En una de nuestras visitas mensuales a un famoso mercadillo de nuestra ciudad, vimos un cisne porta-macetas de cerámica blanco muy coqueto. -"Mira el cisne", -"¿Cúal?", -"Ese de ahí", -"Pssss, no se...", -"¿Es cursi?, -"Tela...", -"Pero tiene su punto, así como retro ¿no?", -"Bueno, quizás para el atrezzo de las fotos..." -"¿A cuánto el cisne, oiga?", - "Dame un euro", -"¿Qué hacemos?, -"Fuuu, qué se yo..." Y ahí dejamos el cisne. ¿En serio? Os preguntareis algunas.... Pues sí, que hay días que estamos espesas, no hay otra explicación posible. Y cuando la espesura mental se despeja, vienen los lamentos y el chirriar de dientes - "¿¡¡Cómo hemos podido dejarlo pasar, si sólo costaba un euro!!?" -"¿¡¡En que estábamos pensando!!?" -"¡¡Es que somos tontas!!" Pero ya no tiene remedio la cosa, y para echar sal en la herida, ahora vamos y nos encontramos al cisne por todas las casas del mundo...
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Jejejeje, pero cabezonas que somos, al tiempo volvimos al mismo mercadillo y ahí estaba esperándonos, congeladito de frío, con su aire tan delicado y ¡nada cursi!. Y se vino con nosotras, "a su casa viene", cómo dicen por aquí..., donde se encuentra la mar de feliz y decorativo.
Por cierto, ¿os habéis fijado en sus lindas pestañas....?