Revista Diario
No había tratado este tema jamás en mi blog de manera como ahora lo voy a hacer, pero creo que es necesario, pues estoy segurísima que puede ayudar a más de una madre o padre en la misma situación. Afrontar una separación/divorcio para un niño es durísimo, pero con mucha paciencia podemos hacerlo lo más llevadero posible. Hay mucho que hablar sobre este tema, pero hoy me voy a centrar en el momento que uno/a decide separarse, a pesar de los hijos. A veces vamos alargando situaciones que no queremos seguir viviendo, y no nos damos cuenta de que el tiempo no solo pasa sino que también nos pasa factura, tomar una decisión como divorciarse con hijos de por medio, es como si te clavaran mil puñales en el pecho para ti y para tu pareja.Pero hay momentos en la vida que separarse puede ser la mejor opción también para tu hijo/a, cuando las situaciones se descontrolan entre los padres, los niños lo sufren por partida doble, hay que saber decir "basta" y tomar las riendas de tu vida, centrarte y decidir que es lo mejor que podemos hacer. Mi hija no merecía vivir las discusiones que yo podía tener con su padre, y eso que nunca fueron delante suyo, pero sí estaba en su habitación por ejemplo, mientras nosotros discutíamos en el salón o la cocina, y ella aunque creyéramos que no se enteraba de nada, estoy segura de que sí lo hacía, por eso un día tomé la decisión final. Mi matrimonio ha tenido momentos muy muy felices, mi vida desde que lo conocí fue maravillosa, pero tuvimos que afrontar muchos duros momentos en nuestra relación con el paso de los años, momentos como mis enfermedades, depresiones, infertilidad etc...y fuimos capeando todos los obstáculos que se nos fueron poniendo por delante, pero esto también pasa factura, y finalmente el fuego se fue apagando, aunque siempre suele pasar que por uno se apaga más que por otro. Todo suma, y lo que antes te parecía una tontería, acaba pareciendo algo odioso e insoportable. Yo he pasado casi 25 años con el padre de mi hija, de los cuales 16 fueron de matrimonio y los 11 primeros los pasamos sin hijos, solos los dos con nuestro querido amigo Jahari, (nuestro perrito que falleció el verano pasado con casi 15 años, cuanto lo echamos de menos).Pero los buenos momentos tras tantos intentos fallidos de ser padres se fueron enfriando, y sé que en gran parte eso hizo que todo cambiara.Después llegó nuestra hija, y aunque éramos muy felices, él no estaba tan preparado como yo creía para ser padre y muchas cosas se las pasó por alto...y para mi fue la guinda del pastelón. A partir de ahí todo cambió en nuestra relación, y yo pasé a ocuparme más de mi hija y dejarlo a él un poco a su bola, pero a él ya le venía bien así, y yo no lo veía tan bien, la verdad. Como no quiero sacar trapos sucios, corramos un tupido velo.... Siempre pensamos que nunca es el mejor momento para separarse, ¿qué dirá la familia? ahora estoy embarazada, ahora somos padres, por mi hija que no puedo hacerle esto etc etc... ¿Nunca lo es? Yo creo que el mejor momento es justo el momento en que tú lo decides, el momento en que lo coges, lo sientas y habláis largo y tendido, ese es sin duda el mejor momento, y si lo hacemos con calma todo puede salir bien, lo importante ya no eres tu ni él, lo importante es nuestro hijo/a. Yo le di la noticia definitiva justo en el momento en que me diagnosticaron mi segundo cáncer, ¿porqué? por varios motivos, la verdad, pero entre ellos uno era que necesitaba la mayor tranquilidad posible para curarme totalmente, y con él no la iba a encontrar. Justo en aquel momento teníamos más discusiones que nunca. Así que a mi hija se le vino el mundo encima, sí, el inicio de la etapa escolar, nunca había salido de las faldas de mami, la abuela o la tía y ahora de repente cada día estaba en una clase llena de niños pero mamá no estaba , a esto le siguió el cambio físico de mamá, a mamá se le cayó el pelo con la quimioterapia y una niña de 3 añitos recién cumplidos no podía comprenderlo, y finalmente, en todo este proceso, papi dejó de dormir bajo nuestro mismo techo...esto para cualquier niño es un palo bien gordo, os lo digo yo. Mi hija estuvo muy mal durante 3/4meses, llegamos a asustarnos, así que quisimos hacerlo de la mejor manera posible para ella, y papi venía todos los días a jugar con ella, incluso si alguna vez hacía falta se quedaba a cenar o a dormir. Yo pasaba con ella todo el tiempo que podía o que la enfermedad me permitía, y entre todos le dábamos muchísimo cariño y comprensión, pero ella se convirtió en otra niña, siempre triste y enfadada...fue muy duro, no puedo mentiros, en su día escribí sobre ello AQUÍ. Poco a poco el tiempo lo fue poniendo todo en su sitio, pero yo sé a ciencia cierta que el llevarnos lo mejor posible su padre y yo, incluso dejar que pasara todos los días con ella a pesar de estar separados él y yo, a ella le vino muy bien como adaptación. Su papi volvió un tiempo para instalarse en otra habitación, ya no éramos pareja pero sin embargo sigue siendo y seguirá siendo el padre de mi hija, y una persona muy importante para mi. Yo no puedo destruir esa relación, ni quiero. Me separé de mi marido, pero mi hija no tienen porqué separarse de su padre o de su madre, puede seguir teniendo a los dos por igual, y esto siempre lo tuve muy claro. Así que si alguien me pregunta cómo conseguimos que nuestra hija superara esa separación, siempre le digo lo mismo, estamos haciendo todo lo posible para que ella pueda verlo como algo muy natural, y por supuesto no le privamos de su padre ni de su madre, y nunca lo haremos, por mal que él y yo nos lleváramos.Aquí la custodia está muy compartida y el acuerdo de separación es un documento abierto al dialogo entre él y yo. Por ahora nos funciona, la Princesita Fiera está feliz así, lo entiende, pero es cierto que cuando ve que nos juntamos los 3 para algo, ya sea comer o salir juntos a dar un paseo...ella se emociona tremendamente, pero luego vuelve a comprender que papi y mami ya no se quieren como antes, y que tienen vidas separadas, aunque se vean cada día.Y para nosotros verla feliz es lo más importante y lo que pasa por encima de todo, pero no por ello seguiremos viviendo juntos o haciendo vida de pareja eternamente. Cuando ya no quieres estar con alguien, lo mejor es dejarlo. Luego te das cuenta que dar el paso no era tan difícil y que no pasa nada, que nadie se muere por ello y que todo el mundo lo supera tarde o temprano.