Revista Economía

Y mas tramposos.

Publicado el 08 julio 2018 por Torrens

En un país de tramposos a los más tramposos no se les rectifica sino que se les admira. La vicepresidenta del gobierno Carmen Calvo hablando sobre la inminente reunión entre Sánchez y Torra afirmó sin pestañear que en España el derecho a la autodeterminación no existe porque lo prohíbe la Constitución y todo el mundo, excepto en Catalunya y Euskadi, la aplaudió y confirmó tal falsedad.

Si a los partidos del régimen del 78 y a sus votantes no les da la real gana de reconocer el derecho a la autodeterminación de Catalunya (a Euskadi no hace falta reconocerlo porque les han hecho tantas concesiones que su situación actual ya es de independencia de hecho que además les sale más barata que la independencia formal) lo mejor es que lo digan así de alto y claro, pero que no se escondan, como hizo Rajoy, detrás de leyes de interpretación engañosa, mentiras y falsedades.

Para empezar el derecho a la autodeterminación de los pueblos fue proclamado por las Naciones Unidas en 1966, y ratificado por el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, que entró en vigor el año 1976 y fue ratificado por el Estado Español el 27 de julio de 1977, en el que se dice:​

  1. Todos los pueblos tienen el derecho de libre determinación. En virtud de este derecho establecen libremente su condición política y proveen asimismo a su desarrollo económico, social y cultural.
  2. Para el logro de sus fines, todos los pueblos pueden disponer libremente de sus riquezas y recursos naturales, sin perjuicio de las obligaciones que derivan de la cooperación económica internacional basada en el principio del beneficio recíproco, así como del derecho internacional. En ningún caso podrá privarse a un pueblo de sus propios medios de subsistencia.
  3. Los Estados Partes en el presente Pacto, incluso los que tienen la responsabilidad de administrar territorios no autónomos y territorios en fideicomiso, promoverán el ejercicio del derecho de libre determinación, y respetarán este derecho de conformidad con las disposiciones de la Carta de las Naciones Unidas.

O sea, queda claro que el derecho a la autodeterminación es un derecho internacional proclamado por las Naciones Unidas y ratificado por el Estado español, y por lo tanto sí existe en España y si una mayoría de catalanes quiere efectuar un referéndum para decidirlo tienen todo el derecho a hacerlo.

Pero entonces aparece otro invento-excusa para no decir la verdad de que no les da la gana de autorizar tal referéndum: La secesión es inconstitucional en España.

Aunque el párrafo que viene a continuación lo he copiado del digital eldiario.es, en realidad con pequeñas variaciones y matices lo han repetido todos los medios de comunicación españoles e incluso el propio Tribunal Constitucional:

El Derecho constitucional español no contempla el derecho de secesión de una parte de su territorio. No lo hace nuestro ordenamiento jurídico, ni tampoco el resto de constituciones de los Estados del mundo que podrían servirnos de referencia, salvo el caso de Etiopía y la del Archipiélago de San Cristóbal y las Nieves. Más bien al contrario. Las constituciones de los Estados que como el nuestro disponen de un alto nivel de descentralización política –con independencia de si se hacen llamar Estado federal o Estado autonómico–, lejos de contemplar mecanismos que favorezcan la independencia de sus territorios, contienen instrumentos de coerción para garantizar que los entes federados acomodan su comportamiento al ordenamiento constitucional.

Este es el párrafo perfecto para corroborar que España es el país de los tramposos. Primero afirman categóricamente que el derecho constitucional español no contempla el derecho de secesión, pero curiosamente, ni en este ni en los párrafos mencionados de otros medios y tribunales en el mismo sentido, no aclaran en que artículos se basa esta afirmación, aunque en algunos casos se esgrime como razón fundamental el que la Constitución establece la unidad de España, como si la nuestra fuese la única que lo hace.

Pero, como que esta afirmación se tambalea con la mera comparación con países donde sí se han llevado a cabo referéndums de autodeterminación, inmediatamente aclaran que la constitución de cualquier país que pueda usarse como referencia no solo tampoco tienen la secesión en consideración sino que incluye métodos coercitivos para evitarla, con lo cual de paso se justifica la represión brutal, el 155 y los presos y exilados políticos.

Por cierto, en este caso y siempre que los medios españoles se han referido a la excepción a la regla con países como Etiopía y el Archipiélago de San Cristóbal y las Nieves que si aceptan la eventual secesión de parte de su territorio con un referéndum, se olvidan sistemáticamente de mencionar que este derecho también está reconocido en dos estados de los USA, que son nada menos que California y Texas.

Este discurso conceptual en que se basa la represión sobre Catalunya y la negativa al referéndum sería solo un poco tramposo si no fuese porque en los menos de 70 años que van desde la mitad del siglo XX a lo transcurrido del XXI se han celebrado 26 referéndums de independencia en países con leyes constitucionales o similares tan raras y distintas de las españolas como Francia, Alemania, Rusia, Turquía, Canadá, República Checa, Eslovaquia, Nueva Zelanda y Reino Unido, entre otros.

Este ha sido el gran error del régimen del 78 que, junto con los incentivos proporcionados por el PP, ha provocado un enorme crecimiento del independentismo catalán sin que los nacionalistas hayan tenido que realizar esfuerzo alguno porque el trabajo les ha venido hecho de manera excelente desde Madrid. El actual problema catalán no iniciará su solución hasta que deje de ser cierto que cualquier perjuicio a Catalunya es una inmensa fuente de votos y en Madrid dejen de esconderse detrás de leyes de interpretación más que dudosa, se olviden de inventos y las tan españolas trampas, empiecen a llamar a las cosas por su nombre y se sienten a negociar una solución que no sea únicamente la rendición incondicional. Hace mucho que estoy absolutamente convencido que si en septiembre 2012, cuando Mas visitó a Rajoy en la Moncloa, en vez de darle con la puerta en las narices y llamarle chantajista hubiese convocado un referéndum como hizo Cameron en Reino Unido, habría ganado el no a la independencia de calle, en cambio hoy, gracias al régimen del 78, creo que muy probablemente ganaría el sí.


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