
Este fin de semana, mientras la Virgen de la Caridad, surcaba el mar en medio de la bahía de Miami las olas en cada una de las orillas salpicaban espuma y reconciliación. Y Cachita, desde su eterno brillo, con su bendita luz, contemplaba orgullosa el amor de su pueblo entre pedidos de paz, prosperidad y amor.

Y es que Cachita ha estado siempre, desde los hilos de la bandera insurrecta hasta los días de menos gloria y escaso esplendor. Porque la Virgen piensa en las dos orillas y mira con ojos de madre que son ojos de pueblo y de gente humilde, y esos sentimientos no tienen límites ni fronteras.

Cachita perfectamente podría ser Cuba y Cuba no es propiedad de un grupo. Cuba es de todos los que la amamos y la respiramos cada día.

Bendita sea Cachita por los siglos de los siglos en el corazón de Cuba.
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