Revista Opinión

Y en Madrid se repartieron hostias

Publicado el 20 agosto 2011 por Rgalmazan @RGAlmazan

Supongo que de las que dicen consagradas, también. Yo me refiero a las otras, a los palos. Hubo de todos los colores, en los últimos tres días. Y ¡oh, casualidad! ¡oh, milagro! todas fueron para los manifestantes laicos y algún periodista, y ninguna para los peregrinos. Madrid es suya. No hay nada que decir. Son los que son, más todas las fuerzas de seguridad a su favor. ¡Han pasado!

Mientras, el líder de la secta hoy se paseará por El Retiro, ese parque sembrado de confesionarios y de sotanas, que apenas dejan ver los árboles. Ese parque prostituido por la carpintería, las mochilas y el “egoteabsolvo”. Será un paseo lleno de paz y de 10.000 policías guardando la espalda a Benito, el “líder espiritual de Occidente”.

Ayer y anteayer la policía volvió a recordar la intervención de aquellos grises fascistas de triste memoria. Tremenda represión que nos vuelve a antaño, que nos retrotrae al NODO, mientras que los miembros de este gobierno “socialista” defienden a la policía, Pepiño, Jaúregui, todos a una, dicen que la policía actuó bien.

España ha vuelta a estar en blanco y negro. Decían que en tiempos de Franco, los grises se drogaban para poder actuar de forma salvaje. ¡Qué decir de estos, ahora! Hemos retrocedido cincuenta años. Madrid ha vuelto a los sagrarios, los grises, las sotanas y la social. Una vergüenza que no se investigará.

Y hoy no hay excusas para que no se investigue las actuaciones policiales, hay pruebas. Pero, lo que tampoco hay es vergüenza de un gobierno que mantiene en su puesto a Dolores Carrión. No me extrañaría que si se diera el “milagro Rubalcaba”, la nombraran ministra de Interior, para pagar sus desvelos por los peregrinos”.

Aquí hay algunas de las pruebas:

Aunque en inglés, es bastante descriptivo para ver la agresividad de la policía

En este vídeo vemos con la amabilidad que la policía trata a una adolescente y a un periodista

En este último ejemplo se puede observar como actúa la policía ante una periodista que reclama sus mínimos derechos.

Hay más vídeos, más pruebas. Pero da igual. Hoy el fin –la feliz estadía del nacionalcatolicismo— justifica las hostias, aunque sean sin consagrar.

Salud y República


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