No sé si es porque me siento aislado del mundo de la política y los medios de comunicación o es porque, en realidad, no hay campaña electoral de cara al 20N, pero las verdad es que esta cita con las urnas no levanta ninguna pasión, ni despierta ningún interés. Los candidatos hacen esfuerzos por captar nuestra atención y lo que consiguen es hacer el ridículo. Buscan titulares altisonantes para hacerse un hueco en los informativos de la televisión y las portadas de los periódicos y lo único que logran es aburrir al personal, que mira hacia otro lado, cada día con más indiferencia y frustración. Patxi López, por ejemplo, dijo ayer que votar PNV significa votar PP en Madrid. O un de dos: o nos toma por idiotas o cree que no tenemos memoria para recordar que él es lehendakari gracias a un pacto de legislatura con Antonio Basagoiti. Es evidente que ha aprendido el arte de la manipulación del maestro Rubalcaba, que después de gobernar durante ochos años para la banca y el capital, ahora pretende disfrazarse de “rojo” con tan poca convicción como dignidad y coherencia. Rajoy, por su parte, calla porque sabe que si dijera lo que piensa nadie le daría el voto y Durán intenta tapar el descontento en Catalunya por los recortes sociales insultando a los andaluces. Cada vez que abren la boca hay una razón más para votar Izquierda Unida y sumarse a la marea de los indignados.