Precio: 2,99€
Sobre el autor: Francisco Tessainer
"Da lo mismo (...); nuestras naturalezas ya se han reconocido. En este momento las vibraciones de tu cuerpo y las del mío están mezcladas y ha comenzado el traspaso, pero antes de separarnos, escúchame con atención. Estoy en este mundo desde hace demasiado tiempo. Ten la seguridad de que tu vida también será muy larga y confío en ti que comprendas cuanto antes que nuestro viaje solo tiene sentido si te detienes para ayudar a los demás."
"Desamparo, aquiescencia, liberación, estupor, sueño, desgarro. Aquellos cuatro ojos que se veían se convirtieron en dos y después en uno, porque lo que tenían que decirse ocupó el espacio sin tiempo de esa mirada que conoce todo lo tuyo".
El planteamiento inicial de un gitano que ejerce de policía me parece ya de por sí lo suficientemente sugerente como para dedicarle la atención a esta segunda novela de Francisco Tessainer.
Temía que por ese contraste el texto abundase en humor barato tipo película españolada, pero afortunadamente las situaciones cómicas son sabiamente dosificadas y sin insultar a la inteligencia del lector.
Antes bien al contrario: el argumento pasa más pronto que tarde a un terreno serio en el que poco o nada caben las chanzas.
Ya hemos podido ser avisados de que este relato es multi-género al leer la descripción.
Drama, fantasía, misterio y novela policiaca se entremezclan al mismo nivel hasta que se impone poderosamente la intriga como eje troncal y que no abandonará su predominancia hasta la conclusión de la trama. Quizá el verbo concluir nos queda un poco grande para definir el final que leeremos, porque lo cierto es que es un final muy abierto.
Yo tiendo a preferir los finales redondos pero, cuando eso no ocurre, intento ser capaz de agradecer y disfrutar la sensación de originalidad e imprevisibilidad que se gana a cambio. A veces sin éxito.
Es como la variedad de géneros que citaba antes... Alguien podría señalar (no sin parte de razón) que en el fondo no se profundiza en nada, y que es un " quien mucho abarca, poco aprieta", pero en estos casos yo procuro quedarme con la diversidad y la amenidad que se nos brinda. Casi siempre con éxito.
También hay una colección de temas tratados muy distintos entre sí respirando todos un mismo aire de unas páginas en las que lo único que me rechina un poco es la mistificación de lo calé.
No puedo evitar acordarme de " Hijo de la luna" de Mecano. Que aquello no terminaba de pegar, por más que su forma fuera bella.
Y es que la belleza con la que el autor escurre las palabras es notable. La elección de frases al describir los hechos y los pensamientos está muy cuidada. Es muy bonito de paladear, sin dejar de ser fácil de comprender. Me ha resultado muy disfrutable ya sólo por el hecho de leerlo.
"Había jornadas en que el tiempo se estiraba hasta que los momentos se desvanecían en el espacio de la nada, como si las horas hubieran perdido su peso, como si los días hubieran olvidado su nombre. Y en ellas experimentó innumerables variantes del aburrimiento, del desaliento, de la desgana y casi todos los sabores de la decepción, del agradecimiento y de la soledad.También hubo instantes íntimos en los que sintió una rabia tan intensa por la injusticia que le había tocado en suerte, que se le saltaban las lágrimas. Aunque a decir verdad, su reserva vital de emociones estaba casi virgen, así que cualquier menudencia le provocaba un llanto fácil, difícil de disimular. De hecho, era muy corriente verle llorar con un libro entre las manos con el mismo desamparo que a un bebé o sonarse la nariz ruidosamente por la emoción que le producía una película movidita.Cuando su estado de salud se lo permitía, recuperaba el deseo de ver gente y entonces abría de par en par la puerta de su habitación y dejaba que la vida se colara. Aunque lo que más le gustaba era escaparse a la terraza (...), escuchar el gorgoteo del agua con los ojos cerrados, viajar al país de "todo puede ser" y soñar que era un río."
Para las páginas que tiene, contribuyen construyendo de forma acertada las tramas paralelas un número bastante alto de personajes.
Una gama amplia de secundarios de lo más dispar acompaña o complementa a la pareja policial formada por el gallego veterano Sindo y Roque Heredia, el indiscutible protagonista.
Uno empatiza bastante con él, pero creo que no está bien definido del todo. O a su definición se le atribuyen aspectos un tanto contradictorios que no terminan de cuadrar en un mismo personaje.
Por ejemplo, su pasión por la guitarra flamenca me ha parecido un tanto de pegote. Incluso un cliché.
En definitiva, estamos ante una obra que posee varias (muchas) virtudes importantes, pero que también tiene algunos (pocos)defectos igual de importantes que empañan un poquito el resultado final.