www.efeverde.com
14 de febrero, San Valentín, el amor... qué bonito, ¿verdad? Vaya por delante que no tengo nada en contra del amor. Pese a lo que pudieras entender o imaginar en adelante, sinceramente opino que es un pilar fundamental para cualquier ser humano o ser a secas, como los orangutanes de la fotografía, y más aún con esta crisis económica y pseudoexistencial —en negrita y cursiva por si he acuñado el término sobre la marcha— con la que nos ha tocado convivir. ¿Cómo? ¿Que si me considero un individuo romántico? Esa es otra historia y de todas formas dar respuesta a semejante pregunta competería a otras personas... Valoro el amor y punto. De hecho, fíjate hasta qué punto lo valoro, que personalmente encuentro el 14 de febrero, San Valentín, el día menos acertado para mostrarlo y demostrarlo. No te lo esperabas, ¿eh? Calma, me explico ahí abajo.Me recuerda, por poner un ejemplo, al asunto del asteroide 2012DA14 que pasará hoy mismo, viernes 15 de febrero, a unos 27.860 kilómetros de la Tierra. Aunque no tiene por qué suceder nada —y con "suceder nada" me refiero a que sus 130.000 toneladas nos manden al limbo democráticamente, es decir, a todos por igual, pero primero a los pobres—, jamás antes un "objeto cósmico peligroso" se aproximó tanto a nuestro planeta. No hay discusión que valga y del mismo modo que la ciencia ha demostrado esto, estoy convencido de que, en su momento, hizo lo propio con la existencia de esos especímenes capaces de decir aquello de «te quiero» por San Valentín, pero prácticamente ni «mu» durante los restantes 364-365 días del año.
¿Te suena?, ¿tú también sabías de su existencia? Apuesto por ello y ahora esto que quede entre nosotros... a mí no me haría ninguna gracia que alguien me dijera «te quiero» en San Valentín, por muy sincero y sentido que saliera o saliese desde lo más profundo de su ser, si antes y/o después pasaran días y meses sin escuchar siquiera algo parecido. Humildemente opino que, en primer lugar, uno ha de ser consecuente consigo mismo. Y si eres menos romántico que un bocata de calamares o lo tuyo es sangre fría con algún tipo de anticongelante para resistir las embestidas del invierno —exacto, recientemente escribí lo mismo en otro post—, el 14 de febrero tiene que estar tachado en tu calendario. ¿No sería más lógico acordarte de esa persona que te valora, te quiere y te lo demuestra cualquier otro día y no sólo el 14 de febrero? ¿Sería lo otro una provocación?
Parece muy obvio, sí, pero lamentablemente no lo es. «A las relaciones hay que ponerles imaginación y trabajo diario», exclamó la voz en off de turno para rematar el típico reportaje por San Valentín de informativo en televisión, en este caso en La 1 de tve. Y es que presisamente por ello dijo lo que dijo, porque por increíble que a ti también te resulte, incluso los jóvenes necesitan cada vez más esas llamadas «terapias de pareja». ¿Cómo te quedas? Escuché la información en el mismo reportaje y desde entonces, sinceramente, aún trato de asimilarlo. Para mí es la prueba de que definitvamente estamos perdiendo el norte, dejándonos llevar mientras el mundo se va al garete sin remedio ni asteroide que lo reviente.
Y decirte alguna estupidez, por ejemplo, te quiero. ¿Te quiero? ¡Venga ya!, ¿bromeas? No recuerdo si me gustó la novela de Martín Casariego porque ha llovido mucho —o muy poco, según se mire— desde que la leí, pero nunca me gustó su título porque jamás podría estar de acuerdo con una oración como esa. Para mí la auténtica gilipollez, perdón, la auténtica #@*&$ sería decir «te quiero a mi manera» o «en el fondo te quiero». Cuando llevas cierto tiempo junto a otra persona y de verdad sientes algo por ella, no hay medias tintas que valgan. Quieres o no quieres, y si quieres no sólo lo dices, sino que lo demuestras a menudo porque te sale de dentro. No me creo que una persona después de un año, por poner otro ejemplo, no sea capaz de actuar de esa manera con la excusa de ser «tímida», «introvertida», «reservada», «especial» o «así» sin más.
Un mensaje no subliminal
Y por este motivo no me gusta San Valentín y llevo unos cuantos años sin celebrarlo a pesar de haber tenido ocasión de hacerlo. Tú llámalo «resignación», «Expediente X» o «X» a secas, pero no comulgo con esa forma de ver la vida y tratar de compensar en un día lo que no te da la gana hacer el resto del año por los motivos o excusas que se te puedan ocurrir. ¿Romanticismo o sentido común? Piensa lo que quieras, pero en mi opinión una reflexión como la que estoy intentando traducir en forma de parrafada es simplemente sentido común... ya que la clave podría estar en simplificar las cosas en lugar de hacerlas más difíciles y acabar pagando por una terapia.Tiempo atrás, tampoco recuerdo si fue hace mucho o poco, una persona muy importante para mí dio con esa clave y me habló de «expectativas». ¿No te parece que tal vez tenga razón y el problema sean las expectativas que uno mismo pueda crearse a propósito del otro? «When you get what you want but not what you need» cantaba ese adalid del Rock alternativo llamado Chris Martin en 2005 —por favor, ahórrate la rima hoy más que nunca—, o en otras palabras, «cuando consigues lo que quieres, pero no lo que necesitas». El amor es tan bonito como la Luna, mi luna, la luna de Yasmina y la de tantas otras personas, quizás la tuya también... y a la vez tan peligroso cuando es lo que quieres, pero no lo que necesitas. Aun con oxígeno, no tardaríamos nada en morir a -153°C, tampoco a 107°C, los extremos de la temperatura que en la Luna podría darse según la mismísima NASA.
Lo ideal sería el término medio, por supuesto, y exactamente igual sucedería con el amor y las expectativas de una pareja. ¿Sería posible crear unas expectativas que se correspondan con lo que quieres o con quien quieres, pero no con lo que necesitas o con quien necesitas? ¿Entonces el problema sería San Valentín o no? Al igual que te respondí unos cuantos párrafos más arriba, dar con estas respuestas no es asunto mío... sino tuyo, porque ahora te toca a ti darle un par de vueltas al post y sacar tus propias conclusiones escuchando el Fix You de Coldplay, si es que necesitas otra excusa...