Revista Decoración

¡Y es una orden!

Por Retroyconencanto @retroyconencant
Es increíble a la velocidad de vértigo que se vacían nuestras neveras; hacemos la compra semanal y tan sólo se ven llenas el primer día, qué decimos, ¡la primera hora! Es increíble a la velocidad de vértigo que se llenan los cestos de la ropa sucia en nuestras casas, qué decimos, ¡nunca se vacían! Lo de éstos contenedores es casi un fenómeno paranormal, cuando crees que has conseguido ver el fondo del recipiente, resulta que es una ilusión óptica pues, en un despiste de segundos, las prendas se han reproducido como por encanto y la bolsa vuelve a estar preñada de casi nueve meses. ¿No os pasa lo mismo, por favor? De ahí que, de vez en cuando, convoquemos reuniones familiares generales de urgencia, a fin de instruir a los miembros del clan sobre el uso y abuso de la ropa de calle. A saber: se hace buen uso cuando te pones una y otra capa, hasta cuatro contamos a veces en los más frioleros, para combatir los rigores del invierno. Se abusa, cuando te quitas las cuatro ¡y las echas directamente a lavar!  Y las normas a seguir: la última prenda, aquella que está pegada al cuerpo, puede depositarse directamente en el bombo. Las siguientes y, sobre todo la primera, tienen que pasar dos inspecciones previa; la ocular, en busca de manchas, y la olfativa, en busca de olores... Si ambas son negativas, la prenda vuelve al armario convenientemente doblada o colgada, según el caso. ¡Y es una orden!  
¡Y es una orden!
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En fin, ya nos podemos poner todo lo mandonas que queramos, que la batalla sólo la ganamos por unos días... Pero nos consolamos con nuestros recipientes pues, aunque el contenido esté sucio y arrugado, el contenedor puede ser tan coqueto y decorativo como éstos.

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