Revista Cómics

Y entonces volaron

Publicado el 23 mayo 2020 por Airin
Y entonces volaronY entonces volaron es el último libro que he leído y me hace especial ilusión hacer su reseña. Escrito por mi querido y admirado Juan Laborda (Madrid, 1978) y publicado (mejor imposible) por la Editorial Huso, es una delicia para los sentidos del lector. La lectura del libro es como si te  transportara a un melancólico y misterioso atardecer de un verano X.
Antes de hablar del libro, mencionar que Laborda es un hombre de lo más polifacético. Doctor en Historia Moderna, crítico literario y profesor, escritor, colaborador en diversos medios de comunicación en radio y prensa y por si esto fuera poco, mantiene un blog llamado Kermés Literaria de lo más interesting donde habla de cine, literatura, reflexiones y lo que se te ocurra.
También es fotógrafo aficionado de los skylands madrileños, los cuales puedes contemplar en su cuenta de instagram @jlaborda

Y entonces volaron es una recopilación de 55 vivencias y recuerdos, sin orden cronológico y en clave autobiográfica, que nos transportará a variopintas situaciones. El estilo de Laborda es onírico, intimista, delicado y poético. Sabe escoger las palabras. Conoce el mundo de las ensoñaciones y hace partícipe al lector, siempre con su inconfundible estilo, de experiancias como pueden ser, los primeros amores, cómo se vive la muerte en la adolescencia, recuerdos de los veranos de la infancia, historias familiares con tintes históricos o proyectos cinematográficos de lo más entrañable. Es un estilo mágico que atrapa al lector y crea una inevitable empatía con el autor. Para mí, aunque no nos conocemos en persona, es como si ya lo conociera. Un colega que ha querido compartir fragmentos de sus recuerdos conmigo.
Dentro de la narración, nos encontramos con multitud de reseñas de libros y cine, que ayudan a contextualizar, aún más si cabe, las líneas que estamos leyendo. Otro rasgo particular de Laborda es el exquisito y rocambolesco uso de las metáforas. En el libro nos encontramos con muchas metáforas, como por ejemplo: "El reverso de una pantalla de cine es como el inframundo acuoso de la mitología maya". Cuando lo leí me dije OH MY GOD, me encanta. Me encanta que en una misma frase estén las palabras cine, acuoso, inframundo y mitología maya. Me parece loquísimo y genial.
Lo que más me ha gustado del libro son tres cosas:
1. Sus experiencias  con las mujeres. Leer a un joven Laborda enamorado, enamora.
2. La parte en la que el autor describe qué es para él la literatura, haciendo alusión a multitud de reseñas cinematográficas. Alguna vez te has preguntado, lector que estás leyendo estas líneas, ¿qué es para tí la litertura? Yo no, la verdad. Debo reconocer que no es una pregunta de respuesta fácil. De hecho, yo todavía me encuentro hilando la mía.
3. El proyecto compartido, de llevar buen cine a las áreas rurales. Me parece algo súper entrañable, y que como bien dice el autor, la recompensa no está sólo en la visualización de la peli, sino en ser receptores de otras muchas historias que quieren salir a la luz: "El cine trae vida".
Resumiendo, creo que Juan Laborda es un escritor que el mundo debe conocer y leer. Su libro Y entonces volaron está disponible en las principales plataformas online y en la web de Huso Editorial.

"Llegamos a la adolescencia en pañales intuitivos. Vivimos de espaldas a lo que pueden significar las cosas, por eso el simbolismo y la metáfora están tan mal vistos en nuestra sociedad- se aprecian académica y literariamente, pero cuando nos afectan…-, y por eso elegimos la caja tonta, la plataforma online de series, la barra del bar o el más perfeccionado y diabólico de los mecanismos de distracción: el móvil. Así sentimos que las miserias no nos comen. En lugar de pararnos a pensar, llegamos a un aturdimiento existencial muy cercano al nihilismo líquido, involuntario. La abrumadora oferta de ocio paraliza el pensamiento, nubla los sentidos y, en definitiva, obnubila (maravillosa palabra de otras generaciones que, como muestra flagrante de esa nebulosa que representa, de ese atontamiento generalizado surgido frente al sujeto que marca el prefijo “ob”, ha caído en desuso)"

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