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Y el ámbito penitenciario resucitó...

Publicado el 29 noviembre 2011 por Montserrat Montserrat Sánchez @SERAXX
El pasado 24 de noviembre, en el Centro Penitenciario de Quatre Camins (Barcelona), se vivió una manifestación de los/as trabajadores/as en contra de los recortes que, una vez más, quiere el Gobierno catalán que suframos. Fue un acto pacífico, sin incidentes ni enfrentamientos con los Mossos d'Esquadra pero causó un fuerte impacto en el colectivo. Tan fácil como cortar el acceso al centro con coches para que se produjera un efecto dominó en la autopista AP7, comarcales C-33, C-60 y polígonos industriales cercanos. En pocos minutos el colapso era generalizado ante el asombro de los propios trabajadores que, sin conocimiento de lo que pasaba, se dirigían a iniciar su jornada laboral.

Y el ámbito penitenciario resucitó...

"Presons en lluita"/"Prisiones en lucha"

El hecho es remarcable por la repercusión mediática que causó (Cadena SER, rotativos como La Vanguardia, El País, El Periódico, La Nación... televisiones como TV3, 324, La Sexta, Antena 3...). Pero mucho más por el efecto emocional que causó en los propios trabajadores; hasta el momento vivíamos en un estado de shock, como muy bien define Josep Maria Solé en el post http://bit.ly/u3OtMN y estábamos inmersos en la conformidad y en el desasosiego apático de quien piensa que nada se puede hacer.
Con la movilización del jueves, el colectivo ha resucitado, se siente vivo, es consciente del poder de la unión y la necesidad de defender nuestros derechos. No se trata sólo de dinero sino de condiciones laborales, de trato degradante por parte de la Administración, de una total falta de consideración por nuestra labor que, en última instancia, afecta a nuestros usuarios. Es evidente que a los dirigentes de este país esto último no les importa pero a nosotros sí: ¡queremos y debemos hacer un trabajo de calidad!
Si una cosa debemos tener clara es que nadie hará nada por nosotros sinó que debe ser uno mismo quien luche por sus ideales, por sus creencias, por su dignidad. El tiempo de la lamentación, del conformismo, de la pena contenida y la queja por la queja finalizó. Ahora queda coger las riendas de nuestro presente para asegurarnos un óptimo futuro.

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