Así, sin más, ha llegado el invierno a Glenorchy. Ya hacía días que venía avisando con heladas matutinas pero anoche definitivamente el otoño se fue a descansar hasta el año que viene.
Al salir de Blanket Bay, a las once de la noche, estaba nevando pero los nativos del lugar nos dijeron que sería muy raro que la nieve cuajara. Esta mañana tenemos un palmo de nieve. Menudos futurólogos.
Todo el mundo está poniendo los esquís a punto para la nueva temporada, que parece que se adelanta.
En otro orden de cosas, hace unas semanas nos llamaron pidiendo “voluntarios” para ayudar a vendimiar en unos viñedos muy pequeños a las afueras de Queenstown. Yo no pude ir pero Marina aceptó encantada y se fue a echar un cable a las bodegas Valli en el valle Gibbston.
La variedad de uva que cultivan es la Pinot Noir, que necesita unas condiciones muy particulares para crecer y por la que los vinos neozelandeses son mundialmente reconocidos. La producción de Valli es tan escasa y exclusiva que sus vinos no se encuentran en las tiendas o supermercados, los venden directamente a hoteles y restaurantes.
Al ser una empresa tan pequeña, en lugar de contratar a gente para hacer la vendimia lo que hacen es llamar a los hoteles y restaurantes donde venden sus vinos a ver si los camareros y cocineros les ayudan a recoger uvas. Ellos, a cambio, ofrecen desayuno, comida y una visita a las bodegas guiados por el dueño del tinglado. Y vino. Marina volvió a casa con una botella de Pinot Noir que en Blanket Bay vendemos por unos 160 euros. Casi nada.
Hace un par de semanas fue el festival de otoño en Arrowtown, pueblecito pintoresco cercano a Queenstown que nació a raíz de la fiebre del oro años ha. Fuimos al festival con Joan y Èlia, que ya están más asentados en Queenstown. Tanto que hace poco fuimos a su casa a cenar cordero. Rico, rico.
La verdad es que el festival no fue muy interesante, pero estuvo muy bien ver los diferentes colores de los árboles en otoño… y a Marina buscando oro. Con un poco de ayuda del “señor del oro” acabó encontrando un poquito, que devolvió a la bañera para que el resto de niños pudiesen encontrarlo.
Y ya para acabar esta actualización, cortita, os dejamos un par de fotos. La primera es de nuestro nuevo cortacésped: se llama Luna y lleva unos días escapándose de su cercado para venir a comer nuestra hierba. Afortunadamente no sube escaleras.
La segunda foto es de Snowy, la oveja e los niños del vecino, aunque por el tiempo que se está en nuestro jardín podemos decir que la tenemos adoptada.
Volcanes inquietosEn los días de los Dioses muchos volcanes y montañas vivían felices en Taupo, en el centro del Pez de Maui (recordemos, la Isla Norte de Nueva Zelanda). Pero la convivencia desgasta y empezaron a surgir roces entre ellas. Algunas de las montañas y volcanes viajaron al norte, otras al sur, siempre durante la noche, hasta que el amanecer las hacía detenerse. Tongariro, Ruapehu y Ngauruhoe fueron los únicos volcanes que se quedaron en Taupo (son actualmente los tres únicos volcanes activos de la zona). Sus hijos son el granizo, la lluvia, la nieve y el aguanieve.Antes de la gran desbandada de montañas Tongariro tomó por esposa a Pihanga, una pequeña montaña situada cerca de la zona de Taupo. Pihanga amaba a Tongariro, lo que no evitó que Taranaki (activo actualmente también) intentase conquistarla. Tongariro, al enterarse, explotó de ira lo que hizo huir a Taranaki hacia el oeste.Taranaki se fue con tanta prisa y con tan poco cuidado que dejó tras de sí un tremendo corte en la Tierra, lo que es hoy en día el río Whanganui (el río navegable más largo del país). La luz del día lo detuvo justo al llegar al final de la tierra, donde se encuentra hoy en día. A veces Taranaki amanece cubierto de niebla, porque recuerda a Pihanga, a lo que Tongariro responde hirviendo de ira hasta que una nube negra cubre su cima. Y así permanecen hoy en día, hasta que otra noche mágica les permita volver a moverse. Enrique & MarinaEnglish versionAND SUDDENLY, WINTER FELL
And then, winter started in Glenorchy. It’s been warning us for a while actually, with morning frosts and cold but yesterday night autumn definitively left to have a rest until next year.
