Revista Cine
Director: Fernando Lavanderos
Se viene el SANFIC 2017 y se abrió la convocatoria para acreditaciones de prensa, y yo (me) pregunto: ¿debería intentarlo y postular por un pase de prensa, señalando como "prensa" a mi querido blog? Los beneficios serían: poder ver todas las putas películas que humanamente pueda ver; y poder asistir a otras actividades como conversatorios, conferencias de prensa y similares. Todo gratis, claro. Quizás haga el ridículo y los que deciden quién recibe la acreditación y quién no se rían de mí, pero quién sabe... ¿Debería...? En fin, "Y las vacas vuelan" es la opera prima de Fernando Lavanderos, penúltimo cabo suelto chileno que vamos a atar estos días.
Primero lo primero: me pregunto qué habrá sido del precioso cachorro que pueden ver arriba de estas letras. A juzgar por la cinta que le rodea el cuello, ¿era el perro de alguien que lo sacó a pasear? ¿Era, simplemente, un perro callejero? (Lo veo poco probable, por la cinta y porque un cachorro así de pequeño seguramente estaría acompañado de sus hermanos o estaría escondido por ahí, temeroso de lo que lo rodea, y no caminando tan felizmente por una vereda cualquiera). ¿Lo llevaron los de la película para hacer como que la muchacha, María Paz, se encontraba con él azarosamente? ¿Lo adoptaron, lo dieron en adopción, lo dejaron ahí, se devolvió con el dueño que lo sacó a pasear? ¿Debería mandarle un correo a Lavanderos preguntándole todo esto? (Seguramente haría el ridículo: Lavanderos lo leería y pensaría "ja, ja, en las weás que se preocupa este weón", pero quién sabe...). Como sea, ojalá este cachorro haya tenido una buena y feliz vida. Por lo menos fue famoso: ¡apareció en una película!
Sobre "Y las vacas vuelan", la opera prima de Lavanderos es una película sorprendentemente rica en capas, detalles e ideas; una película que, debajo de su apariencia modesta y sumamente sencilla, alberga y transmite interesantes reflexiones sobre la identidad personal, la identidad social y cultural, las relaciones interpersonales y también sobre cuestiones cinematográficas, sobre la moral del arte y su relación con las personas, con el mundo al que se muestra. La película trata sobre un danés que se encuentra en Chile, específicamente en Santiago, intentando hacer un cortometraje que pretende presentar en su país natal. El danés se mueve por las calles, entre los edificios, por los parques, entre las personas, buscando paisajes y personajes, indagando en las características generales de la sociedad chilena, en sus virtudes y en sus defectos, en cómo los chilenos viven tópicos y temas universales tales como el amor o la felicidad o la autenticidad personal o la realidad misma, aceptando su crudeza o engañándose para ver sólo lo bueno, lo conveniente. En eso encuentra a María Paz, una joven que va a protagonizar su cortometraje, el cual irá mutando a medida que el director vaya conociendo mejor a su actriz (y viceversa).
"Y las vacas vuelan" puede interpretarse, primero, como un agudo pero comprensivo ejercicio de observación (¿antropológica?), y, segundo, como un ejercicio (meta)narrativo en donde la realidad se funde con la ficción, tan artificial como documental. Todo parece conducir a que tanto realidad como ficción, la creación, el arte, son espejos que reflejan infinidad de imágenes y que nosotros podemos ver una y los demás pueden ver otra, que podemos relacionarnos con una y los demás con otras, que una es verdadera para ti mientras que otra lo es para mí, que la mentira de uno es la verdad de otro y así... Lavanderos nos ofrece una película fluida, ágil y amena que destaca ya sea por la naturalidad de sus imágenes; por la coherencia y lo compacto de su discurso, tan concreto como abierto; por su honesto desenfado y su desenfadada honestidad; o por la certera y convincente "construcción" de personajes y argumento. Un conjunto formidable, en definitiva, del cual no podré abarcar ni elogiar sus numerosas cualidades, aunque lo bueno es que el resto lo pueden descubrir y disfrutar ustedes mismos.
Yo sólo les recomiendo que la vean. ¿Dónde? En este mismísimo enlace. Genial y simplemente deliciosa.