que te olvidaré, que tengo otros dos, que tendré otro… que saben ellos!
Qué sabe nadie!
Apenas ocho semanas, ¿No dan motivo para llorarte?
Qué grandes ocho semanas! Llenas de momentos, de sabores, de imágenes!
Sabes que me trajiste? Nada mas saberte… una sonrisa, y ahí siguió, durante semanas, alegría, sonrisas, felicidad.
No estés triste, prometo no estarlo, tuve la dicha de sentirte, de que eligieras crecer en mi.
Aunque fuese corto tu viaje, lo hiciste a mi lado. Al nuestro.
Te marchaste en silencio, días antes de que mi cuerpo lo notase, eras tan deseado, tan amado que no supiste como decirme adiós, y mi vientre siguió alimentando tu nido, siguió creciéndote aún cuando ya no crecías.
Apenas 8 semanas, tiempo suficiente para echarte en falta, para sentir el vacío, para desbordar un mar de lagrimas.
Poco tiempo para quien mide en segundos y no en sentimientos. Pero toda una vida, la tuya. La nuestra.
Me faltas, estoy incompleta, me siento truncada.
Me recuperaré, me recupero día a día, despedirme de ti, darte un lugar en el mundo, en mi mundo, me sana.
No encontraron latido. Se oscureció el mundo, tu luz no. Esa seguirá alumbrándonos desde algún rincón. No podías vivir, el medico me explica la evidencia, es un embrión desestructurado, no es compatible con la vida, esto ocurre…
Y mientras yo me evado en la camilla y me sorprendo bailando de tu mano en el salón, tu risa apaga su voz.
Tu sonrisa seca mis lagrimas.
Nuestra música enmudece el silencio del ecógrafo mientras busca infructuosamente un ruido, un murmullo, un latido…
No existe el mundo, no estamos en un hospital, nadie nos robara este pensamiento, este momento, este baile, este adiós.
A duras penas entiendo la explicación, el informe, la medicación…
Y salgo andando sabiéndome mermada, porque sus palabras, los hechos, me han robado un futuro.
Dificilmente mastico la noticia me descubro buscándote en todos los espejos, un vientre abultado, un perfil…
Pero ya no estas. Si, si estas, simplemente ya no lates, ya no creces, ya no crecerás nunca.
Apenas consigo digerir el final.
Las sonrisas y las voces de tus hermanos, el calor y el amor de tu padre nos acompañan, lo harán siempre.
Un día después de la noticia decides marcharte, me has permitido decirte adiós, y ser consciente de tu marcha.
Me has dado el tiempo que precisaba, me has regalado mucho. Apenas ocho semanas y tan humano, tan generoso.
Hubieses sido alguien grande! Lo has sido! Muy grande!
Qué nadie se atreva a discutirlo, que nadie ose quitarte importancia, que nadie te mida en semanas, o en centímetros, que nadie se aventure a negarte, porque eras grande, e importante!
Y en un rinconcito de mi alma, lo serás siempre.
No creo en Dios, hoy quiero creer.
Creer en reencuentros y en segundas oportunidades, si existen ojalá volvamos a encontrarnos, ojalá tu segunda oportunidad sea maravillosa y eterna.
Gracias por pasar por mi vientre.
Gracias por ser mi pequeño milagro y hasta siempre vida mía.
Y por siempre, vida mía.