At the time when Enrique was leaving Blanket bay, around eleven at night, it was snowing lightly and the locals we saying that the snow won’t stay on the ground, that it would melt. This morning we had about 20 centimeters of snow on our doorstep. Not very good futurologists, these locals.
Anyway, now everyone is getting their ski gear ready to start the season as it may start earlier.
Changing the topic, a few weeks ago we got called to volunteer picking grapes in a little vineyard near Queenstown. Enrique couldn’t make it (because he was working that day) but I could and went to the Valli vineyard in the Gibbston Valley region.
The grapes we went to pick that day were Pinot Noir, which need very particular conditions to grow strong and healthy and make the New Zealand wine well-known all over the planet. Valli is a tiny vineyard and their wine is very exclusive, thus their products are not sold in liquor shops or supermarkets but only in hotels and restaurants.
The Company is so little that instead of hiring lots of hands to pick the fruit, they invite friends and colleagues from the industry to help doing the harvest for a few hours. In exchange they organize some lunch, smoko and a guided show-around the factory. And wine. I came back with a bottle of pinot noir that we sell for over 160$ in the lodge plus a lovely Riesling. Not bad at all.
Some other day not long ago, there was the Arrowtown autumn festival. Arrowtown is a picturesque little town born during the New Zealand gold rush which counted with lots of Chinese settlers among others. We went to have a look with Joan and Èlia to see what was going on. Now they’re pretty well established in their new home in Queenstown. So well that we decided to have a roast diner at their place, just to be nosy and check their place out really. Yum yum!
The festival was just ok, but Arrowtown is well known because of the beautiful colors of its trees and surroundings during autumn. So that was an interesting chance for Enrique and Joan to take lots of pictures… and also for me to look for gold. I had a bit of help with the “gold panning guy” but at the end, we found a tiny gold pepita. Which I putted back in the gravel bath so other kids could play after me, too.
To end this (short) post we leave you a couple of pictures. In the first one there’s our new organic lone mower: her name is Luna and she likes to run away from her paddock to come to our lone and keep our grass low. Thank you. We’re lucky that she doesn’t climb stairs.
In the second one we have Snowy, the neighbor kids’ pet sheep. Although judging with the time it spends in our garden and the attention we pay to it, we should better say it’s our adopted pet sheep.
Restless volcanoesDuring the God’s era, most mountains and volcanoes used to live in Taupo, in the centre of Maui’s fish (a reminder: that was the North Island of New Zealand). But, as you know well, living with someone can wear you out and make you feel bitter. Thus, some mountains decided to move north, others south, always at night until the sunrise made them stop. Tongariro, Ruapehu and Ngauruhoe were the only three staying in Taupo (also, they’re the only three currently active volcanoes of the area). Rain, snow, hail and sleet are their sons and daughters. Just before all this mountains split up, Tongariro married Pihanga, a little hill near Taupo. Despite Pihanga loving Tongariro, Taranaki tried to seduce her. When her husband found out, exploded in anger and consequently, Taranaki ran away to the west. Taranaki left so suddenly and carelessly that left a huge mark behind his steps on the Earth. That gap is now the Whanganui River and is the longest sailable river of the country. The sunlight stopped Taranaki’s way just at the end of the land, where he still sits. Sometimes, he wakes up covered with fog, that’s when he thinks about Pihanga. Then Tongariro boils up full of anger until a black cloud cover his summit.That’s the way they’ve been up to this moment and they’ll be until another magic night allows them to move again. Enrique & Marina