El término «democracia» proviene del griego antiguo (δημοκρατία) y fue acuñado en Atenas en el siglo V a. C. a partir de los vocablos δῆμος (dḗmos, que puede traducirse como «pueblo») y κράτος (krátos, que puede traducirse como «poder», o «gobierno») es decir el poder del pueblo. Es curioso que más de 2500 años después hayan sido los propios griegos los que han reivindicado y reclamado aquello que un día le regalaron a la humanidad.
El pueblo griego grito un sonoro OXI al mundo. Un OXI (que significa “no” en castellano, por si alguno de vosotros ha estado la última semana encerrado en una cueva) valiente y decidido que muy probablemente cambiará la historia de nuestro continente.
El gobierno de la “gran” Unió Europea lleva desde comienzos de la crisis obligando a los países miembros a apretarse el cinturón. Una crisis de deuda provocada por gobiernos corruptos y banqueros avariciosos que desde su inicio solo ha tenido un objetivo, rescatar a los ricachones y hundir a los obreros.
Esta crisis nos ha enseñado que la utópica Europa en la que todos trabajábamos por el bienestar común, donde todos éramos iguales, en la que dejábamos de ser españoles, alemanes o griegos para ser europeos es una farsa. Una miserable y vulgar mentira. Los tiempos de crisis han mostrado que no somos todos iguales, están los europeos de primera (al norte) y los europeos de segunda (al sur). Países como Alemania, Francia o Inglaterra creen que como vienen a veranear a España, Italia o Grecia y todo es fiesta y vino, nuestra vida es una continua fiesta. Para ellos somos vagos, borrachos y poco productivos. Es por eso que gran parte de estos gobiernos se ha afanado por mostrar que la culpa de todo es de los vagos países del sur.
Pero la realidad es otra. Por poner un ejemplo, Grecia ha sido uno de esos países de vagos según Alemania, un país con un gasto militar enorme para lo pequeño que es y con una estructura económica bastante deplorable ¿verdad? Lo que no cuentan es que gran parte del mal de Grecia es culpa de banqueros alemanes y franceses que compraron deuda griega a unos intereses abultados imposibles de pagar. Tampoco cuentan que el descomunal gasto militar de Grecia proviene de que una empresa armamentística alemana sobornó a un antiguo ministro de defensa griego obligándole a comprar unas armas que no necesitaba. Y pasó lo que tenía que pasar, Grecia se arruinó.
Una de las soluciones a la primera crisis griega habría sido declarar una quiebra de esta manera los acreedores de Grecia (banca alemana y francesa) no cobraban y aunque con dificultades Grecia podría seguir con su camino. Pero esto no podía ser, ¿cómo iban a perder dinero los serios y honrados banqueros alemanes por culpa de los vagos griegos? La solución era sencilla, la comisión europea con Merkel a la cabeza obligo a Grecia a aceptar un rescate para pagar a sus acreedores. De esta manera los bancos alemanes no perdían pasta, pero Grecia pasaba de tener la deuda con los bancos alemanes a tenerla con los países europeos por lo que su problema no se resolvía. Hay que decir que este generosísimo rescate se realizó a cambio de recortes brutales que recayeron sobre los griegos, los cuales a día de hoy apenas han recibido un 10% de todos los rescates que han recibido.
Hace una semana un gobierno con pelotas se atrevió a plantarle cara a ese régimen que ha invadido Grecia de una manera sutil, sin tanques ni tiros. Hace una semana un gobierno se atrevió a rescatar a la democracia y preguntarle a los griegos qué querían hacer con su futuro. Y la democracia y el pueblo griego ganaron.
Ahora queda esperar y ver si los griegos han ganado solo una batalla o también van a ganar la guerra. Una guerra en la que por primeva vez en años no van a estar solos. ¡Una guerra en la lucharemos todos! Por nuestro futuro y por nuestra dignidad.
Por F. Cicuendez