¿Y las ayudas para los medios de comunicación?

Los últimos meses han sido muy duros para toda la sociedad. Despidos, rescisiones de contrato y EREs han entrado en el imaginario colectivo como las palabras más usadas por los españoles. El gobierno ha puesto en marcha un plan E para ayudar al sector de la construcción, ha ayudado a bancos y aseguradoras, además de apoyar al sector del automóvil que cuenta con importantes factorías en todo el Estado. Pero, ¿y el tejido terciario? ¿Qué pasa con los abogados del turno de oficio que no cobran y los hay por millares? o, ¿qué sucede con los cientos de periodistas que se van a la calle por la falta de ayudas y por la mala gestión de sus directivos? Estoy seguro que entre estos dos colectivos llenan la fabrica de la Ford de Almussafes, la Seat de Barcelona o la Opel de Figueruelas.Con esta reflexión no quiero negar la ayuda a ninguno de estos sectores. Todos somos igual de importantes en la sociedad y mi opinión es, que igual de importante es el número de periodistas que están perdiendo su trabajo que el de empleados de la automoción, aunque en el caso de los plumillas, estos esten más diseminados. Desde aquí pido que el gobierno se moje, y lo haga de verdad con los medios de comunicación, ofreciendo soluciones a los cientos de familias que ya malviven con un sueldo indigno y que tienen que aguantar presiones para no ser despedidos por la ola de la crisis y de la mala gestión empresarial. Alguno se asustaría viendo lo que cobra un periodista que tras cinco años de carrera no llega tan siquiera a la cifra de los 1.000 euros, ni tiene un convenio colectivo (como es el caso de los profesionales de la radio) y no puede protestar, porque de las facultades salen periodistas a cascoporro y a los propietarios de los medios no les tiembla el pulso para que un becario haga el trabajo de un profesional, pese a la merma de la calidad. No quiero dejarme a los reporteros gráficos, fotógrafos, cámaras, técnicos de sonido, que viven en situaciones precarias, pese a su trabajo fundamental para transmitir imágenes, sonidos y sensaciones.Por esto, gobierno y sindicatos deben actuar ya. Ofreciendo un salvavidas a los medios de comunicación tradicionales para que puedan afrontar el cambio tecnológico. Lo del maquillaje de la fusión televisiva es tan sólo un espejismo dentro del desierto comunicativo. Tan importantes somos unos como los otros. En juego está la independencia de los medios y de los periodistas. Si siguen muriendo con ellos se marchará la libertad de expresión.Por último, no me quiero olvidar de otro sector que está ahora mismo en pie de guerra y que no tiene, de momento solución, la justicia. Una reforma que ayude a los letrados es urgente. Si la libertad de expresión es vital, también lo es la capacidad de ser defendido en un proceso. En tercer lugar, la tan necesaria reforma educativa, que debe ayudar a conciliar la vida laboral con la vida familiar.